Chiautla, Méx. Con recetas que tienen más cinco siglos años y que se siguen preparando de la misma manera, se llevó a cabo el Sexto Concurso de Guisos Antiguos, que busca preservar las tradiciones gastronómicas de comunidades asentadas cerca del ex Lago de Texcoco.
Tortitas de ahuautle en salsa de xoconostle, quelites cenizos, empedradas y yetzal, fueron algunos de los 27 platillos, muchos de ellos prehispánicos, que participaron en el certamen regional que es organizado prácticamente sin apoyo oficial y que busca que las nuevas generaciones elaboren esa comida como una manera de recatar la identidad y no consumir alimentos “chatarra”, la mayoría de ellos de procedencia extranjera.
“Nunca como hoy se han rescatado guisos que estaban en plena extinción, no hay nada más triste que perder lo amado, por eso este encuentro es un acto de resistencia, un grito desesperado para defender lo que nos heredaron nuestros antepasados. En la preparación de este concurso se removieron recuerdos, se evocaron infancias, se extrañaron los buenos tiempos, donde los ríos eran trozos de cielos, donde la luna se podía acariciar con la mirada, donde las cañuelas eran los juguetes predilectos de los niños y las cocinas eran los templos de la felicidad de las familias campiranas”, dijo Juan Miranda Alvarado, el organizador del concurso.
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Fueron 27 participantes los que se inscribieron al certamen, originarios de los pueblos de Chiautla, Texcoco, Papalotla, Tepetlaoxtoc, Chiconcuac, Atenco y Ecatepec, quienes prepararon los guisos que después degustaron los visitantes para su deleite.
“Ese pasado es nuestro, ahí está nuestra sangre mestiza, las raíces ancestrales que sostienen nuestro orgullo azteca, demos tregua a la lucha política y con eventos como este unamos a nuestra región, para que recupere y sostenga su grandeza, porque esta tierra tiene un bello corazón adornado con geranios y mirasoles, que tiene sabor a capulines y tejocotes, donde crecen los pirules y los alcanfores y sobre todo, donde confluyen los guisos antiguos más exquisitos del mundo, porque no hay cocina más sublime que la mexicana”, comentó Miranda Alvarado.
Las recetas de sus ancestros, que fueron heredadas a sus tatarabuelas, a sus bisabuelas, abuelas, luego a sus hijas y nietas, son las que aún conservan para preparar los platillos que están en el gusto de sus familias y seres queridos.
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“Desde mi niñez, mi mamá me enseñó a hacer las tortitas de ahuautle, vienen desde mis antepasados, de mis tatarabuelos. Por lo menos dos veces al año las preparo. Lleva el ahuautle, huevo, aceite y se guisan de diferente manera, yo ahora las traje con salsita verde con nopales. El ahuautle solo es de temporada, solo en época de lluvias”, explicó Guillermina Blancas, una de las participantes.
Ana María Hinojosa elaboró tortitas de flor de cempasúchil, como se lo enseñaron cuando era una niña. “Desde hace más de 40 años las hago, llevan cebolla picada, ajo picado, epazote, los pétalos del cempasúchil y queso rallado o del que sea. La gente que las prueba me dicen que sí les gustan, que están sabrosas”, narró.
Alicia Hinojosa guisó acomoles, tal como los hacían sus ancestros. “Acomoles son preparados con caldo de frijoles negros, epazote, anís y macita preparada con manteca, ese guiso es de mis abuelitos, de mi mamá, es la misma receta”, contó.
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Al final, el jurado calificador consideró que las tortitas de ahuautle fue el platillo ganador del certamen. Todos los que intervinieron en el concurso recibieron un premio.
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