En las calles de la Ciudad de México , en el Centro Histórico , se encuentran vestigios de lo que fue la gran Tenochtitlán , de la cual se dice, tenía maravillosos lagos y canales por donde se transitaba en canoas.
En aquel pasado prehispánico, sin la religión católica ni la Catedral Metropolitana —casi frente a la zona arqueológica del Templo Mayor —, los mexicas adoraban a Huitzilopochtli, deidad de la guerra y el sol, y a Tláloc, dios del agua y la lluvia, entre otras deidades. Por esta razón, eran muchos los rituales y ofrendas que se llevaban a cabo en sus templos.
En Destinos te contamos cuáles eran y en qué consistían estos rituales realizados en la gran Tenochtitlán .
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Uno de los rituales más practicados en el México prehispánico eran las ofrendas a dioses como Tláloc, debido a que a través de ellas los pobladores buscaban obtener beneficios, agradecer sus bondades, conmemorar o consagrar monumentos, edificios y sucesos calendáricos, de acuerdo con información del Museo del Templo Mayor.
En los rituales, había uno o varios sacerdotes que evocaban a los dioses con plegarias antes de colocar las ofrendas en lugares estratégicos en las entrañas del Templo Mayor, lugar del que aún quedan vestigios. El museo, diseñado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, guarda piezas bellísimas e invaluables: ahí se exponen máscaras, esculturas y objetos con una gran carga de símbolos relacionados con lo divino.
Además de Tláloc y Huitzilopochtli , a quienes se les dedicó el Templo Mayor, podrás ver las esculturas de Tlaltecuhtli , diosa de la Tierra; y el monolito monumental de Coyolxauhqui (de 3.5 metros de diámetro y 8 toneladas), diosa de la luna que, por cierto, su descubrimiento fue la razón para crear el Proyecto del Templo Mayor en 1978.
(Foto: gob.mx/semarnat)
De acuerdo con el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM , las ofrendas en Tenochtitlán eran enterradas directamente sobre el tepetate o las paredes de los monumentos; en otros casos, los pobladores abrían los pisos y las depositaban en el suelo o al interior de cajas de piedra denominadas tepetlacalli .
Entre los objetos depositados como ofrenda se encuentra manufactura mexica, como las esculturas del dios Tonatiuh Xiutecuhtli, cuchillos de obsidiana y pedernal, cerámicas decoradas, ollas con forma de Tláloc asociadas a la lluvia, además de pulque, tamales, tortillas y sangre.
Según el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, en el Templo Mayor se han encontrado restos de animales marinos, conchas, reptiles, peces, aves e incluso felinos y cánidos los cuales eran colocados en posiciones estratégicas para generar todo un lenguaje ritual así como una manera de representar el universo a escala humana.
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Algunos de los objetos encontrados en las ofrendas se pueden observar en el Museo del Templo Mayor , el cual por el momento puedes recorrer de manera virtual dando click aquí .
Información del Museo del Templo Mayor indica que el ritual del autosacrificio consistía en perforarse ciertas partes del cuerpo con navajillas de obsidiana, puntas de maguey o punzones de hueso. Una vez ensangrentada el área, la persona se colocaba en unas bolas de heno llamadas zacatapayoli , como una ofrenda a los dioses.
(Foto: noticonquista.unam)
Además, la resistencia al dolor era muy apreciada por lo que se buscaba la larga agonía de una víctima, de acuerdo con información del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Si realizas el recorrido virtual por el Museo del Templo Mayor podrás encontrar, en la Sala 2, cuchillos-rostro, así como impactantes máscaras-cráneo y un grupo de cráneos de decapitados. También se exhibien objetos relacionados con las ceremonias rituales como los braseros en los que se quemaba el copal, figuras hechas con esta resina, instrumentos musicales y collares.
¿Te imaginas despertar con el olor a incienso inundando tu nariz? Esto era lo que ocurría con el rito de la ofrenda de fuego . Consistía en sahumar las estatuas con humo de copal.
(Foto: Unsplash)
En los templos de Tenochtitlán , los sacerdotes iban tocando la flauta mientras se inciensaba el recinto a media noche, en la mañana y a mediodía. El ritual se realizaba con el fin de conjurar a los dioses y así obtener sus favores, santificar los escenarios rituales, purificar a las personas e incluso hacer predicciones.
Este ritual también se hacía en las casas de las personas comunes con el fin de bendecir las esquinas, los umbrales y enseres de trabajo, de acuerdo con el Museo del Templo Mayor.
Los cráneos apilados uno sobre otro para formar un altar en honor al dios Huitzilopochtli, son de los vestigios más impactantes que se pueden observar en la Ciudad de México, con algunos ejemplares que se podrán visitar en el Museo del Templo Mayor. Estos restos humanos provienen de múltiples sacrificios realizados en la gran Tenochtitlán .
Los sacrificios humanos son uno de los ritos más conocidos, y, aunque puedan parecer sorprendentes, para las culturas prehispánicas éstos no eran ejercicios de muerte, sino de regeneración de la vida, de acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Este tipo de rito se realizaba de diversas maneras y una de ellas era el empleo de una piedra de sacrificios, un cuchillo de pedernal y un recipiente para ofrendar los corazones, llamados cuauhxicalli . Con esto se ofrecía a los dioses lo más preciado: la sangre y la vida misma.
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