La decisión de la catedral de Norwich (a unos 190 km al noreste de Londres) de instalar el tobogán para que la gente pueda tener un panorama diferente del interior de la edificación medieval ha suscitado protestas.
El reverendísimo doctor Gavin Ashenden, excapellán de la reina, dijo que la catedral había cometido un "error".
Pero la directiva de la catedral sostuvo que se trataba de una manera creativa de compartir la historia de la Biblia.
Les tomó dos días a cuatro personas construir la atracción de 16,7 metros de altura dentro de la catedral del período normando.
La catedral dijo que la estructura le permitía a la gente ver de cerca los florones y otras figura talladas en la bóveda medieval, considerados como el mayor despliegue de este tipo de detalle arquitectónico en el mundo.
El doctor Ashenden, obispo misionero de la Iglesia Cristiana Episcopal, dijo que el clero de la catedral de Norwich había sido "poco profesional" y que había "cometido un error sobre la función de una catedral".
Expresó que no había evidencia alguna de que los turistas se conviertan así en cristianos y que "sólo usar el entretenimiento es ordinario"
"Que semejante lugar, inmerso en misterio y maravilla, se deje llevar por el placer sensorial y la distracción es envenenar la misma medicina que ofrece al alma humana", sentenció.
El reverendo canónigo Andy Bryant, de la catedral de Norwich, reconoció que la gente se sorprendería de ver el tobogán.
Pero dijo que, además de destacar la bóveda, era "parte de la misión de la catedral de compartir la historia de la Biblia" y que esta era una "manera creativa e innovadora de hacer eso".
La catedral de Norwich no es el primer lugar de culto en utilizar métodos poco convencionales para atraer al público.
La nave lateral de la catedral de Rochester fue convertida en una cancha de golf en miniatura.
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