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Toluca, Méx.- Casi un mes ha pasado desde la explosión de un negocio en el municipio de Toluca, Magdalena Jacinta - una de las lesionadas- narró que pese a la advertencia que hizo esa mañana al dueño del establecimiento sobre el olor a gas, éste le ordenó encender la estufa, en ese momento explotó el lugar, resultado ella y su hijo entre los cinco lesionados por el incidente, pero ahora no tienen respaldo económico para enfrentar los gastos que implica su atención por quemaduras de segundo grado.
Sin embargo, el propietario del lugar dejó de responder el teléfono, no brindó apoyo económico, ni auxilio para la señora y su hijo, además a su esposo lo despidieron de la mina de piedra donde laboraba por haber salido a ver a su esposa, y tampoco tenía seguridad social. Por lo que piden ayuda de todo tipo, económica, alimentos, medicinas y, sobre todo, para comprar la mascarilla y guantes que su hijo necesita para completar su rehabilitación y que cuestan 18 mil pesos.
Magdalena Jacinta Juárez trabajaba desde más de un año en el negocio con venta de Birria ubicado entre las calles Felipe Villanueva y Constituyentes, ganaba 250 pesos diarios sin seguridad social, ni prestaciones de ley por una jornada laboral de las 8 de la mañana hasta las 17 horas o más, dependiendo del trabajo. Ella lo mismo cocinaba que realizaba la limpieza y asegura que en todo el tiempo que laboró, “nunca vi a personal de Protección Civil municipal, estatal o verificadores que acudieran a asegurarse que el tanque de gas o el negocio cumplía con la normatividad”.
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Jacinta advirtió del olor a gas; no la escuchó el patrón
Explicó que la mañana del 25 de mayo, cuando estalló el lugar, ella notificó al propietario que había una fuga de gas, le insistió muchas veces que no debía encender el fuego, pero él se rehusó a escucharla, a cambio de llamar al personal del PC, prefirió pedirle que preparase jabón y con la espuma verificar que no había fuga. “Tú que eres muy lista, ya viste que no se sale el gas”, le reclamó y enseguida le ordenó encender la estufa para comenzar a trabajar.
Antes de las 08:00 de la mañana, Magda ensordeció, lo único que sintió fueron las llamas que la jalaban hacia atrás, como regresando al centro del fuego y lo único que pensó fue en su hijo de 4 años, que estaba sentado en la entrada del negocio, esperando verla. “Como pude salí de las llamas y fui hasta donde estaba mi hijo. Una mujer que iba pasando me auxilió, cargó al niño, me ayudó a salir de los escombros, llegó una ambulancia, alguien le llamó a mi marido y yo llegué al hospital Adolfo López Mateos, pero el dueño del lugar se fue, lo único que supe es que me despidió y no me ayudo en nada”.
Con quemaduras, lucha para seguir adelante
Magdalena continúa en atención médica, se le observan las manos y pies quemados, descarapelados, la cara roja, lastimada y los ojos llorosos por el dolor y el miedo a no lograr recuperarse nunca. Lo que más le pesa, dijo, es que su bebé necesita una mascarilla y unos guantes para completar su tratamiento, es probable que el pulmón del niño haya quedado comprometido y no saben cómo harán para enfrentar la rehabilitación, el tratamiento físico y lo demás que falta para ambos. Ella perdió el empleo, no solo eso, también la calma, pues hoy debe pedir caridad para salir adelante.
Ella presentó quemaduras de segundo grado en todo el cuerpo, mientras que su bebé de 4 años en el 20% de su cuerpo, incluidos pulmones y manos, si bien. Fue dado de alta, necesita más medicamentos, pomadas, atención médica, sobre todo la mascarilla y guantes de 18 mil pesos, que no tienen.
Despiden a esposo por salir de mina para atender a su familia tras explosión
Por su parte, José Carlos González Domínguez, esposo de Magda, también perdió el empleo. El día del accidente salió de la mina de Toluca, la que fue clausurada hace más de un año por las irregularidades en el sitio, pues no contaban con permisos para su explotación.
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Él había invertido mil pesos para trabajar ahí, no tiene seguro, ni dinero ahorrado y el día que salió a buscar a su esposa e hijo, lo despidieron, le quitaron su material y le cerraron las puertas. “Ese día solo recuerdo que no sabía qué hacer, a quién ver. No sabía si ir con ella o por Joshua, ella me pedía que viera al niño, fue muy desesperante”, señaló.
Lo que más les preocupa es no tienen trabajo, ni forma de enfrentar la vida, por lo que solicitan ayuda económica, alimentos, ropa, todo lo que puedan recibir pues no tienen cómo afrontar los gastos y la terapia para su hijo.
Por ahora ambos piden ayuda, necesitan alimento, ropa, dinero, medicamentos, la fundación Michou y MAU IAP, les brindó asistencia médica, además el DIF local los apoyó y durante la estancia de Joshua en el hospital Nicolás San Juan, ninguno de los hospitales les cobró la atención médica, pero ahora están solos, por ahora cuenta.