Jilotzingo, Méx.— “¿200 mil árboles o 20 mil casas?”, fue la pregunta que movió a los habitantes de este municipio de raíces prehispánicas que por siglos se han alimentado de los hongos, conejos, plantas y animales que viven en el Bosque de Agua al que en otomí llaman Xanthe Dehe, y por el que sostienen un litigio que se ha prolongado por cuatro años y ahora se encuentra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con el que intentan revertir lo que llaman ecocidio.
El 24 de mayo de 2023, autoridades mexiquenses informaron que el gobierno estatal ordenó a la representación jurídica del Ejecutivo iniciar el proceso para retirar el recurso de revisión que habían interpuesto a la sentencia dictada por el juez Décimo de Distrito en el Estado de México, con residencia en Naucalpan de Juárez.
Sin embargo, la empresa inmobiliaria Bosque Diamante, representada por Ricardo Funtanet, interpuso un recurso de revisión a la sentencia “en juzgados de Toluca, en los que no confiamos, por lo que solicitamos a la presidenta de la Corte, Norma Lucía Piña Hernández, la atracción de la revisión que solicitaron los empresarios”, indicó en entrevista el abogado Miguel Miramontes Lira.
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Para la construcción de 19 mil 985 viviendas del desarrollo inmobiliario Bosque Diamante, fue publicada la autorización correspondiente en la Gaceta de Gobierno del 1 de agosto de 2017.
“¡Me espanté por esta autorización, porque implica un ecocidio para Jilotzingo al querer construir 20 mil viviendas en un municipio donde apenas hay 20 mil habitantes en todo el territorio municipal!”, afirmó Rubén Mayén González, ejidatario y director de Ecología.
Este proyecto inmobiliario implica aumentar cuatro o cinco veces la población, pues de acuerdo con el último censo de población y vivienda del Inegi (2020), en Jilotzingo hay 19 mil 877 habitantes y con el nuevo desarrollo inmobiliario podrían aumentar a 80 mil o 100 mil nuevos pobladores, además del daño ambiental, señaló Rubén Mayén.
Además del derribo de 200 mil árboles, en su mayoría encinos, está en riesgo una gran biodiversidad con especies en peligro de extinción, como el madroño borracho (fruto) y un sinnúmero de especies vegetales y animales, lamentó el director de Ecología de Jilotzingo, por lo que, junto con ejidatarios, pobladores, académicos, ambientalistas y abogados emprendieron una lucha legal en defensa del bosque.
Sustento hídrico en riesgo
Las 238 hectáreas del desarrollo inmobiliario Bosque Diamante se encuentran dentro del Bosque de Agua, que es el sustento hídrico y ecológico de los estados de México, Morelos y la Ciudad, afirmó el biólogo y perito ambiental, Víctor Ávila Akerberg, quien se acreditó como perito ante el Sistema Judicial federal, con lo que contribuyó a que un juez emitiera sentencia a favor del derecho humano al medio ambiente sano.
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El Bosque de Agua se extiende a lo largo de 250 mil hectáreas, cinco veces la superficie del Nevado de Toluca, es una especie de “L” que inicia en el Tepozteco en Morelos, cruza por las Lagunas de Zempoala, incluye la sierra de Las Cruces, el Ajusco, Los Dinamos, Huixquilucan, Naucalpan, Jilotzingo, Tlazala y llega hasta Villa del Carbón, precisó el biólogo.
Esas dos cordilleras que conforman el Bosque de Agua se conocen como la sierra del Chichinauhtzin y la sierra de las Cruces, que separa el Valle de Toluca del Valle de México, explicó el catedrático.
El Bosque de Agua asegura la provisión del líquido para los más de 25 millones de habitantes de la región, porque recargan pozos y arroyos, así como del sistema Lerma-Cutzamala.
Jilotzingo, al estar ubicado dentro del Bosque de Agua, podría parecer una porción mínima en cuanto a territorio, pero las 238 hectáreas donde se planea la construcción de Bosque Diamante, con la infiltración de agua que realizan 200 mil árboles, garantizan el consumo de agua potable de 400 mil personas al año, indicó el perito ambiental.
La sentencia emitida por el Juzgado Décimo de Distrito, el pasado 23 de abril pasado revocó la autorización para Bosque Diamante y la SCJN la marcó como trascendental “porque no es fácil que se suspenda un negocio millonario de al menos 120 mil millones de pesos, porque planeaban construir en números redondos 20 mil casas de 6 millones de pesos cada una”, afirmó el abogado Miguel Miramontes Lira.
No obstante, el valor ambiental es mayor. Esto sin contar las especies de plantas medicinales, comestibles, micro endémicas, porque en este bosque hay más de mil 500 especies entre hongos, animales, plantas, invertebrados e insectos, como el gato montés, gavilanes, búhos, lechuzas, trogón mexicano, víboras de cascabel, culebras, ardillas y de 30 a 40 diferentes especies de árboles, entre encinos, pinos, madroños, oyameles, ailes, tepozanes, cedros , eucaliptos y jacarandas, enumeró, a su vez, el doctor en Conservación de Bosques.
Si la Corte decide dar luz verde a Bosque Diamante se demostraría que los que mueven el dinero en este país son los que deciden sobre la sustentabilidad y el futuro de los pueblos originarios de Jilotzingo, cuya actividad se destinará a ser sólo albañiles y el personal de servicio de los habitantes del nuevo desarrollo inmobiliario, además de que perderán sus tradiciones y cultura, lamentó el investigador Víctor Ávila Akerberg.
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Sentencia ambiental
La resolución del 23 de abril del Juzgado Décimo de Distrito fue un triunfo, pero ahora está en revisión en el Poder Judicial de la Federación, reiteró el abogado Miguel Miramontes Lira.
Este juicio es algo completamente necesario por el respeto a la biodiversidad, porque los bosques son fábricas de agua, afirmó.
La resolución inicial que Jilotzingo espera que ratifique la Corte es un ejemplo de lo que debe ser la justicia ambiental basada en el principio “In dubio Pro Natura”, es decir, a favor de la naturaleza, acorde con el Tratado de Escazú de Costa Rica para la defensa ambiental, puntualizó Miguel Miramontes.