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Nezahualcóyotl, Méx.-“A ti que me diste tu vida, tu amor y tu espacio. A ti que cargaste en tu vientre dolor y cansancio. A ti que peleaste con uñas y dientes. Valiente en tu casa y en cualquier lugar. A ti rosa fresca de abril. A ti mi fiel querubín”, se oyó a todo volumen en el panteón municipal de Ciudad Neza.
“Y para no hacer tanto alarde, esta mujer de quien hablo es linda, mi amiga, gaviota, su nombre es mi madre”, balbuceaban mientras varias lágrimas rodaban por las mejillas y se formaba un nudo en la garganta que les impedía seguir cantando.
La icónica canción de Denisse de Kalafe, que se convirtió en un un himno para la celebración del 10 de mayo, fue reproducida en un dispositivo móvil y con la bocina que llevaba Esmeralda la oyeron todos los que se encontraban cerca de ellos y los que también estaban en otras de las secciones del cementerio.
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Día de las Madres en el panteón de Neza
Es un día para que la felicidad irradie a la mujer más importante de los hogares en México, pero aquí eso fue difícil que ocurriera porque la tristeza se hizo colectiva.
“Para mí es un día muy especial porque es el Día de las Madres, como todas y pues su ausencia aún está en nuestra vida, en nuestro corazón, pues venimos a dejarle una florecitas y recordarla”, dijo Esmeralda, una vecina de Neza que dedicó este miércoles para ir a visitar la tumba de su madre al camposanto vertical de la tierra del Coyote en Ayuno.
Muchos de los asistentes llevaron consigo escaleras para subirse al sitio donde están los restos de su madre y lo limpiaron para luego dejarle flores, platicar con ella.
Otros llevaron comida y compartieron los alimentos, le pusieron la música que le gustaba en vida.
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Asistentes al cementerio recordaron a sus madres
Varios de los dolientes no han superado la ausencia de la mujer más importante de su vida.
Cinthya es una de ellas. Llegó sola, se sentó frente a la tumba de su progenitora, le puso una canción de Ana Gabriel y lloró desconsolada mientras duró la composición.
Han pasado varios años de su partida, pero no ha podido resignarse, menos en este día significativo para ellas.
En unos días más la madre de Patricia cumplirá dos años que falleció, pero no ha logrado el consuelo tampoco ella.
“Es muy doloroso, vengo a verla un ratito. El 20 (de mayo) cumple dos años (que murió). Todavía duele mucho. Que la quiero, que la extraño, quisiera abrazarla”, contó.
Los hombres también manifestaron dolor. Miguel cada que visita a su esposa llora en su tumba. Hoy fue con sus hijos y sus nietos y todos recordaron los buenos y malos momentos que vivieron juntos, pero el Día de las Madres aumenta el sufrimiento para su familia.
“Mi esposa es el último año que la acompañamos, ya la vamos a sacar. Es un día especial la verdad nunca se va a olvidar. Mis hijas, mi yerno, mis nietos, mi hermana, por último día. Bastante (duele su ausencia) es una cosa muy pesada”, narró.
“Cómo quisiera, ay. Que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándolos. Amor eterno e inolvidable, tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos. Amor eterno, eterno, amor eterno…”, se escuchó en uno de los pasillos del cementerio y las lágrimas rodaron por las mejillas de quienes la cantaron.
sp/cls