Si vas a viajar a la ciudad de Panamá, además de visitar el Canal y el casco antiguo, aparta unas horas para recorrer el Museo de la Biodiversidad .
En este recinto ya puedes encontrarte con el poderoso megalodón, o al menos con una parte de él. Y no hablamos de la película hollywoodense, sino de una mandíbula con dientes fosilizados .
La pieza está basada en las dimensiones del tiburón prehistórico que alguna vez habitó los mares panameños.
Fue construida en fibra de vidrio y contiene 184 dientes reales, cada uno del tamaño de una mano humana y de 10 millones de años de antigüedad. Este modelo pertenece a la Universidad de Florida.
La casa de estudios estuvo involucrada en excavaciones durante la ampliación del Canal de Panamá, en conjunto con el Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales (STRI).
El escualo prehistórico llegó a pesar alrededor de 100 toneladas y desapareció hace aproximadamente dos millones de años. Se alimentaba de ballenas, pero probablemente también podía devorar miembros de su propia especie.
Su nombre significa “diente grande”. Sus colmillos tenían distintas líneas concéntricas y podían renovarse, pues la línea exterior sostenía los dientes más viejos y, a medida que se perdían, eran reemplazados por las filas de atrás. El Museo de la Biodiversidad es una de las visitas que no te debes perder en tu viaje por Panamá . El edificio en sí, es magnífico, obra del arquitecto Frank Gehry . Su función es la de contar la historia de cómo emergió el Istmo de Panamá , cómo unió a dos continentes y cambió la diversidad de un océano gigante que partió en dos.