El sistema penitenciario del Estado de México es el más saturado del país, con una tasa de ocupación -hacinamiento- del 242%, de acuerdo al Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal y Estatales 2023 del INEGI.
Además el Estado de México es la entidad con mayor número de penales del país, en cuyo territorio hay una cárcel federal, 21 estatales y un centro especializado en atención a menores de edad, de acuerdo al INEGI.
La capacidad penitenciaria del Edomex es de 14 mil 366 camas útiles, sin embargo, hay 34 mil 772 internos que viven disputando cada espacio, en el mejor de los casos con dos o tres presos, pues hay penales como El Oro, Zumpango y Chalco donde la saturación se ubica entre el 429% y más del 500%, de acuerdo al Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2022 realizado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
El penal de Chiconautla en Ecatepec, construido sobre un basurero, es el más poblado del Estado de México con 5 mil 776 internos, que se disputan 2 mil 188 camas, con una saturación del 263%, de acuerdo a un análisis realizado por EL UNIVERSAL con datos del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2022 de la CNDH.
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Seguido del penal de Neza Bordo, como llaman al “Centro Preventivo y de Readaptación Social Nezahualcóyotl "Bordo de Xochiaca”, donde el olor pestilente también recuerda que fue construido sobre un basurero, tiene 5 mil 411 internos en un lugar diseñado para 2 mil 57, por lo que la sobrepoblación es del 259%, de acuerdo a cifras del diagnóstico penitenciario 2022 de la CNDH.
Pero el Centro Preventivo y de Readaptación Social "Juan Fernández Albarrán" ubicado en Tlalnepantla de Baz, mejor conocido como Barrientos tiene 5 mil 320 presos en un penal diseñado para mil 472 presos con camas, lo que representa una saturación del 361%, según la estadística del último diagnóstico penitenciario de la CNDH.
En las celdas del penal de Barrientos, por ejemplo, duermen ocho personas en cuatro planchas, 20 en el piso y otra veintena entre el baño, amarrados en los barrotes y colgados, algunos con los pies hacia afuera de la celda, mientras su cuerpo permanece atado a cobijas, para que no se caigan hacia atrás sobre otros internos, como si fueran “gárgolas”.
Justo en el penal de Barrientos, como en muchos otros del Estado de México, personal de la CNDH en su último diagnóstico de supervisión penitenciaria realizado en el 2022, encontró que las personas privadas de la libertad sufren deficiencias en servicios de salud, hacinamiento, sobrepoblación, sin comida en buenas condiciones e incluso sin vías para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos.
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