Edomex

Sarahí, doctora que tiende la mano

La médico cirujano adquirió de sus padres la pasión por atender a los enfermos en Neza. Durante la pandemia logró obtener amparos para que personal de salud se vacunara y siguiera dando consulta; ahora ofrece ayuda a los migrantes

La doctora Sarahí Hernández Pacheco contó que ayudaba a sus padres a checar la presión de los pacientes, a medir y pesar, y les pasaba algún medicamento cuando atendían partos. En muchas ocasiones la gente no tenía los recursos para pagar y les ofrecían animales. Foto: Fernanda Rojas
22/02/2024 |02:57
Emilio Fernández
Reportero de la sección MetrópoliVer perfil

Nezahualcóyotl, Méx.— Sarahí Hernández Pacheco trae en las venas el don de ayudar a la gente más desvalida que se encuentra cerca de ella. Es hija de los doctores Aurelianos, como llamaban a su padre Aurelio Hernández Carrasco y a su madre María Pacheco Peña, los primeros médicos que ejercieron la profesión en Ciudad Neza.

De ellos heredó el humanismo, la empatía y la solidaridad, entre otras virtudes, para ofrecérselos a los más necesitados, a los que menos tienen, desde que era niña y asistía a sus padres en esa ardua labor de atender a los enfermos.

“Empecé a ayudarles a mis padres, a checar la presión, a medir, a pesar pacientes, a checar temperatura y después cuando atendían partos sin dolor, yo les ayuda a pasar un medicamento para que medio se marearan las pacientes. Empecé a tener amor por la carrera porque vi lo bueno y noble que era esta carrera y lo mucho que se podía hacer por la gente tan pobre, mucha de la gente no pagaba, incluso les pagaban a veces con un animalito, a veces con alguna prenda, a veces ni pagaban, la mayoría no pagaba porque no tenían, pero hacían esa la labor y brindaban su amor a la comunidad”.

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Después de ingresar a la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Zaragoza, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y de obtener el título de Médico cirujano, regresó a su alma mater para enseñarles a los jóvenes todo lo que ha aprendido en más de 30 años, primero con sus padres y luego en el desarrollo de su carrera profesional.

“Mi hermano, quien también es médico, y yo aprendimos a amar esta profesión y a dar lo mejor de nosotros. Yo creo que como todos podemos tener errores, equivocaciones, pero lo que nuestros padres nos enseñaron es a amar esta profesión, amar a la gente y ayudarla, no siempre es el pago económico, estamos en unos precios en consulta más económicos que en otros lados, la idea no es hacernos millonarios, sino seguir trabajando y ayudando a la gente que lo necesita”, relató.

“La gente es muy agradecida, viene y nos dice: ‘Le traigo algo de comer’ y nos trae que el pancito, hay un paciente que nos trae chilitos rellenos, chiles en nogada y eso habla de que están a gusto con lo que les hacemos y con el trato que les damos, y en agradecimiento nos traen algo y eso para nosotros es muy valioso porque habla de que estamos haciendo las cosas bien, aparte de brindar ese apoyo a la gente necesitada con asistencia médica”.

Desde niña, Sarahí se ha encargado de asistir al que lo requiere en su comunidad y en todo el municipio, pero en últimas fechas les ha tendido la mano a los migrantes que llegan a Ciudad Neza en busca de un futuro promisorio.

No sólo es traductora de los haitianos que arribaron al municipio, pues habla francés, sino además les brinda asistencia médica gratuita porque muchos llegan enfermos tras un largo trayecto, y en agradecimiento le ofrecen ayudarla en su clínica ubicada en la colonia Las Flores de Ciudad Neza.

“Hubo gente que ya emigró, que está en la zona de migración a Estados Unidos, pero hay gente que se ha quedado, no tienen trabajo, entonces pues vienen, nos ayudan en algunas cosas, que a pintar, a hacer limpieza en la clínica y todo para darles un apoyo, que tengan por lo menos un ingreso porque nos hablaban de que reciben apoyo de sus familiares, pero ya no, cuando eran 18 se podían dividir los gastos, ahorita ya no, entonces está difícil, la comunidad, no toda, la gente apoya para darles un trabajo. Nosotros el 24 de diciembre les compramos pizzas y refresco que querían para que cenaran, eran 18 personas, en enero igual les hicimos una comida mexicana para que comieran y conocieran y convivieran, y ahorita están viniendo a laborar con nosotros aquí”, comentó.

En 2021, cuando los contagios por Covid-19 estaban en aumento en el país y habían provocado la muerte de miles de profesionales de la salud, a través de la Sociedad Médica de Nezahualcóyotl, de la cual es presidenta, promovió amparos para que los médicos del sector privado fuera vacunados contra el virus, pues los gobiernos federal y mexiquense les negaron ese derecho que sí les concedieron a quienes ejercían en el sector público.

Un juez federal otorgó la “suspensión de plano” a personal que laboraba en clínicas particulares de Nezahualcóyotl, por lo que 15 de ellos fueron vacunados en abril de ese año, por lo que se convirtió en la primera resolución que emitieron las autoridades judiciales en el país para brindar el biológico a médicos, enfermeras, camilleros, empleados administrativos y de intendencia que laboraban en espacios privados, que no estaban contemplados por el gobierno federal en primera instancia, como los que prestaban sus servicios en el sector público.

“Pedí al gobierno federal que nos dieran la vacuna y nos la negaron, al gobierno estatal también. Pedía derechos humanos y tampoco nos quisieron apoyar para que nos dieran la vacuna y entonces acudimos a un amparo, un juez federal nos otorgó el amparo porque vio realmente lo que estábamos haciendo, no estábamos cobrando millonadas de pesos, estamos dando por 200 pesos hasta 10 consultas por teléfono y todo, y yo creo que el atender 140 mil pacientes y que hubieran muerto unos 30 habla de que estamos haciendo bien las cosas. A partir de eso se hizo una jurisprudencia, en la cual en cuestiones de alguna problemática de salud los médicos sean los primeros en vacunarse, no porque seamos diferentes, sino porque quién va a atender a un pueblo enfermo, si los que sabemos cómo hacerlo estamos enfermos y no estamos vacunados”.

Cuando era una niña ayudaba en la atención de los pacientes de Ciudad Neza a los doctores los Aurelianos y su madre María Pacheco Peña, quien tiene 82 años, trabaja en la misma clínica que su hija y comparten el mismo amor al prójimo.

“Yo creo que hacer todo con amor, con esa pasión, que me gusta ser empática, el aprender a ser humilde y el honrar a mis padres, porque yo creo que mi papá, que ya murió, mi madre vive, pero yo creo que se sienten orgullosos de lo que hicieron y de lo que sembraron, porque sembraron bien”, concluyó Sarahí Hernández Pacheco.

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