Hay quienes aman la anticipación y las bruscas sensaciones que acompañan el recorrido de una montaña rusa ; cada vez buscan atracciones más extremas para que esas sensaciones resulten más fuertes. Por otro lado, hay personas que sufren desde que están en la fila, se arrepienten de sus decisiones mientras les ajustan el cinturón y se convierten en una máquina de gritos hasta que el juego se detiene.
Independientemente del grupo al que pertenezcas, hay cosas que sí o sí pueden pasar en tu cuerpo cuando te subes a una montaña rusa . Hoy te explicamos algunas de ellas.
Tu peso varía (o al menos eso parece)
Al momento en que inicias un descenso, si la montaña rusa acelera lo suficiente y excede la fuerza de gravedad, puedes sentir como si fueras jalado hacia arriba y como si estuvieras flotando por unos segundos, como si no pesaras nada. Por el contrario, cuando avanzas lentamente hacia la cima y la fuerza de aceleración coincide con la gravedad, parece que eres más pesado de lo normal.
Según el sitio web How Stuff Works, si fuera posible que llevaras una báscula contigo durante todo el recorrido, verías que tu peso varía de un punto a otro.
Foto: Unsplash. Emil Widlund
¿Qué es el vacío en el estómago?
Una de las principales razones por las que muchos aman u odian las montañas rusas es la sensación de “vacío en el estómago”, que se produce justo cuando quedas flotando por un momento.
Como lo explica How Stuff Works, tu cuerpo no es completamente sólido y está compuesto por muchas partes internas; cuando se acelera tu cuerpo, cada una de las partes lo hace individualmente y todas están siendo “empujadas” al mismo tiempo. Por lo tanto, si es una caída, las partes están descendiendo separadas, por extraño que suene.
De pronto tu estómago puede sentirse muy ligero porque hay menos fuerza empujándolo que como sucedería por el efecto de la gravedad naturalmente.
El sitio web de Perimeter Institute lo pone en palabras más sencillas: si sientes la caída específicamente en tu estómago es porque tanto este órgano como los intestinos “flotan de manera más suelta” que otros y la sensación de caída libre los afecta más.
Foto: Unsplash. Itai Aarons
Tu cerebro se confunde
Seguramente te ha pasado que, después de bajar de un juego mecánico, al caminar te vas hacia un lado involuntariamente. Pero, más allá de eso, hay personas que terminan realmente mareadas tras subirse a atracciones como las montañas rusas, experimentando náuseas y hasta vomitando.
La culpa de que sientas mareo es de tu oído interno, cuyo sistema está conectado con tu equilibrio. En pocas palabras, el mareo ocurre cuando tu sensación de equilibrio es perturbada porque tu cerebro recibe información contradictoria de diversas fuentes, como lo explica la Enciclopedia Británica.
Profundicemos un poco en eso. El oído interno es una de las fuentes que emplea tu cerebro para mantener el equilibrio; ayuda, por ejemplo, a que sepas en qué dirección se está moviendo el juego mecánico y si estás boca abajo aunque tengas los ojos cerrados.
De acuerdo con la columna Ask a Biologist de la Universidad del Estado de Arizona, la cóclea (la estructura que transforma vibraciones en impulsos nerviosos que van al cerebro) está conectada y utiliza el mismo fluido que las estructuras conocidas como sáculo y utrículo, las cuales avisan en qué dirección te mueves.
Cuando comienza la montaña rusa y te mueves rápidamente hacia adelante, el fluido dentro del utrículo empuja células ciliadas (que tienen forma de cabellos) y éstas le avisan a tu cerebro que estás avanzando. Cuando estás en una caída pronunciada, el fluido dentro del sáculo también empuja células ciliadas, lo que indica el movimiento a tu cerebro.
Por supuesto, algunas personas lidian con el mareo con mayor facilidad que otras.
Foto: Unsplash. Stephen Hateley
Tu corazón puede acelerarse
Las subidas lentas, descensos a toda velocidad y giros de 360° pueden disparar el latido de tu corazón, dice un estudio de 2007 retomado por Miranda Hitti en el portal WebMD. En él, doctores del University Hospital of Mannheim (al suroeste de Alemania) monitorearon la frecuencia cardiaca de 55 personas antes, durante y después del recorrido en Expedition GeForce, una de las montañas rusas más grandes de Europa.
Los participantes, quienes no tenían ninguna condición cardiaca específica, tenían un promedio de 89 latidos por minuto unos momentos antes de que el recorrido de 2 minutos comenzara.
En su primer ascenso, la montaña rusa avanza por 30 segundos hasta alcanzar una altura de 62 metros; aquí es donde se presentó el mayor incremento de frecuencia cardiaca en los participantes, debido a la anticipación. Después viene una serie de caídas libres y curvas pronunciadas.
En promedio, los participantes alcanzaron 155 latidos por minuto durante el juego, y descendieron hasta los 109 cuando se estaba terminando.
Los científicos consideraron que, si bien no están en contra de este tipo de atracciones, el aumento en la frecuencia cardiaca debería ser un importante tema a considerar para quienes tienen alguna enfermedad del corazón.
El miedo se siente bien
¿Te has preguntado por qué es divertido tener miedo? Aunque parece totalmente contradictorio, es lo que puede sucederte con las montañas rusas y con las películas de terror. La autora Margee Kerr, a través de Ted-Ed, tiene una respuesta.
De acuerdo con Kerr, el miedo tiene una mala reputación pero no necesariamente es algo malo. Básicamente, cuando una potencial amenaza dispara nuestras respuestas de pelea y defensa nuestro cuerpo se prepara para el peligro liberando químicos que cambian momentáneamente la manera en que nuestro cerebro actúa.
En primer lugar, se asegura de que nuestro cuerpo tenga suficiente energía y esté relativamente protegido del dolor físico. Por otra parte, otros sistemas como el pensamiento crítico quedan en segundo plano. Sentirse tolerante al dolor y lleno de energía, sin pensamientos preocupantes, es la parte que podemos disfrutar.
El contexto, por supuesto, es distinto a una situación de peligro real; en ese caso, estaríamos concentrados en la supervivencia y no en la diversión. Una montaña rusa te permite experimentar ese estado de gran excitación pero desde un lugar seguro y con condiciones controladas. Por eso es normal tanto gritar como reír en una de estas atracciones.
Pero, si bien la respuesta ante el peligro es universal, cada uno de nosotros reacciona distinto a las sustancias químicas asociadas con la respuesta ante una amenaza. Por eso algunos disfrutan las atracciones extremas y otros no.
Por otro lado, hacer cosas que nos asustan inicialmente puede significar una buena dosis de autoestima, dice Margee Kerr. También puede hacerte sentir más cercano a tus acompañantes y estrechar lazos.
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