La costa de Veracruz posee lugares insólitos y paradisiacos. Playas con un pequeño cenote de lava seca en Playa Ermitas, inmensos acantilados con cuevas en la famosa y fotogénica Roca Partida o una espesa selva con abundante naturaleza son algunos de los ejemplos.
Pero no todo está destinado al ecoturismo en esta región que históricamente fue ocupada por grupos totonacas, quienes dejaron su legado en una zona arqueológica muy curiosa: Quiahuiztlán. Se encuentra sobre un monte custodiado por un gran monolito con vistas al golfo de México.
Quiahuiztlán fue una gran urbe totonaca, construida en el Cerro de los Metates o Cerro Bernal, en donde se eleva una imponente peña de roca basáltica, forrada de espesa vegetación.
Su nombre proviene del náhuatl quiahui (lluvia) y tlan (lugar), que juntos significan 'el lugar de la lluvia'. Quiahuiztlán fue fundado alrededor del año 800 d.C., muy probablemente por grupos que llegaron del Tajín.
Estuvo ocupado hasta la llegada de los españoles, y posteriormente fue abandonado.
La ciudad, que llegó a tener hasta 15,000 habitantes, cumplió tres funciones principales: la de un complejo habitacional-adoratorio, un cementerio y una fortaleza aprovechando la accidentada orografía de sus alrededores. Evidencia de esto último es el hallazgo de varios muros defensivos.
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Se conservan 2 estructuras piramidales en su plaza central; una de ellas funcionaba como lugar de sacrificios. Además, existe un adoratorio a orillas de una terraza, una plaza más con un par de edificios ‘gemelos’ que se creen eran adoratorios de Tláloc y Huitzilopochtli y un juego de pelota en forma de 'I' con graderíos en ambos lados.
A pesar de su difícil acceso, fue invadida en 2 ocasiones por grupos provenientes del Altiplano: primero, por los toltecas y luego por los mexicas, quienes los sometieron hasta la llegada de los conquistadores europeos.
Aquí otra curiosidad de Quiahuiztlán: fue el primer lugar donde Hernán Cortés pactó con indígenas locales en búsqueda de conquistar el ‘nuevo mundo’, ya que muy cerca de ahí, el conquistador fundó el primer poblado español en México.
La peculiaridad más importante de esta antigua ciudad totonaca son sus 3 necrópolis, donde se hallaron restos humanos y ofrendas en 78 tumbas, en las que sobresalen pequeños basamentos en forma de teocallis o templos. Algunas tienen de fondo el mar.
Estas pequeñas construcciones tienen su propia escalinata y un par de entradas (o una entrada y una salida). Se cree que estas 'puertas' permitían el libre movimiento del alma del difunto.
Quiahuiztlán se encuentra sobre el Cerro de los Metates, a orillas de la playa Villa Rica, en el municipio de Actopan, Veracruz.
Desde el puerto jarocho, es un camino en auto de aproximadamente una hora, en dirección a Poza Rica. Para llegar, se toma la Carretera Costera Cardel-Nautla (Federal 180) hasta encontrar la desviación Farallón-Tinajitas, que lleva al poblado de Los Metates. En dicho lugar se encuentra la zona arqueológica.
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La entrada tiene un costo de $70 pesos por persona. Abre de martes a sábado de 10:00 a.m. a 3:30 p.m.
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