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Valle de Bravo, Méx.— Cada 15 días, los vallesanos extienden al menos dos o tres metros la rampa de madera para que desciendan los turistas hasta las embarcaciones en la laguna de Valle de Bravo.
La sequía alejó las lanchas y barcos al menos unos 15 metros del muelle, la distancia es cinco veces más en comparación a donde se ubicaban inicialmente.
La imagen actual es un camino lleno de lodo, con olor desagradable y cintas de peligro que, de acuerdo con los prestadores de servicio, ahuyentan al turismo. Ante la cercanía de la temporada vacacional de Semana Santa, hacen un llamado a las autoridades para que intervengan de forma urgente.
“Si hablamos de garantizar los niveles y la operación de la laguna, en eso ella [la alcaldesa Michelle Núñez] no ha podido hacer nada, pero si hablamos de otras acciones, la seguridad, hay cambios. Lo que pasa es que el saqueo del agua viene de muchos años atrás”, comentó uno de los operadores de las lanchas.
“Estamos en peligro, hemos alzado la voz, exigido, gritado y demostrado que hay lagunas llevándose el agua que debería escurrir naturalmente hasta este punto, pero no hay resonancia, no hay respuesta y esto es urgente”, reprochó Abigail González, oriunda del Pueblo Mágico y trabajadora en Los Pericos, el barco más famoso y antiguo del lugar.
Los trabajadores de la zona turística comentaron que el daño es grave, porque apenas entre 2019 y 2021 registraron entre 30 mil y 40 mil visitantes al municipio, pero paulatinamente se ha reducido ante las condiciones del lugar.
La demarcación cuenta con aproximadamente 70 mil habitantes, y de ellos al menos la mitad depende del turismo, ya sea como propietarios de algún negocio o como empleados, pero en general, dice Ricardo Uribe, trabajador en la zona del embarcadero, dependen del sector.
Los trabajadores y vecinos entrevistados por EL UNIVERSAL dijeron que el saqueo de agua para la formación de hasta 200 lagos artificiales en la zona residencial, combinado con la sequía, son una fórmula que pone en jaque a Valle de Bravo e, incluso, a pobladores de zonas cercanas, quienes acuden al lago para trabajar.
Explicaron que de secarse la presa, incluso deportes como el parapente deberán cancelarse, pues al desaparecer la laguna cambia el ecosistema, el viento no correrá como lo necesitan para planear sobre la montaña y el lago.
Afirmaron que hasta el momento hay otros casos que se han demostrado, como la escasez de agua en la cascada Velo de Novia, en la que “se puede identificar claramente cómo cada vez cae menos agua y se debe a la falta de escurrimientos naturales”. Situación que ha ocurrido paulatinamente, porque el triatlón que cada año se llevaba a cabo, desde hace dos años no se puede realizar debido al nivel del agua y las condiciones de la misma.
Mientras tanto, temen que en los próximos días les prohiban navegar, porque en lo que va del año el nivel del agua se ha reducido hasta 10 centímetros o más por semana. De acuerdo con su medición, una regla incrustada en el cuerpo de agua, pasaron a números bajo cero, un nivel en el que “jamás” se había visto.
“Es que los comentarios sobre las condiciones del malecón y la laguna son constantes sobre lo mal que se ve. Hay una regla que tenemos instalada en la parte del litoral, con la que se mide el nivel del agua y en pocos días hemos reducido 10 puntos o más, cada semana por lo menos baja hasta dos o tres y eso lleva a que el panorama sea de suelo erosionado, seco, cuarteado, otras franjas de lodo que no dan una buena cara y el olor del alga o de la planta verde que se concentra y que genera un aspecto desagradable”, comentó uno de los lancheros del lugar.
Para restauranteros, embarcaciones, artesanos y los que rentan habitaciones en hoteles o a través de plataformas como Airbnb, se acerca de forma acelerada una “catástrofe”, pues esta demarcación depende del turismo, incluso hay quienes se atreven a decir que sin la laguna, Valle de Bravo no tiene mucho más para ofrecer.
“Nosotros tenemos claro que todo el Pueblo Mágico depende de la laguna, había antes el desarrollo de deportes acuáticos con más frecuencia, los que acudían al esquí y los que tenían lanchas de motor o de otro tipo, pero ahora se observa cada vez menos, además hemos reducido en turismo hasta 30% los fines de semana y quizá en más de 50% en temporadas vacacionales”, comentó Abigail González.
Entre semana en el lugar se ve poca gente, pero, de acuerdo con algunos comerciantes y locatarios, los fines de semana se reunía una cantidad importante de visitantes, familias con casas de descanso que llegaban el viernes para pasar el fin de semana, pues su cercanía con la Ciudad de México facilitó que se convirtiera en un sitio de interés para habitantes de la zona centro del país.
Anteriormente, dijeron, tenían rentas constantes de estas embarcaciones que hacían recorridos por todo el cuerpo de agua, era tal el interés de la gente que en 2012 debieron parar con la prestación del servicio debido a la afectación del recurso almacenado.
La operación de lanchas y motos acuáticas generaron daños ambientales, y el costo de la atención del lugar superó los 10 millones de pesos, fue entonces que los propios prestadores de servicios participaron en la limpieza del lirio, la recolección de basura, el cuidado de la laguna y entendieron la importancia que tiene el embalse para su vida cotidiana.
“No sabemos qué pasará, pero de seguir bajando el nivel, será grave para todos, ya lo vimos hace años, cuando tuvimos que parar, en ese momento ni siquiera el entonces gobernador Eruviel Ávila Villegas pudo mediar para que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) permitiera reanudar los servicios.
“En ese momento los daños fueron para 800 familias relacionadas con la prestación del servicio en la laguna, ahora no sabemos si es el doble o más, aparte de quienes rentan hoteles, Airbnb y otros servicios de comida, bares, restaurantes y más”, señaló Abigail.
Para los prestadores de servicios como Virginia Salas, lo que es urgente es la intervención de autoridades estatales y federales en la recuperación de la laguna, el objetivo que todos comparten es contribuir con una estrategia que facilite la manutención del recurso hasta llegada la temporada de lluvias en junio o julio.
“Estamos dispuestos a hacer de todo, así fue cuando debimos limpiar el agua de lirio o dejar de usar lanchas de motor, estuvimos dispuestos a contribuir, como ahora”, agregó.