Hace 261 años, uno de los hombres más ricos y poderosos de la Nueva España mandó construir una gran hacienda minera con acueductos, mazmorras, instalaciones laberínticas y túneles. Se edificó en el nacimiento de una barranca, a solo 800 metros de una maravilla única en México: las columnas de roca ahora conocidas como Prismas Basálticos. Y, para nuestra buena suerte, hoy en día esa propiedad sigue en pie, convertida en un hotel abierto al público.
La hacienda se llama Santa María Regla y se encuentra en el estado de Hidalgo, a solo 15 minutos en auto desde el Pueblo Mágico de Huasca (que este año cumple 20 años desde su nombramiento). Queda a 3 horas, aproximadamente, de CDMX.
Esto es lo que debes saber antes de armar tu escapada en este lugar.
Foto: Cortesía
Así es Santa María Regla
Como probablemente habrás escuchado, la historia de Hidalgo está profundamente ligada con la minería. Gracias a la extracción de plata y otros minerales provenientes de Real del Monte, el español Pedro Romero de Terreros acumuló una extraordinaria fortuna; también llamado Conde de Regla, fue el dueño de la Hacienda Santa María Regla y otras 3 propiedades similares en los alrededores de Huasca.
La hacienda que en esta nota nos atañe fue construida entre 1760 y 1780.
Afortunadamente para quienes aman los lugares históricos, Santa María Regla conserva muchas de sus instalaciones originales. Es como un enorme laberinto de piedra, donde puedes pasarte más de una hora recorriendo y admirando jardines, puentes, arquerías, escalinatas, antiguos hornos de fundición y hasta un estanque. La rodea una gran zona boscosa y frondosos árboles llenos de musgo. Incluso, es común que en estas instalaciones se organicen sesiones de fotos.
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Se ofrecen recorridos guiados por las instalaciones de la hacienda, por si quieres saber algunos de sus secretos además de tomarte las fotos obligadas. En estos tours te llevan por túneles “escondidos” y puedes visitar la mazmorra donde alguna vez se aisló a los enfermos de viruela y sarampión. Frecuentemente se organizan tours de leyendas, por si eres fan de lo paranormal.
La hacienda también tiene una hermosa capilla con fachada de estilo barroco. Cabe mencionar que Pedro Romero de Terreros eligió su título nobiliario porque era devoto de la Virgen de Santa María de Regla.
Desde la propiedad es posible admirar una parte de los Prismas Basálticos; no es una vista completa, pero merece disfrutarse porque es un punto mucho más privado. También hay una cascada que cae sobre la barranca.
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Hospédate en la hacienda
En la propiedad se crearon 2 tipos de habitaciones: hacienda y vintage. El primer rubro se caracteriza por su estilo más rústico, acorde con la arquitectura e historia del lugar: tienen muebles de madera, vigas e interiores muy acogedores. Las habitaciones “vintage” son más convencionales (aunque muy bonitas) y, por lo general, cuentan con mayor iluminación; en ellas predominan los tonos neutros.
Cada habitación cuenta con amenidades de baño y cafetera, pero no hay televisión. Únicamente hay internet en la recepción del hotel y el restaurante, por lo que el plan es de desconexión casi total. Algunas de las suites están equipadas chimenea, tina de baño y hasta un pequeño sauna totalmente privado.
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Los huéspedes de la hacienda pueden disfrutar una alberca al aire libre, rodeada de antiguas paredes de piedra.
El restaurante es de estilo tradicional y tiene espacios tanto interiores como exteriores. Hay servicio a la carta y buffet. Con frecuencia se llevan a cabo cenas de temática medieval en la hacienda, para las cuales se ofrecen paquetes de hospedaje; debes estar al pendiente de sus redes sociales.
Las tarifas de hospedaje van desde mil 500 por noche en una habitación estándar, considerando 2 personas. Es posible reservar diferentes servicios como una cena romántica, una fogata para grupos, tours y sesiones de fotos.
Los tours nocturnos tienen un costo de 100 pesos entre semana y 150 pesos en viernes o sábado.
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Los Prismas Basálticos
Hace millones de años, la naturaleza modeló un gran conjunto de columnas de roca a lo largo de una barranca. Estos formaciones simétricas, que parece cortadas con precisión por un gigante, son los famosos Prismas Basálticos.
Las columnas de piedra pueden alcanzar hasta 40 metros de altura, aunque su tamaño es muy variado; varias cascadas salpican las formaciones, lo cual vuelve mucho más espectacular el paisaje.
Puedes atravesar un puente colgante para ver los prismas desde las alturas, o descender una escalinata para admirarlos desde cerca y tomarte la foto del recuerdo. También hay una tirolesa.
Según un artículo de la Revista del Sistema Geológico Mexicano la primera referencia escrita sobre los prismas fue realizada por Alexander von Humboldt, quien visitó la región en 1803.
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