Había visto innumerables imágenes e ilustraciones que muestran el brillo de las luciérnagas (las cuales, por cierto, necesitan una edición para que puedas apreciarlo). También había visto videos explicando su bioluminiscencia y escuchado anécdotas de amigos sobre ese momento descrito como “mágico”. Pero la noche en que vi el fenómeno por primera vez, todas las preconcepciones y cualquier conocimiento previo se esfumaron. Cuando la primera luciérnaga apareció, volví a tener 8 años.
El avistamiento comenzó justo antes del anochecer, cuando la oscuridad parecía “tragarse” los miles de árboles que nos rodeaban y, de pronto, solamente podía guiarme por el sonido de mis pasos cada vez más lentos. Ahí se prendió el “switch” de las luciérnagas.
Podríamos comparar esta bioluminiscencia con muchas cosas: luces navideñas que se encienden de manera individual e intermitente, luces estroboscópicas que te hipnotizan, un fenómeno paranormal del que tienes que convencerte o hasta “fallas en la matrix”.
Pero no importa la descripción que le ponga. Es algo que debes ver por ti mismo y de lo cual no te arrepentirás, sino desearás repetir.
Foto: Glamping Octli. Getty Images
Aun así, por tratarse de una experiencia única que además ocurre en medio de la naturaleza, hay algunas reglas que deben seguirse para disfrutarla al máximo y de la manera más responsable posible, sin afectar el entorno.
Por eso, a continuación te dejamos una lista de errores que no debes cometer cuando vayas al Santuario de las Luciérnagas .
Lo siguiente aplica no solamente para el avistamiento, sino para todo tu viaje. Te recordamos que la temporada de avistamiento ya comenzó y se extiende hasta el 14 de agosto; se hace en el poblado de Nanacamilpa, en Tlaxcala , a 2 horas aproximadamente desde CDMX.
No llegues sin reservación
En los últimos años, el Santuario de las Luciérnagas se ha convertido en un atractivo turístico de enorme importancia, al cual acuden personas de todo el país.
Sin embargo, sigue siendo una reserva natural con límite de visitantes permitidos, no solamente por cuestiones ecológicas sino a raíz de la pandemia. Además, es indispensable entrar al santuario acompañado de un guía local.
Por esta razón, lo más recomendable es que hagas una reservación previa al día de tu visita, con un touroperador o centro ecoturístico autorizado. Si no cumples con este requisito y te lanzas el mero día, es muy probable que te quedes sin lugar; sobre todo, si quieres ir en fin de semana.
Foto: Glamping Octli. Getty Images
No reserves tours sin investigar
Este consejo aplica para cualquier viaje que hagas, a nivel nacional e internacional. Sin embargo, tenemos que hacer énfasis en el avistamiento de luciérnagas porque es una actividad que llama mucho la atención y, desafortunadamente, esto puede dar pie a que existan fraudes.
Te recomendamos que revises las reseñas de otros clientes en Google o en sitios como Booking.com y TripAdvisor. También puedes verificar mediante el sitio web y publicaciones de redes sociales de Sectur Tlaxcala.
Nosotros nos quedamos en Glamping Octli , un alojamiento que ofrece vistas al bosque y a campos magueyeros (más adelante te contamos cómo es hospedarte aquí). Con ellos puedes contratar un recorrido al santuario y el personal te resuelve cualquier duda relacionada con atractivos, comida y tips de viaje para Nanacamilpa.
glampingoctli.com
santuariodelasluciernagas.mx
Foto: Glamping Octli
No olvides vestir en capas
Durante el día puede hacer mucho calor en Nanacamilpa, probablemente estarás más cómodo usando una playera o camiseta, y una gorra (además de ponerte bloqueador, por supuesto). Pero esto no significa que debas subestimar el frío que hace conforme anochece.
Te sugerimos vestir en capas. Para empezar usa prendas térmicas, sobre todo si eres muy friolento. Para la capa intermedia incluye un buen suéter, chaleco de polar o sudadera gruesa.
Tu capa exterior debe ser una chamarra impermeable, mucho mejor si tiene forro. El avistamiento de luciérnagas se hace durante la temporada de lluvias y los recorridos consisten en pasar horas al exterior, en el bosque.
Si también tienes impermeable de plástico, llévatelo en la mochila por cualquier cosa. Lo único que no puedes llevar para cubrirte es paraguas.
Foto: Glamping Octli. Getty Images
No vistas de colores fluorescentes
Los tonos fluorescentes ahuyentan a las luciérnagas, así que es necesario dejar en casa los impermeables de “mírame a fuerza” o los tenis brillantes. No te van a dejar pasar con ellos y, aunque lo hicieran, arruinarías parte de la experiencia.
No uses calzado incómodo
Lo ideal es usar calzado antiderrapante, pueden ser unos tenis o botas de senderismo; quedan prohibidos los tenis de tela (quedarán empapados) y los zapatos acuáticos (no tienen buen agarre).
El Santuario de las Luciérnagas está compuesto por varios ejidos y se llega desde distintos centros ecoturísticos dependiendo del tour que contrates, por lo que el tamaño de las rutas varía. Sin embargo, es muy probable que pases al menos dos horas caminando.
No te preocupes por no tener una gran condición física, los senderos del santuario son tranquilos. Como en cualquier lugar natural, debes pisar con cuidado y seguir instrucciones de los guías, pero nada es demasiado demandante. Además, gran parte de la experiencia consiste en disfrutar el aire puro del bosque y conocer datos curiosos sobre la flora y fauna de la región.
