Este lunes se informó de la desaparición del sumergible ‘Titan’, propiedad de la empresa OceanGate Expeditions, la cual brinda un viaje submarino por el océano Atlántico a las profunidades para explorar los restos del Titanic.
Se trata de una pequeña embarcación a la que solo unos cuantos pueden acceder en ciertas misiones al año en una 'experiencia única en el mundo'.
Contrario a los submarinos, un sumergible posee reservas limitadas de energía y necesita una nave para ser lanzada y recibida. Sí, un barco con todas las comodidades (habitaciones, comedor, gimnasio, etc) es el que lleva y trae a ‘Titan’ hasta llegar al sitio indicado, donde se pone a punto y se ‘libera’ en el mar para salir a explorar.
El ‘Titan’ en realidad es muy pequeño. Mide 6.7 metros de largo, 2.5 de alto y 2.8 de ancho. Es capaz de recibir 5 personas en su interior (un piloto y cuatro tripulantes). Al frente tiene la ventana de visualización más grande de todos los sumergibles de inmersión profunda, midiendo 51 centímetros de diámetro.
Su estructura está hecha de titanio y fibra de carbono; pesa un total de casi 10 toneladas y media, puede tener una carga útil de 685 kilos. Es capaz de sumergirse hasta los 4,000 metros (los restos del Titanic están a 3,800 metros) y su velocidad promedio es de 3 nudos náuticos, unos 5 kilómetros por hora gracias a cuatro propulsores eléctricos Innerspace 1002 (2 horizontales y 2 verticales).
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El interior es un tanto sencillo: un piso negro antiderrapante, paredes que pueden calentarse para soportar las bajas temperaturas de las profundidades marinas, un par de orinales y un baño portátil. Cada pasajero va sentado en espacios con movimiento limitado. Hay equipos de inspección y recopilación de datos como pantallas, computadoras y tabletas para monitoreo adicional. No hay mucho más que eso.
Se comunica con el barco en la superficie a través de sistemas de mensajes de texto, mismos que son proporcionados por la compañía de satélites Starlink, perteneciente a Elon Musk.
Cabe destacar que este viaje comienza en la ciudad de San Juan de Terranova, Canadá, para después adentrarse unos 600 kilómetros mar adentro en el océano Atlántico, hasta el punto donde el Titanic naufragó hace más de 110 años, y hacer inmersiones de hasta 8 horas.
Cada día por la mañana se reúnen los tripulantes, especialistas e ingenieros para platicar sobre los detalles de la expedición, asignar tareas y responsabilidades. Dependiendo de las condiciones climatológicas es como se desarrollará todo.
En sí, es una experiencia de 8 días y 7 noches personalizada para cada pasajero, quienes deciden la ruta con el piloto y hasta tienen la posibilidad de manejar la consola del sumergible (que parece un control de videojuego), monitorear las pantallas y manipular los controles de las cámaras submarinas.
La oscuridad es casi absoluta desde los 200 metros de profundidad. A casi 4,000 metros es un reto encontrar los restos en constante descomposición del Titanic, por lo que los tiempos de exploración pueden variar dependiendo de la dificultad de encontrar el naufragio o de las condiciones del sumergible.
Dato importante: a bordo del barco principal llevarán la comida necesaria. Dentro de ‘Titan’ solo se lleva un sándwich como refrigerio. Por la naturaleza del viaje y los espacios, OceanGate Expeditions recomienda restringir la dieta antes y durante las inmersiones para reducir la posibilidad de utilizar el baño.
Según la página web de OceanGate Expeditions, “‘Titan’ es el único sumergible tripulado que emplea un sistema integrado de monitoreo de salud en tiempo real”. Es decir, los sensores con los que está equipado miden en todo momento la presión y la integridad de la estructura.
Aaron Newman, experto en seguridad de software de OceanGate Expeditions, dijo que ‘no es un viaje a Disney’, pues implica ciertos riesgos y desafíos tanto en la planeación como en el transcurso del viaje. Por ejemplo: salir es complicado, pues no se puede hacer desde el interior, pues es posible únicamente desde fuera, quitando los 17 pernos de la escotilla.
Otro dato a resaltar es que, a pesar de los grandes esfuerzos en materia de seguridad, no cuenta con certificaciones otorgadas por organizaciones gubernamentales y/o especializadas en el rubro. Aún es un sumergible experimental.
Según OceanGate Expeditions, no se necesita experiencia previa de buceo o inmersiones subacuáticas para abordar el ‘Titan’. Cualquier capacitación necesaria se hace en línea algunos días previos a la salida y en el barco durante el viaje.
Lo que sí es obligatorio es que los pasajeros deben ser mayores de 18 años, no tener claustrofobia, ser capaces de sentarse en espacios reducidos por largos periodos de tiempo y tener habilidad de subir una escalera. Todos y cada uno de ellos recibirá un informe de seguridad y una sesión de orientación del barco. Antes de eso, se debe firmar un ‘release’, una liberación de responsabilidades. Es decir, si algo pasa ahí abajo, se debe estar consciente del riesgo que esto implica; la empresa no se hará responsable de cualquier daño.
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Posterior a ello, la compañía da a elegir la manera en que quieren involucrarse en el viaje. Hay de dos: trabajar con los equipos de comunicación o ayudar al piloto con la navegación.
La realidad es que no cualquiera puede ser parte de la tripulación del ‘Titan’ para zarpar en búsqueda de los restos del Titanic. Y no lo decimos tanto por los requisitos físicos o retos de la experiencia, sino más bien por el dinero que se tiene que desembolsar.
Cada lugar tiene un valor de 250,000 dólares, algo así como 4.3 millones de pesos mexicanos.
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