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Politólogos coinciden que el cambio en la presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) llega tarde. Opinan que su nuevo dirigente, René Juárez Cisneros, debe entender que la única forma de salvar la campaña de José Antonio Meade es acercándolo a las bases sociales y distanciarlo de la imagen del actual jefe del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto.
El ex consejero presidente del extinto Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, sostuvo que el cambio hubiera venido mejor si se hubiera hecho algunas semanas atrás y que se perdió el tiempo manteniendo a Enrique Ochoa en ese lugar.
“Se perdió tiempo con un presidente del PRI que carecía de la legitimidad al interior, que carecía de las habilidades políticas para concretar el trabajo de tierra, las operaciones políticas, los puentes con otros grupos políticos y me parece que si esto hubiera ocurrido antes, habría tenido más beneficios para la estrategia de la campaña”, dijo.
Ulises Corona, politólogo de la UNAM, consideró que la llegada de Juárez Cisneros viene a reforzar no sólo la campaña presidencial de Meade, sino la de todos los candidatos del tricolor.
“Es un cambio que era urgente, pero llega a destiempo. Efectivamente es un priísta de hueso colorado, de cepa; no es un viejo lobo de mar, pero es gente de toda la confianza de Meade y es un priísta que se ha ganado su respeto con base en el trabajo y se ha escapado de todo tilde de corrupción”, mencionó.
Alberto Aziz Nassif, articulista de EL UNIVERSAL, opinó que este es el primero de más cambios que se harán al interior del PRI, pero no parecen ser suficientes para ganar la Presidencia de la República.
“[Juárez Cisneros] pertenece a los grupos más convencionales del mismo priísmo, pero viene como para generar una suerte de cierre de filas y ver cómo pueden, de alguna manera, mejorar en otras competencias (...) a ver qué pueden rescatar de una campaña presidencial que no ha logrado despegar”, puntualizó.
Lo mismo manifestó Víctor Alarcón, politólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM): “[Se pretende] intentar poner orden en esta campaña, lograr que las pérdidas del PRI sean menores que las esperadas, ya no [buscan] una victoria en el ámbito presidencial, pero sí evitar que se puedan dar en los estados o a través del Congreso”, expresó.
Vidal Fernando Romero, especialista político del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), recalcó que el cambio “anticipa quién se va a quedar con lo que quede del PRI después de la elección y ver qué puede recuperar a nivel local, sobre todo en diputaciones. Sería muy ingenuo pensar que va a remontar la campaña de Meade”.
El nuevo líder del PRI. Ugalde sugirió que René Juárez debe garantizarle el liderazgo del tricolor a José Antonio Meade, y éste a su vez debe ser capaz de trazar su propia agenda y de asegurar la operación política del PRI, si lo que buscan es conservar la silla presidencial.
También advirtió que, fundamentalmente, Meade debería tomar las riendas de su campaña, reprochando al gobierno federal los temas en los que falló, como el de seguridad y corrupción, pero defendiendo los avances, como las reformas estructurales.
Por su parte, Corona consideró imperante que sea Juárez Cisneros quien marque la diferencia tajante entre el gobierno federal y el candidato y que, a su vez, le saque ventaja al concepto de ciudadano con el que iniciaron la campaña.
“Es urgente que marque una línea tajante con el Presidente y todo lo que representa corrupción e impunidad. Podría remontar de manera sustancial, marcando una distancia real y contundente del gobierno federal, así como de sus errores, y, por supuesto, del viejo y corrupto PRI”, comentó.
Aziz Nassif indicó que esa práctica tan característica del PRI en procesos anteriores, aunque la pusieran en marcha, no le sería suficiente para remontar en las encuestas y menos pensarse en ganar la Presidencia.