No uses tu celular
El avistamiento de luciérnagas se hace en la oscuridad, en un área natural donde las luces de las comunidades cercanas no llegan y la contaminación lumínica es mínima. Por esta razón queda prohibido sacar el celular cuando anochezca (así como odias a quienes prenden su celular en el cine, te odiarán tus compañeros si lo sacas).
La cámara del celular no logra capturar el brillo de las luciérnagas , no tiene sentido que lo intentes. Es mucho mejor apreciar el momento con toda tu atención.
No hagas ruido
Cuando la primera luciérnaga está a la vista, es prácticamente imposible no escuchar murmullos o comentarios emocionados entre los turistas. Sin embargo, después de este momento, es muy importante mantenerte en silencio. Recuerda que estás en el hábitat de los insectos y se trata de visitarlos causando el menor impacto posible.
Por otro lado, vas a disfrutar mucho más en silencio. Antes de que anochezca completamente, todavía es posible escuchar algunas aves y hasta ver uno que otro murciélago volar sobre ti a toda velocidad. Cuando la oscuridad es casi total, resulta mágico tener la oportunidad de experimentar el bosque como si realmente no estuvieras ahí, como si fueras invisible.
No dejes en casa tu cubrebocas
La regla de usar cubrebocas durante la visita sigue vigente, así que es necesario llevar el tuyo.
No te vayas sin dejar propina
Existen diversos esfuerzos para que las visitas al Santuario de las Luciérnagas sean organizadas, eficientes y sustentables, además de seguras para todos los viajeros. Los guías se capacitan constantemente en cuestión de reconocimiento de la zona, flora y fauna, primeros auxilios y medio ambiente; también suelen estar al pendiente de cualquier duda que surja y que te lleves una buena experiencia. Por eso te sugerimos que tengas en consideración una propina para tus guías.
Foto: Samantha M. Guzmán
No te vayas sin conocer Nanacamilpa
Este destino de Tlaxcala se está dando a conocer a partir de la fascinación por las luciérnagas, pero tiene bastantes razones para que te quedes después del tour.
En primer lugar, debemos decir que la oferta de hospedaje es bastante amplia y variada, entre cabañas y campamentos. El lugar que te mencionamos al principio de este artículo, Octli, es un pionero en la zona porque introdujo el concepto del glamping; es decir, un campamento donde no tienes que olvidarte de las comodidades básicas, como una cama suavecita o un baño privado con agua caliente.
Foto: Glamping Octli
Las tiendas estilo safari de Glamping Octli están equipadas con varias cobijas, sábanas de tela polar, ropa de cama tejida artesanalmente y calentadores eléctricos para que pases una noche cómoda, además de amenidades de baño orgánicas.
Cuando sales de tu tienda por la mañana, lo primero que ves es un paisaje totalmente despejado con campos magueyeros en primer plano, bosques a la distancia y, al fondo, el Iztaccíhuatl.
El personal de Octli te hace sentir como en casa todo el tiempo, ellos te ayudan a hacer reservaciones o probar la gastronomía de Nanacamilpa. Además, el lugar es pet friendly y tiene un temazcal para que te relajes.
Foto: Glamping Octli
Lo primero que debes hacer en Nanacamilpa es un tour pulquero. Sabemos que alrededor de esta bebida existen diversos mitos y prejuicios, pero te aseguramos que aquí te los quitarás: en lugares como Rancho San Isidro te platican con enorme pasión sobre las maravillas y propiedades del maguey, los procesos de elaboración y la limpieza que caracteriza a la “bebida de los dioses”.
En este lugar te termina gustando el pulque o, al menos, lo ves con muchísimo más respeto. Además, hay un mirador desde donde los campos de maguey lucen infinitos e impresionantes. Por cierto, San Isidro abarca 44 hectáreas y, en cada una, hay 2,000 magueyes.
Otro tour indispensable se llama Despertar del bosque, y consiste en recolectar hongos en el bosque, al amanecer. Con ayuda de los guías los encuentras en colores brillantes, en formas extravagantes y con cualidades tóxicas o alucinógenas; sin embargo, la recolección es solo de hongos comestibles que después se emplean en la preparación de tu desayuno.
Foto: Ana Victoria Guzmán
Si estás en busca de algo fuera de lo común, solicita un tour de apicultura. Suena intimidante, pero se trata de una experiencia amigable e interesante.
Si la gastronomía es un determinante a la hora de elegir lugares para irte de fin de semana, debes saber que en esta región hay cocineras especializadas en los platillos con maguey y la comida con insectos (créenos, los gusanos de maguey y los escamoles te van a encantar); pregunta por los menús de Elvia Contreras o de Clarita Martínez. También es imperdible pedirte una pizza hecha con masa a base de pulque.
Foto: Glamping Octli
Nanacamilpa también ya tiene un restaurante de autor. Se llama Tequexquite y está a cargo del chef Andy Salazar, quien ha colaborado en restaurantes como Sud 777. Si vas a desayunar prueba el atole de maíz, la gordita de milpa (con flor de calabaza y champiñones al ajillo) o el cheesecake de requesón con compota de ciruela. Estos son solo ejemplos de lo que puedes encontrar, los menús cambian por temporada y se basan en ingredientes locales.
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