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francisco.resendiz@eluniversal.com.mx
Jorge Castañeda, coordinador de la campaña presidencial de Ricardo Anaya, afirma que se ha concretado “un pacto de impunidad” entre el presidente Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador con miras a una transición del Ejecutivo a favor del tabasqueño a cambio de no ir a la cárcel.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el ex canciller, escritor y político acepta que la contienda contra López Obrador “es cuesta arriba”, pues la desventaja que tienen es superior a la que esperaban para este momento de la contienda; sin embargo, añade, pueden remontar.
Advierte que la falta de avance de Anaya se debe, entre otros motivos, a lo lento que se toman las decisiones al interior de la coalición Por México al Frente (conformada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano), y a que “el ataque faccioso” del gobierno por el caso Manuel Barreiro claramente debilitó al panista.
A Castañeda Gutman no le preocupa el PRI, partido que, asegura, “está en el hueso y hay poco para jalar de ahí”. Enfoca las baterías en los indecisos.
¿Cómo va la campaña?
—Yo creo que [Ricardo] Anaya está, no en la posición ideal que hubiéramos querido, porque la distancia con Andrés Manuel [López Obrador] es mayor a la que hubiéramos querido, pero estamos todavía a una distancia superable y en un cómodo segundo lugar que quiere decir que si se da el famoso voto útil pues se dará necesariamente a favor de Anaya.
¿Qué harán en estas semanas que quedan de la campaña?
—Buscar el voto de los indecisos que sigue siendo un número elevado. ¿Qué tan elevado? Difícil saber. En segundo lugar, sobre los pocos priístas que quedan, que todavía se puedan ir, digamos [que] el PRI está en el hueso, ya no hay mucho que jalar de ahí.
¿Hay tiempo?
—El tiempo que hay vamos a ver si alcanza o no, en efecto, es un periodo breve, pero en muchas otras campañas en un mes han cambiado mucho las cosas. Es un mes, está apretado, pero es posible.
Vimos al principio al candidato Ricardo Anaya fuerte, con posiciones muy duras, parecía que buscaba captar ese voto de la gente inconforme con el sistema, con el gobierno, con los partidos, pero... ¿qué ha faltado?
—No es tanto que haya faltado, sino, en primer lugar y es muy importante mencionarlo, el ataque faccioso, probablemente ilegal y en todo caso inmoral por parte del gobierno y del PRI con este invento de sus negocios [de Anaya] supuestos y nunca comprobados en Querétaro. Lo obligó a defenderse durante más de un mes y eso inevitablemente hace que uno pierda el ritmo, pierda tiempo sin duda, recursos mentales y de todo tipo y ese fue un factor muy importante.
Si el gobierno quería debilitar a Anaya sí lo logró, si lo que quería era fortalecer al Peje, a Andrés Manuel, también lo logró, si lo que quería era fortalecer a [José Antonio] Meade, no lo logró, al contrario, se debilitó, ese fue un factor importante.
Un segundo factor quizá que esperamos se esté superando claramente, es que todo es un poco lento en [la coalición] del Frente.
A semanas de la jornada electoral, López Obrador dice: “Y gané”, y está en un discurso de virtual Presidente electo, ¿no?
—Se acaba de publicar en Estados Unidos un libro escrito por el principal asesor de política exterior del presidente [Barack] Obama, Benjamin Rhodes, pero habla mucho de la elección de 2016. Cuenta que el día de la elección, el 8 de noviembre, durante el día, el presidente Obama estaba absolutamente seguro de que ganaba Hillary Clinton.
Andrés Manuel hace muy bien en actuar como si fuera a ganar, me parece lo más lógico del mundo, ahora, que eso sea cierto, es muy distinto, doy ese ejemplo de Obama.
Lo más grave no es que él pretenda, digamos: subraye la inevitabilidad de su victoria, todos lo hacen, bueno, más complicado es el pacto de impunidad que claramente tiene con el presidente [Enrique] Peña Nieto (...) Ya hay demasiados elementos que sugieren claramente que hay un entendimiento entre Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
¿Por ejemplo?
