Casi todos ubicamos perfectamente el Triángulo de las Bermudas . Un área ubicada entre Florida, Puerto Rico y las Bermudas, donde abundan las leyendas sobre aviones y barcos desaparecidos . Pero, ¿sabías que también existe un Triángulo de Alaska ?
Desde 1988, en este lugar se han reportado 16 mil personas desaparecidas , sin dejar rastro alguno, de acuerdo con el sitio web Curiosity.
El Triángulo de Alaska se encuentra entre tres ciudades: Utqiagvik (también conocida como Barrow), Juneau (capital del estado) y Anchorage. Es un territorio que abarca bosques, montañas heladas, glaciares, tundras y, sobre todo, zonas prácticamente inexploradas. En el siguiente mapa puedes darte una idea de su ubicación.
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En 1972, el Triángulo de Alaska recibió mucha atención por la desaparición de Thomas Hale Boggs, un político demócrata de Estados Unidos que formaba parte de la Cámara de Representantes. Su avión se “esfumó” en algún punto entre Anchorage y Juneau. La operación de rescate se extendió por 39 días, involucrando 40 aeronaves militares y 50 aviones civiles que cubrieron un área de más de ocho millones de hectáreas. Aun así, nunca se hallaron escombros ni restos humanos.
Sin embargo, el accidente de Thomas Hale Boggs no fue el primer ni último caso reportado en el llamado Triángulo de Alaska . En 1950 desapareció una aeronave militar con 44 pasajeros, y un avión privado con piloto y cuatro pasajeros se perdió en 1990; en ambos casos, nunca se supo qué pasó.
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Es fácil decir que las personas perdidas pudieron ser víctima de las condiciones extremas de la región, pero ¿y los aviones? Una posible explicación es que el mismo terreno se ha encargado de desaparecerlos, de manera natural. Como ejemplo se puede tomar un incidente ocurrido en otro sitio remoto: en 1947 se perdió un avión que volaba entre Buenos Aires y Santiago, y su paradero fue desconocido por más de 50 años; en 1998 dos alpinistas encontraron los restos mientras escalaban el volcán Tupungato, y se pudo concluir que la aeronave se había estrellado con un glaciar casi vertical, lo cual provocó una avalancha que la enterró en cuestión de minutos.
Se cree que los imponentes glaciares de Alaska pudieron haber “devorado” muchos senderistas y aviones. Aunque parecen ser hielo sólido, este tipo de estructuras naturales tienen cámaras escondidas y grietas cuya profundidad puede asemejarse a la altura de un edificio.
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Añadiéndole más misterio e interés para los fanáticos de lo sobrenatural, en la región existe la leyenda de una criatura llamada “kushtaka”, contada por las comunidades indígenas tlingit y tsimshian. El mito es recopilado por el autor Dennis Waller en su libro “En busca del Kushtaka, el Pie Grande de Alaska: el Hombre-Nutria de los indios Tlingit”. Cuenta que el mencionado “Pie Grande de Alaska” se les aparece a los viajeros con diferentes formas para confundirlos, tales como un familiar cercano o un niño en busca de ayuda; los lleva a un río cercano, donde los hace trizas o los convierte en otro “kushtaka”.