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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
ÁQABA, Jordania.— El intenso sabor del té ofrecido por el auténtico beduino que atiende una de las dos únicas tiendas de recuerdos establecidas en toda la zona arqueológica, aún está en los labios cuando el final del largo pasadizo rocoso de color rojo se acerca. Es justo el inicio de la verdadera Petra, “la ciudad perdida” que impone con sus fachadas labradas en piedra y su inmensidad. Todavía resulta muy difícil calcular su verdadera superficie, debido a que continuamente se realizan nuevos descubrimientos. Por ahora, se fija en 264 kilómetros cuadrados.
Considerada una de las siete maravillas del mundo contemporáneo, esta antigua ciudad fundada por los edomitas en el siglo VI a. C. y potencializada por los nabateos 200 años después, es la principal atracción turística de Jordania, debido a sus increíbles construcciones y la fama que tiene en el mundo.
Se calcula que deben invertirse cuatro o cinco días para conocerla de arriba a abajo, aunque el Khazneh (Tesoro), el Deir (Monasterio) y el Teatro Romano sean sus principales atracciones.
El Tesoro es el más importante (y el más fotografiado por turistas de todas latitudes). Se trata de una enorme construcción, posiblemente una tumba real, que impresiona por la perfección de los acabados realizados en la piedra, porque Petra no es una ciudad construida sobre rocas, sino labrada en la misma piedra, lo que explica el misticismo que la envuelve.
Además de edomitas y nabateos, los imperios romano y bizantino ocuparon este lugar que era utilizado como residencia, especialmente para rendir pleitesía a muertos y deidades.
Hoy en día es una pequeña “Torre de Babel” en el Medio Oriente. Diversos idiomas se escuchan mientras se recorre, casi siempre bajo un sol ardiente, aunque el Khazneh, sitio utilizado en la película “Indiana Jones y La Última Cruzada”, es el que más gente aglutina.
Además de los visitantes, quienes anhelan tomar la instantánea del recuerdo, decenas de gitanos ofrecen servicios, como dar la vuelta en dromedarios y transportación en burros por casi toda la ciudad. Subir a la joroba de un dromedario —una aventura extrema que requiere de elasticidad en las piernas y equilibrio tanto de subida como de bajada— y pasear por la fachada del Tesoro cuesta cinco dinares (unos 145 pesos). La experiencia no pasa de los 10 minutos.
Petra es un centro turístico convertido en romería por quienes también ofrecen souvenirs del lugar: llaveros, imanes, teteras, colguijes y hasta lámparas árabes, esas que se hicieron famosas en el relato de Aladino. Tomar un burro es una buena opción para quienes sufren con el calor, no poseen buena condición física y desean arribar al Monasterio, uno de los puntos más altos de Petra.
Enclavado en una montaña, el Deir era el sitio predilecto de adoración para el Rey Obodas I. Sus impresionantes columnas hacen olvidar el cansancio generado por los casi mil escalones que deben subirse para observarlo.
El paso del tiempo y los millones de visitantes que han estado en el lugar provocan irregularidad en cada peldaño, además de que muchas de las rocas ya están bastante resbaladizas, lo que hace tan difícil subir como bajar. A buen paso y sin detenerse muchas veces, se invierte poco más de media hora en ascender.
El calor es intenso, por lo que resulta indispensable llevar alguna botella de agua, un sombrero o el tradicional pañuelo árabe (kufiya o hatta): el jordano es rojo y el palestino negro.
Al adquirir una de estas prendas en cualquier puesto o tienda, no te creas que te devuelves a casa con un auténtico recuerdo de aquellas tierras: casi todas se hacen en China.
Cientos de tumbas y construcciones también llaman la atención, pero se debe guardar energía, ya que por una cantidad extra al costo de la entrada (50 dinares, unos mil 450 pesos) se puede asistir al evento “Petra de noche”, cuyo inicio es a las 20 horas.
Después de volver a uno de los hoteles cercanos a la zona arqueológica y darse un baño, se regresa a Petra para recorrer el kilómetro del Siq, ese pasadizo rocoso que culmina en el Tesoro.
Aunque es el mismo camino, la experiencia es totalmente distinta a la de día: el sendero solo es iluminado por pequeñas velas, una tras otra, y la explanada del Tesoro se ocupa para que muchos beduinos toquen flautas típicas árabes.
Se ofrece café o té de cardamomo en cortesía y el espectáculo (no mayor a los 90 minutos) finaliza con un mensaje en el que se recuerda que el amor es lo más importante en el mundo.
Después de eso, la construcción estelar es iluminada por media docena de faros rojos, lo que desata la emoción entre los asistentes.
Además de Petra, conoce tres destinos sorprendentes de Jordania, AQUÍ
DATOS ÚTILES
Visa. Los mexicanos pueden solicitar la visa a su llegada al aeropuerto. El costo es de 40 dinares (unos 56 dólares estadounidenses).
El Ramadán. Del 27 de mayo al 26 de junio. Es un mes sagrado de ayuno. Solo se vende alcohol a los no musulmanes en los principales hoteles. Está prohibido comer, beber y fumar en público durante el día. Comercios, restaurantes y museos pueden modificar sus horarios.
Sitio oficial. visitjordan.com