Los rebozos han perdido interés, al menos eso piensan las mujeres que se dedican a su tejido artesanal en los telares de Tenancingo, por lo que encontraron una nueva forma de darles vida y es en forma de piñata, otro elemento típico mexicano que en conjunto con la prenda, hacen una atractiva artesanía que está cobrando cada días más fuerza y atracción.
Yolanda Legorreta es una de las integrantes de la Tienda Colectiva, en la que participan 10 personas, el proyecto surgió cuando se dieron cuenta de la necesidad de innovar, pues si bien parece una tarea ardua, el objetivo es colocar nuevos productos en el interés del público. Cada piñata mide 35 centímetros y tiene un costo de 350 pesos, sirven como esferas que darán un toque distinto, mexicano, con raíces típicas que no fácilmente se pueden encontrar.
Platicó que el rebozo es 100% algodón, se presta para darle la maleabilidad necesaria y que tome la forma deseada, el alma de estas piñatas son una bola de unicel y cartón, en tanto que se llevan un promedio de 3 horas en cada pieza, desde que trazan el molde, cortan, forran las esferas y los conos de las estrellas.
La artesana indicó que a raíz de la pandemia, la venta de rebozos fue en picada, sobre todo porque no es un producto de primera necesidad, si bien muchos apostaron por la producción de cubrebocas, paulatinamente esa venta también cayó y es ahí en donde encontraron la necesidad de encontrar nuevos productos, llamativos y atractivos.
Las involucradas tienen un mes aproximadamente con esta actividad, recolectaron rebozos y comenzaron con esta idea innovadora, incluso se trata de esferas que pueden colocarse en el árbol, como un elemento decorativo y que es otra esperanza de vida para este elemento tradicional de la vestimenta mexicana. “A la gente sí le ha gustado mucho, hemos hecho envíos a Pachuca, Nuevo León, Oaxaca y esperamos seguir creciendo. Es importante porque el rebozo es muy bonito, es un orgullo que a través de esta prenda nos demos a conocer como municipio y siento que mucha gente sabe de nosotros sólo al ver el rebozo”, comentó.
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Por su parte, Ángeles Ortega, del colectivo de Arte Tenancingo y parte de Innovación señaló que para ellas es crucial que los jóvenes participen en la creación de nuevos artículos, pero es complejo que las generaciones más grandes acepten la incursión de los mismos, pero es la forma de dar continuidad al rebozo, pues muchas veces el contexto actual ya no genera interés en esas prendas.
Es por ello, dijo, que incluir en la vida cotidiana la prenda, pero con otra utilidad, es una actividad que permite incluir las artesanías de la demarcación, pero con otro uso. Explicó que la idea de innovar surge en la necesidad de implementar una nueva forma de darle vida, si bien hubo muchos ensayos y errores, la realidad es que alcanzar la producción de piezas tan interesantes para el público es un logro.
En una semana logran producir 30, dependiendo de la demanda y el almacenamiento del rebozo, al día logran realizar cerca de cinco piñatas y todo el proceso es manual, la costura es a mano, medir y peinar los hilos, así como el corte y pegado del material. Por ello, el llamado es para que la gente conozca este tipo de productos diferentes, locales, de artesanos y manos mexiquenses.
“Hablar de Tenancingo, es hablar del rebozo, incluir las piezas en el uso diario es muy importante, la verdad es que para nosotros es bello que la gente se distinga en usar la prenda, que no sólo lo dejen para ocasiones especiales, porque reconocemos que se trata de una prenda elegante, pero también que la gente reconozca lo laborioso de hacer rebozos, de tejerlos e innovar con su uso”, comentó.
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