—El caso de las declaraciones de Yeidckol Polevnsky [presidenta de Morena] a propósito de Raúl Cervantes, ex procurador, ensalzándolo un excelente procurador. ¿Por qué? ¿Porque son amigos nada más? Cervantes más allá de su profesionalismo es el que no hizo nada en Odebrecht o lo dejó hecho y ahorita le da miedo decirlo, el que vigiló, el que, digamos, espió a periodistas y activistas de derechos humanos a través del sistema Pegaso, el que dejó tal cual la procuraduría sin hacer ningún cambio ahí, el que quiso ser primero ministro de la Suprema Corte carnal y luego fiscal carnal, ¿Por qué lo ensalza Yeidckol?
Lo mismo podríamos decir a propósito de Alejandro Gutiérrez, ex secretario general del PRI, preso en Chihuahua por haber desviado 254 millones de pesos y que ella considera un preso político y podríamos seguir así. Hay muchos elementos, quizás el más importante son las declaraciones de Andrés Manuel de que hay que respaldar al presidente Peña Nieto hasta el final de su mandato, ¿y como por qué hay que respaldarlo? Pues porque tienen un pacto, me parece, absolutamente evidente.
¿Son determinantes esas posiciones de un candidato presidencial faltando ya un mes?
—Es difícil saber si es determinante o no, si es, veámoslo al revés: ¿Qué pasó en 2006 y 2012? Pues lo que pasó [es] que los presidentes [Vicente] Fox y [Felipe] Calderón organizaron la campaña de voto útil y de apoyo a Calderón en un caso y a Peña Nieto en el otro caso, y en ambos casos perdió López Obrador, en ambos casos el empresariado se unificó, los poderes fácticos en su conjunto se unificaron en contra de López Obrador.
Esta vez eso no está sucediendo, dirán unos: “Es que Andrés Manuel ha aprendido, es que López Obrador ha convencido a los empresarios”, no ha convencido a nadie, salvo [Alfonso] Romo no hay un empresario que lo apoye, no le están echando montón, ¿por qué no le están echando montón? Muchas razones, una es que Peña no está entrándole a ese juego, con o sin razones es un tema de Peña, hacerlo o no hacerlo es igual de válido política y legalmente, todo eso está dentro de la ley y dentro de la costumbre en cualquier país del mundo.
Y no tendría nada de malo que lo hiciera Peña por Anaya, si lo quisiera hacer. No lo quiso hacer, muy su derecho, pero Andrés Manuel es el beneficiario evidente. ¿Por qué lo hace Peña Nieto? ¿Por generosidad, por unanimidad, porque es un hombre? ¡No! Lo hace para que no lo metan al bote. Y seguramente hay algún garante de ese pacto, yo no sé quién sea, pero lo hay.
¿Por qué Peña Nieto tendría que hacer un pacto con López Obrador y no con Ricardo Anaya?
—Confieso que para mí es un misterio porque las reformas, por ejemplo, de Peña, que muchas de ellas son positivas en sí mismas.
Y muchas las apoyó Anaya...
—Las apoyó Anaya, las apoyé yo, las apoyamos muchos, las aplicó, las puso en práctica muy mal Peña Nieto y las echó a perder por los inmensos, elevadísimos niveles de corrupción y de violencia de su sexenio y por eso son tan impopulares, pero el hecho es que ahí están, uno podría pensar que a Peña le interesa más el legado de sus reformas que su pellejo, pero también es bastante comprensible que le importe más su pellejo, uno en esa situación, ¿qué haría?
¿Los últimos días no perfila se incremente el nivel de tensión?
—Como es lógico, ya lleva mucho tiempo la gente en la campaña, todo el mundo tiene los nervios un poquito más erizos. Los golpes se vuelven más frecuentes, quizá más certeros, por lo tanto, duelen más. Pues sí, se van a calentar las pasiones.