La París contemporánea se ha forjado, en gran medida, gracias a los eventos de relevancia mundial que han tenido lugar en ella. El ejemplo más icónico es la Torre Eiffel, un legado de la Exposición Universal que la ciudad albergó en 1889. Otros monumentos, ampliamente reconocidos, como el Grand Palais, el Petit Palais y el puente Alexandre III, también surgieron a raíz de las siete exposiciones universales que ahí tuvieron lugar, entre finales del siglo XIX y principios del XX. No hay duda que estos eventos la transformaron en la capital mundial de la ciencia y el arte.
Un siglo después, los Juegos Olímpicos vuelven a una París que, en lugar de construir nuevos monumentos, ha optado por reinventarse y adaptarse a las necesidades actuales para avanzar hacia una urbe más ‘ecológica’.
Una de las grandes mutaciones que dejarán los Juegos Olímpicos de París 2024 será la red de más de mil kilómetros de ciclovías. El servicio público de bicicletas Velib (velib-metropole.fr) cuenta con decenas de miles de unidades y ofrece pases diarios, con un costo de cinco euros. Con este se pueden realizar trayectos ilimitados de hasta 30 minutos y puede ser utilizado simultáneamente hasta por cinco usuarios, una propuesta ideal para grupos.
Como la mayor parte de los monumentos están ubicados alrededor del Sena, en zonas relativamente llanas, la bicicleta es la manera más económica, ecológica y cómoda para conocer la París más clásica, la que abarca desde la Torre Eiffel hasta Notre Dame, pasando por la Plaza de la Concorde, el Louvre y el Museo d’Orsay. Todos los monumentos cuentan con estaciones de bicis en su entorno.
Quienes se animen pueden embarcarse en ‘etapas’ de día completo, ya sea en bicicleta tradicional o eléctrica, y desplazarse hasta el palacio y los jardines de Versalles, a unos 20 kilómetros. O también a la casa y jardín de Claude Monet en Giverny, donde se pueden contemplar los árboles que plantó el artista y el puente japonés que plasmó en 45 de sus obras.
Las principales competencias de ciclismo de los Juegos Olímpicos 2024 terminarán, como acontece todos los años, con el Tour de France, en el Arco del Triunfo. Es muy probable que la cultura de las dos ruedas haya llegado para quedarse, y se espera que también permanezca para favorecer la movilidad y un turismo más sostenible.
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Ocho kilómetros es la distancia que hay entre la Torre Eiffel y la catedral de Notre Dame, si se hace el recorrido por las riberas del Sena. El paseo, uno de los más famosos del mundo, será protagonista de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, que trasladará, por primera vez, este acto de un estadio al centro de una urbe.
La recuperación de las aguas del río Sena y los proyectos de limpieza es otro de los grandes proyectos de transformación que la ciudad ha vivido en los últimos años. Y, aunque finalmente no se pudo este año, se anunció que en 2025 será posible bañarse en algunas zonas del río, algo que estuvo prohibido desde 1923 por la contaminación.
Sin embargo, los viajeros ya disfrutan desde hace unos años y durante los meses de verano, de una campaña denominada ‘Paris Plage’, por el que las orillas del Sena se convierten en un espacio con terrazas, tumbonas, sombrillas, espectáculos de música y festivales de cine donde poder relajarse, tomar el sol y organizar un picnic.
Hasta que llegue el momento de recuperar el río para nadar, los barcos turísticos Bateaux Mouches y el Batobus, una especie de autobús urbano sobre el río, con parada en los principales monumentos, continúan siendo la mejor opción para descubrir el paisaje urbano con las mejores vistas.
Menos conocidas que las competencias deportivas, pero igual de interesantes, son las olimpiadas culturales. En París, sin necesidad de los juegos, un viajero podría pasarse meses visitando una exposición diferente cada día, gracias a su red de 150 museos, sin contar galerías y otros espacios de exposición. Pero el paso de este gran evento deportivo ha enriquecido aún más la vida cultural con nuevas propuestas en torno al deporte.
El famoso Louvre ofrecerá a los visitantes la posibilidad de profundizar en la historia del deporte a través de una exposición especial bajo el nombre de ‘El Olimpismo. Una invención moderna, un patrimonio antiguo’ que permanecerá abierta hasta finales de septiembre.
En la misma línea, el Petit Palais ofrece hasta final de año la exposición ‘Cuerpos en movimiento’, un recorrido de cómo los artistas han plasmado el movimiento a través de pinturas, esculturas y otras piezas de arte durante los últimos dos milenios. Hermano pequeño del Gran Palais (cerrado este último por obras hasta 2025), el museo es una joya no muy conocida para el público que merece la pena visitar, tanto por su ubicación, al final de los Campos Elíseos, como por ser gratuito.
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Lo que no podrán visitar los viajeros en estos meses será la catedral de Notre Dame, cuyos trabajos de reconstrucción, tras el incendio que la destruyó parcialmente, no estarán terminados hasta diciembre de 2024. Como alternativa, en los bajos de la misma plaza se puede disfrutar de una recreación en realidad virtual del monumento.
El final de las obras de reconstrucción del templo coincidirá con el cierre, previsto para marzo de 2025, y también por obras, del Centro Pompidou. El museo de arte contemporáneo más prestigioso de Europa cerrará sus puertas, después de 50 años, para someterse a una rehabilitación.
En una ciudad en ebullición cultural, son muchas las novedades que encontrarán quienes regresen a ella después de varios años. El museo de la Fundación LVMH, obra del arquitecto Frank Gehry, es una de ellas. En el Bois de Boulogne, el edificio ‘tipo Guggenheim Bilbao’, se podrá observar una panorámica original desde sus terrazas, además de sus colecciones de arte contemporáneo.
La moda, el negocio y el arte siempre han ido de la mano en París. No es extraño que la nueva generación de pinacotecas esté impulsada por los grandes nombres del lujo. La Colección Pinault, en el antiguo edificio de la Bourse de Commerce, es la última incorporación al universo del arte contemporáneo parisino.
El Museo d’Orsay celebra 150 años de la primera exposición de los impresionistas que decidieron romper con las reglas del arte oficial y organizar su propia exposición. Incomprendidos en su época, Monet, Renoir, Degas, Morisot, Pissarro, Sisley y Cézanne son este año los protagonistas de la exposición ‘París 1874: Inventar el impresionismo’.
París, una vez más, quiere aprovechar un acontecimiento mundial para demostrar que continúa vigente la frase de “París bien vale una misa”.
Para quienes visitan por primera ocasión la ‘Ciudad Luz’ y buscan alternativas gratuitas, aquí el ranking de los monumentos más visitados e icónicos de la ciudad, junto con algunas informaciones de interés:
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