En México hay un tren que desafía la noción del vértigo. Lo mismo es capaz de serpentear por caminos montañosos, que observar abismales cañones tan dramáticos que parecen salidos de una antigua caricatura de Warner. En su interior viajas tú, con los ojos “pegados” a la ventana panorámica. Justo ahora tienes un asiento en primera fila para atestiguar un espectáculo que la naturaleza ha tardado millones de años en modelar. A esta poderosa máquina le llamamos Chepe , con cariño, nombre que hace referencia a su ruta, Chihuahua-Pacífico .
Todos los días avanza hacia las Barrancas del Cobre , un escenario tan extraordinario como desafiante por lo accidentado de su territorio. Se trata de un superviviente al ser uno de los dos únicos trenes de pasajeros que sigue operando en el país (el otro se encuentra en Jalisco).
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Pero, ¿qué crees? Este mes se estrenó el Chepe Express , una versión más rápida y lujosa, un ferrocarril diseñado y construido en México que ofrece mejores vistas de la Sierra Tarahumara y también una mejor experiencia.
El viaje
La ruta del Chepe tuvo su origen en la segunda mitad del siglo XIX, aunque entró en funcionamiento hasta los años sesenta.
El Chepe Express viaja todos los días. Su trayecto, d e Los Mochis, Sinaloa, al Pueblo Mágico de Creel, en Chihuahua (o viceversa), tiene una duración de nueve horas. Hace parada solo en dos estaciones: El Fuerte, otro Pueblo Mágico de Sinaloa, y en Divisadero, uno de los principales puntos para explorar la Sierra Tarahumara.
La ventaja de este nuevo ferrocarril sobre el tradicional Chepe, es que prácticamente nada se interpone entre el paisaje y tú. Hay un vagón adaptado como terraza: no tiene paredes, sino ventanas de piso a techo con una sección abatible. En ella, las horas pasan entre curvas infinitas mientras saboreas un coctelito preparado en el bar.
La locomotora se abre paso por puentes que pueden alcanzar intimidantes 100 metros de altura y túneles que atraviesan una fotogénica Sierra Madre Occidental.
(Foto: Chepe Express)
Elegante, pero aguerrido
No se trata de un tren de pasajeros cualquiera. Su interior fue diseñado para que l as vistas panorámicas se disfruten a plenitud y en compañía: los asientos están encontrados, y en un vagón se instaló un bar con una sala lounge.
Distribuido en dos pisos , el carro más innovador es el restaurante. El menú fue diseñado por el chef Daniel Ovadía , cofundador de un grupo restaurantero presente en varios destinos mexicanos. Entre sus trabajos destaca su libro La cocina de Daniel Ovadía y la conducción del programa televisivo “Hombres en la cocina”. Para darle sabor al Chepe Express, se inspiró en los ingredientes tradicionales del norte de México: quesos menonitas, tortillas de harina... Platillos como el burrito de chilorio, el rib eye a las brasas y el aguachile de camarón son el resultado de su ingenio.
En cuanto a la decoración de sus interiores, predominan las tonalidades crema y marrón y algunos detalles en cobre.
Se percibe una atmósfera clásica, como de otra época, aunque no dejan de estar presentes los acabados modernos y las comodidades de nuestro tiempo, como el internet. Si estás tentado a subir una foto a tus redes sociales, recuerda que estos paisajes debes apreciarlos en vivo y no solo a través de la cámara de tu teléfono. Déjalo a un lado y disfruta, relájate como nunca lo haces en la ciudad y goza del viaje como si fuera tu último destino.
Al bajar del tren, continúa tu camino por la orografía de la sierra siguiendo alguno de nuestros itinerarios. Vive una travesía trepidante, cargada de adrenalina, o haz una inmersión en la cultura local.
(Foto: CTPM)
PARA AVENTUREROS
Divisadero
. En el Parque de Aventura Barrancas del Cobre , a 10 minutos en auto desde la estación de tren, una vía ferrata te impone varios desafíos: cruzar un par de puentes colgantes que seguramente pondrán a temblar tus tobillos; y saltar de una roca a otra balanceándote con un arnés al estilo Tarzán. Si esto no te emociona lo suficiente, deslízate por una tirolesa de más de dos kilómetros de longitud. Ya para relajarte, puedes subir al teleférico y desde ahí admirar la Barranca de Urique , con paredes verticales de casi dos kilómetros que la convierten en la más profunda de los cañones. No dejes de ir al restaurante del parque, suspendido sobre el abismo y con una sección de piso de cristal.
