El mar de Puerto Vallarta próximamente se ‘llenará’ de las enormes ballenas jorobadas, quienes recorren miles de kilómetros hasta las costas del Pacífico mexicano en busca de aguas más cálidas para comenzar la temporada de apareamiento y cría.
Su arribo también marca el inicio de la temporada de avistamiento de estos mamíferos, una de las mejores experiencias que puedes vivir en invierno en la Bahía de Banderas.
La ballena jorobada es una de las 11 especies de cetáceos barbados en el mundo y se distribuye en los océanos de todo el planeta, aunque en invierno migran del Ártico a las costas del Pacífico mexicano (hasta 5,000 kilómetros) en búsqueda de aguas más cálidas.
Las hembras suelen ser más grandes (de 15 a 19 metros de largo) que los machos (de 14 a 17.5 metros) y llegan a pesar entre 30 a 40 toneladas, de acuerdo con el Programa de Acción para la Conservación de la Especie en Riesgo Ballena Jorobada de la Semarnat.
Recibe el nombre de jorobada por la forma en que arquea el lomo antes de sumergirse, aunque también es conocida como la ‘ballena de las grandes alas’ debido a sus aletas pectorales (de hasta 5 metros de largo).
A pesar de ser de los animales más pesados en el mundo, son bastante juguetonas y ‘acrobáticas’, pues es común que se les vea impulsándose fuera del agua.
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Son fácilmente reconocibles por estas aletas, su cuerpo robusto, su hocico un tanto alargado, el cual tiene una especie de barbas.
Como dijimos, las ballenas jorobadas escapan de las frías aguas árticas en invierno y arriban a las cálidas aguas del Pacífico mexicano, donde se reproducen y dan a luz a sus ballenatos.
Suelen verse desde noviembre en la Bahía de Banderas, aunque la temporada oficial inicia el 8 de diciembre y termina hasta el 23 de marzo, con posibilidad de extenderse hasta inicios de mayo.
La touroperadora Vallarta Adventures indica que la mejor temporada para el avistamiento es en enero y febrero, pues es cuando estos enormes mamíferos están más activos.
La agencia Vallarta Adventures ofrece un par de experiencias en las aguas de Puerto Vallarta para avistar ballenas jorobadas, todas ellas guiadas por expertos en vida marina y miembros de RABEN (Red de Asistencia a Ballenas Enmalladas), una organización mexicana dedicada a la conservación y liberación de esta especie.
La primera de ellas es un safari fotográfico a bordo de una lancha inflable, ideal para grupos pequeños. Dura unas 3 horas y recorre algunos de los sitios donde se registran más avistamientos. Además, cada embarcación está equipada con hidrófonos para escuchar el canto y los sonidos emitidos por las ballenas.
Tiene un costo de $2,289 pesos por persona, aunque puedes conseguir un descuento si reservas en línea, donde la tarifa es de $1,602.38. Incluye fruta y agua.
Si buscas una experiencia más completa, está el paseo por la bahía en catamarán. Este transporte es de 2 pisos y durante el recorrido (de unas 3 horas), los guías comparten información de las ballenas. Adicionalmente, el barco cuenta con una zona con buffet y barra libre (bebidas alcohólicas o no alcohólicas).
Este tour tiene un costo regular de $2,079 pesos por persona, aunque en línea tiene un descuento, teniendo una tarifa de $1,455.30. Incluye buffet, barra libre e hidrófonos a bordo.
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Más información al Whatsapp: (322) 245 0347.
Toma en cuenta que es indispensable contratar servicios de prestadores turísticos certificados por la Semarnat. Por parte de los guías, es obligatorio que acaten las siguientes indicaciones:
Está prohibido utilizar equipos de sonar y ecosonda para localizar ballenas; la cantidad de embarcaciones permitidas en una zona de observación es de 4 y pueden permanecer en el sitio hasta 30 minutos; deberán sostener una velocidad de entre 9 a 4 kilómetros por hora al estar cerca de una ballena o grupo de ballenas y una distancia mínima de 240 metros.
El acercamiento debe ser en diagonal por la parte lateral posterior y el avance se deberá realizar de forma paralela al curso de los ejemplares.
Los visitantes deberán permanecer en silencio para no alterar a las ballenas y está estrictamente prohibido alimentarlas, tocarlas y/o nadar junto a ellas.