Chalco, Méx.—Ares, Flor y Cofi se pusieron contentos porque después de cuatro días Axel Chávez, su dueño, regresó por ellos a la casa ubicada en la calle Tlaxcaltecas, de la colonia Culturas de México, la cual está inundada y no se puede habitar, por lo que sus moradores la abandonaron y dejaron en la azotea a sus mascotas.
“Sí estaban muy mal la verdad porque yo tuve que dejar mi casa, los dejé con un cúmulo de comida, agua, son las condiciones de tener un perro, no podían salir, sus heces se acumulaban, o sea, estaban muy mal la verdad, sí me preocupaban, por eso me mudé, pero me preocupaba darles un techo, un lugar; moverlos pues, no dejarlos ahí abandonados”, contó Axel.
Los canes presentaban desnutrición y su estado anímico se afectó por estar lejos de su familia.
Axel regresó para entregar a los animales a la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf) para que los lleven a un albergue y después de que pase la contingencia se puedan reunir y estar juntos otra vez, como antes de la tormenta del 2 de agosto.
Tan sólo este jueves, fueron rescatadas 23 mascotas del interior de las viviendas y en las calles inundadas de Jacalones y Culturas de México. En total, ya suman 178 animales de compañía atendidos y bajo resguardo de la Cepanaf.
David Muñoz Morales, integrante de esa dependencia mexiquense, en compañía de Rafael López Elizalde, fue el encargado de llevar a cabo el rescate en lancha de las mascotas.
De los 178 animales rescatados, alrededor de 30% de los perros se encuentran en situación de abandono, semicomunitarios o callejeros. “La situación más común es que han tomado agua (contaminada) por eso los estamos desparasitando”, dijo.
Perros, gatos, conejos e incluso iguanas, viven en las casas afectadas por la inundación y constantemente tienen que ser vigilados y protegidos por sus dueños del agua que abunda en los hogares, como Ana, quien no se separa de sus dos perros, cuatro gatos y un reptil.
“Ahorita que está medio seco si pueden andar por aquí, pero cuando llueve los tenemos que encerrar porque el agua sube mucho y se me pueden ahogar, sobre todo los gatos, aunque ellos de por sí le huyen al agua solos”, relató.
Ana explicó que ella y otros vecinos no tienen a dónde llevar a sus mascotas por el cupo limitado de los albergues, algo que también los ha forzado a continuar en sus casas.
“Cuando fuimos a llevarlos, ya no había cupo, entonces los tuvimos que traer aquí”.