Valle de Bravo, Méx.— La sequía y la explotación ilegal para extraer agua y enviarla a 400 lagunas privadas, según han acusado organizaciones y autoridades estatales, contribuyeron a la reducción del nivel de la presa de Valle de Bravo, que habitantes consideran “crítico”.
De acuerdo la Comisión Nacional del Agua (Conagua), actualmente se encuentra a 26% de su capacidad y por ello desde el 6 de abril se prohibió la extracción del líquido para mandarlo a travésl del Sistema Cutzamala al Valle de México.
Las condiciones actuales son peores que en la pandemia, dijo David Rodríguez, uno de los representantes de servicios turísticos que ha encabezado protestas frente a la sede la Conagua debido al saqueo del recurso de la presa para la generación de lagos privados.
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“Apenas llegó 35% del turismo que cada año recibimos. Valle de Bravo depende directa e indirectamente del turismo, si no llega gente, muchos ya no vamos a tener trabajo, vamos a tener que despedir gente, si no hay trabajo, no quedará más remedio que cerrar”, lamentó.
Hasta el 10 de abril, la presa Miguel Alemán se mantiene en 104 millones de metros cúbicos (mm3), son al menos 208 mm3 menos que los niveles históricos alcanzados en estas fechas.
Es un panorama que no se había registrado en la historia de este cuerpo de agua que forma parte del Sistema Cutzamala, según las estadísticas de la Conagua.
Una presa que no sólo sirve para almacenar el líquido que se distribuye en municipios mexiquenses y la Ciudad de México, sino que “da vida a un pueblo entero, incluso una región”, señaló Óscar García Garduño, mesero en la zona del muelle.
Refirió que desde ferreterías hasta restaurantes están en riesgo con la baja del turismo, porque a partir de esta actividad es que se construyen más casas o fraccionamientos, el trabajo de los albañiles proporciona empleo a los que venden comida a domicilio, a los comercios de materiales e incluso de dicha actividad dependen desde meseros hasta jóvenes que llegan a realizar prácticas profesionales relacionadas con el sector.
Mencionó que 80% de los habitantes en este sitio viven del turismo y les preocupan las condiciones actuales, que refieren: “No se habían visto antes, ni siquiera las habíamos pensado”.
Con drones ubican embalses ilegales
Los habitantes atribuyen esta devastación, en parte a la inacción de las autoridades federales y estatales “que en años pasados no atendieron las denuncias sobre la formación de lagos privados detectados desde hace más de seis años”, agregó David Rodríguez.
Acceder a las presas privadas que han extraído el agua del embalse es una tarea “imposible”, coincidieron representantes de organizaciones civiles en defensa del medio ambiente y autoridades estatales, por ello, la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) voló drones para identificar la presencia de dichos lagos y sus dimensiones. Fue así como detectaron la existencia de por lo menos 400 que fueron ilegalmente aperturados y para frenarlo han emprendido una serie de acciones en conjunto con la Conagua y la Secretaría del Agua estatal.
Los prestadores de servicios turísticos reconocieron que por primera vez autoridades estatales respondieron a la exigencia, aunque de acuerdo con Rodríguez, no parece suficiente, pues los siguen construyendo bajo el argumento de uso agrícola del agua; así burlan la ley y se llevan el recurso de la presa.
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El secretario del Agua, Pedro Moctezuma, ha señalado que las presas privadas en Valle de Bravo “han crecido como hongos” y como parte de la estrategia conjunta entre los dos órdenes de gobierno se realizó un diagnóstico.
A la par, a través de la Fiscalía para Delitos Ambientales e Hídricos realiza el análisis de dichos cuerpos de agua y han intervenido para frenar su crecimiento, pues si bien en algunos casos los dueños se han acercado para ofrecer vaciar estos cuerpos de agua y que escurra el recurso a la presa Miguel Alemán, en otros, emprenderán denuncias.
Para las autoridades es incierto el volumen o la cifra exacta de millones de metros cúbicos que se han llevado a las lagunas privadas, pero “son enormes las dimensiones, con esa agua pueden realizar actividades deportivas, como esquí acuático y hasta navegar en pequeñas lanchas. Son enormes y a los que trabajamos ahí sólo nos queda denunciar de forma anónima”, refirió uno de los empleados de limpieza que labora en una de estas casas.
El problema no acaba en la extracción ilegal, sino en las descargas de aguas negras, la tala y los incendios que merman los bosques de los que escurre el agua y más allá, apuntó David Rodríguez.