Duerme en el Hotel Mirador . Sus habitaciones con terraza privada ofrecen una vista de 180° de los cañones y sin obstáculos. Te recomendamos madrugar para observar el amanecer.
Creel
. Desde aquí parten recorridos hacia la Cascada de Basaseachi , la segunda más alta de México. Su torrente baña el Cañón de Candameña . La única capaz de superarla es Piedra Volada (a siete kilómetros de Basaseachi). Su caída de agua es de 453 metros, pero solo se aprecia en temporada de lluvias, entre junio y septiembre.
organiza recorridos a esta cascada y paseos en cuatrimoto por los alrededores del lago de Arareko, rodeado de un bosque y de formaciones rocosas.
(Foto: Turismo Chihuahua)
El Hotel Villa Mexicana es uno de los que mejor capturan la atmósfera rústica del Pueblo Mágico . Son cabañitas de madera en medio del bosque.
El Fuerte, Sinaloa
. El secreto mejor guardado del pueblo es el Cerro de la Máscara, una zona arqueológica con cientos de petroglifos que, se cree, son un legado del pueblo yoreme. Es el punto final de un paseo en balsa por el río El Fuerte, en el que habitan unas 60 especies de aves. El hotel Torres del Fuerte opera recorridos hacia la zona. Se aloja en una antigua casona restaurada.
CON SABOR LOCAL
Divisadero.
Cerca del parque de aventura, dos comunidades rarámuris —Bacajipare y Huetosachi— emprendieron un proyecto de experiencias turísticas para acercar a los visitantes a su visión de la vida. Desarrollaron caminatas con una duración de 40 minutos a cuatro horas, las cuales no exigen gran esfuerzo físico. Un grupo de mujeres imparte un taller de cocina para que pruebes y aprendas a elaborar platillos de temporada y otras delicias como el agua de pinole . También te enseñan a crear canastos tejidos y máscaras. Para contactarlos entra a su página: experienciasraramuri.com
(Foto: Eco AlterNative Tours)
El Hotel Barrancas abrió en los años setenta, así que es pionero en la zona. Algunas de sus suites disponen de terraza para contemplar los abismos.
Creel
. Dos antropólogos de profesión (uno de ellos de origen rarámuri) crearon la touroperadora Eco AlterNative , cuyas rutas se enfocan en el conocimiento y tradición local. Tienen acceso a un mirador casi desconocido por los turistas, con vistas hacia la Barranca del Cobre , la que le da el nombre a todo el sistema de barrancos y cañones de la Sierra Tarahumara . Es una de las paradas del tour a la comunidad de San Luis de Majimachi , a una hora de Creel . Otros de los escenarios más extraños y famosos que vas a conocer son el Valle de los Monjes y el Valle de los Hongos y las Ranas. Así se bautizaron por la curiosa forma de sus rocas y monolitos que miden varios metros de altura.
Para descansar, tienes la opción de acampar a orillas de un poblado rarámuri.
El Fuerte, Sinaloa.
En pleno centro histórico se encuentra el Museo Fuerte Mirador. Es una reconstrucción de una antigua fortaleza levantada a principios del siglo XVII, en la rivera de un río. Hoy en día hay una exhibición de fotografías y objetos antiguos que hablan sobre la historia de la región.
A unos pasos se ubica el Hotel Posada del Hidalgo , cuya construcción data de 1890. Está decorado con antigüedades y cuenta con alberca.
GUÍA DEL VIAJERO
Cómo llegar.
Aeroméxico opera vuelos hacia Los Mochis con tarifas desde cuatro mil 417 pesos por persona, en viaje redondo.
Recorrido en el Chepe Express
. Tiene dos categorías: turista y ejecutiva. Esta última cuenta con asientos ergonómicos y servicio de snacks. Las tarifas varían según la extensión de tu recorrido. El viaje redondo completo (de Los Mochis a Creel) cuesta cinco mil 243 pesos en clase turista y ocho mil 400 en ejecutiva. La corrida del tren es diaria. Puedes bajar en dos estaciones y, sin costo extra, volver a abordar el Chepe Express al día siguiente.
Para recorrer la zona con tranquilidad, te recomendamos planear un viaje de cuatro a 10 días. Debes reservar con unos tres meses de anticipación.
Los rarámuris tienen fama de ser excelentes corredores. Muy cerca de la estación Divisadero, se realiza un tour en el que te cuentan por qué el pueblo está tan acostumbrado a correr grandes distancias.