Casi podríamos apostar que no hay mexicano que no conozca la leyenda de La Llorona . Probablemente las versiones sobre su historia de origen cambien mucho de una persona a otra, pero hay elementos que a todos nos contaron en nuestra infancia y se mantienen constantes, como el alarido capaz de helar la sangre, la cercanía con los cuerpos de agua como ríos y lagos o la ilusión de la distancia (si la oyes cerca está lejos, y viceversa).
, no existe una sola leyenda sobre La Llorona sino tres; una de ellas habla sobre una indígena que tuvo varios hijos ilegítimos y, tras ser rechazada por su amante, perdió el juicio y los arrojó al río.
El espíritu es mencionado en el Códice Florentino de Fray Bernardino de Sahagún, como uno de los presagios de la caída del imperio mexica: habla sobre la diosa Cihuacóatl lamentándose inconsolable por las noches, gritando “¡ay, mis hijos!”
Foto: Wikimedia Commons/ Madman2001
La leyenda de La Llorona no solo se cuenta en México, sino también en países como Nicaragua, Colombia y Perú, dice el Centro Virtual Cervantes.
Pero hoy en Destinos no platicaremos sobre el origen de la leyenda, sino sobre otro asunto interesante: los espíritus, seres mitológicos y folclor que recuerdan a esa mujer que todos los mexicanos tememos escuchar alguna vez.
Foto: Wikimedia Commons/ R. Prowse - Wicklow Heritage
Representada típicamente en dos versiones, como una vieja bruja o una especie de sirena, una banshee se considera un augurio de la muerte. Su nombre proviene del irlandés antiguo y significa “mujer del montículo de hadas”, de acuerdo con el diario The Irish Post. Hace referencia a los túmulos: elevaciones artificiales, parecidas a colinas, que se encontraban en los paisajes rurales y cubrían una o más tumbas, albergando las almas de los difuntos.
Una banshee es una especie de hada relacionada con el mundo de los muertos y, si se te aparecía, significaba que uno de tus seres queridos pronto fallecería. No era necesario verla, porque su llegada era anunciada con alaridos capaces de romper cristales.
Los primeros documentos donde este ser mitológico es mencionado datan de 1380.
Es un alma en pena representada por una mujer hermosa de pelo largo, quien usa una túnica blanca de origen colonial llamada saya (de ahí viene el nombre). Es conocida por asustar a los trasnochadores, borrachitos e infieles que la siguen para cortejarla, solo para mostrarles después una macabra sonrisa llena de colmillos largos y puntiagudos, cuenta el libro Diccionario de fantasmas, misterios y leyendas de Venezuela, de Mercedes Franco.
Las narraciones relacionadas con La Sayona datan del siglo XIX y se asocian sobre todo con la Región de los Llanos.
Existe una leyenda que cuenta el origen de La Sayona, dice el sitio web Solo en Venezuela. Se dice que era una mujer muy bella pero también celosa, llamada Casilda. Un día le llegó el rumor de que su esposo le era infiel con su propia madre, lo cual la llevó a confrontarlos y matarlos debido a la ira; antes de morir, su progenitora la maldijo.
Según el folclor de Malasia, que se ha transmitido a países como Singapur e Indonesia, pontianak es el fantasma de una mujer embarazada convertida en un vampiro sediento de venganza; se dice que murió a manos de un hombre violento o durante el parto, indica Channel News Asia.
Abuelas, taxistas y cualquiera que acostumbre transitar por carreteras de noche, cuentan la historia de una hermosa mujer que se aparece usando un vestido blanco y parece preocupada, como si buscara ayuda. Cuando la desafortunada persona que se cruza en su camino se acerca, lo último que escucha es un horrible llanto de bebé. Entonces la mujer se transforma en demonio y se come los órganos de su víctima.
Foto: Wikimedia Commons/ Brigham Young University
¿Has escuchado acerca de los yokai? Es un concepto que se refiere a toda clase de seres y fenómenos sobrenaturales del folclor japonés: monstruos, demonios, duendes o espíritus, tan solo por mencionar ejemplos. Entre la infinidad de yokai que existe, algunos recuerdan ciertas características de La Llorona.
Está por ejemplo el Kawahime, que se traduce como “princesa de río”, según el sitio web Yokai.com. Habita en las riberas de los ríos, cerca de puentes y molinos de agua; se caracteriza por embrujar a los hombres jóvenes para robarles su fuerza vital.
También está el Ubume, término que se refiere a una mujer en los últimos meses de embarazo. Se dice que cuando una mujer muere antes, durante o inmediatamente después de dar a luz, la angustia por su hijo evita que su espíritu trascienda. Estos yokai aparecen en las noches de lluvia y en diversas formas: como una mujer cargando a un bebé, una embarazada llorando desesperadamente o un cadáver cargando un feto.
Otro ejemplo es el Kuchisake onna, o “mujer boquiabierta”. Es el espíritu de una mujer que fue mutilada y regresa para cobrar venganza, apareciendo ante viajeros solitarios en la carretera.
Además de los yokai, en el folclor japonés existen los yurei: fantasmas que deambulan por el mundo de los vivos. Tradicionalmente un yurei viste de blanco, lleva el pelo largo y suelto, además de los brazos colgando de manera inerte.
Es una leyenda colombiana, originaria del municipio de Pasto, departamento de Nariño. Habla sobre una mujer que perdió a su recién nacido luego de que éste se le resbaló en un río. Durante las noches recorre los campos gritando y llorando por su hijo. Por eso cuando nace un niño se acostumbra poner unas tijeras en forma de cruz en la puerta, para que no se lo lleve La Turumama.
Aquí va una enorme similitud con la leyenda de La Llorona : se dice que cuando La Turumama está cerca en realidad se encuentra lejos, pero cuando se escucha lejos está cerca, de acuerdo con el libro Historias y Leyendas de Colombia (Germán Jaramillo).
La Turumama está representada como una mujer mayor llena de arrugas y aspecto desagradable, con cascos de mula en lugar de pies y senos tan grandes que debe cargarlos sobre sus hombros.
Es una versión de La Llorona contada en el país sudamericano. Se dice que llora porque su hijo le fue arrebatado, y solo se aparece ante aquellos que están próximos a morir, dice el diario Metro Ecuador.