Cada 23 de diciembre se vive en Oaxaca esta festividad que es parte de las tradiciones navideñas. La Noche de Rábanos une los oficios campesinos y artesanales que son tan importantes en el estado, pues se presentan figuras artísticas elaboradas con rábano, flor inmortal y totomoxtle.
La sede para apreciar las figuras elaboradas a mano -que hablan del imaginario y el talento local- es el Zócalo de la ciudad de Oaxaca, donde se instalan alrededor de 64 stands, dice Carlos Olmedo, parte del equipo de logística de fiestas y tradiciones de este municipio.
(Foto: Edwin Hernández. El Universal)
“Los papás de mi esposo, Israel Raymundo, iban a la Noche de Rábanos con un burro y dos canastos para vender figuritas. De ellos aprendimos lo que sabemos”, recuerda Francisca Sánchez, artesana originaria de San Antonino Castillo Velasco, quien participa con piezas de flor inmortal, a la que también nombra “siempre viva” o “siempre me verás así”. Sus hijas, Monserrat y Laura, son la tercera generación que innovan con piezas creativas y detalladas.
Origen
Todo inició como un tianguis que se hacía cada 23 de diciembre en el cual los comerciantes vendían pescado y verduras para las comidas de Vigilia previas a la Navidad. Los hortelanos del barrio de Trinidad de las Huertas usaban los rábanos para hacer figuras y hacer más atractivos sus puestos.
El escritor Alejandro Méndez Aquino afirmó en su libro Noche de Rábanos que en esta misma fecha, pero de 1897, fue cuando se organizó la primera exposición de este tipo de creaciones.
Participan niños y adultos. (Foto: Mariana Castillo)
Hoy se celebra la edición 121 de este convite tradicional, de las 13 a las cero horas. La entrada es libre.
Elaboración
La preparación de la Noche de Rábanos lleva detrás mucho trabajo de por medio. En primer lugar, los rábanos se siembran de septiembre a noviembre, en los terrenos de la Comisión Estatal Forestal, en el Bosque El Tequio, en Santa Cruz Xoxocotlán. Se busca que haya diferentes tamaños, a fin de que la forma caprichosa del rábano sea la que se esculpa, sin que solo se corten y ensamblen piezas.
Hay diferentes variedades de rábanos. (Foto: Mariana Castillo)
Las variedades utilizadas son bartender , también conocido como “largo”, y el champion o “bolita”. Los primeros rábanos llegan a alcanzar más 50 centímetros; un mes después se preparan los medianos; y, por último, los pequeños. El 19 de diciembre, niños, jóvenes y adultos acuden a cosechar lo que utilizarán para sus obras.
Dónde se exhiben
Todas ellas participan en un concurso de varias categorías, que son Tradicional (se premian escenas alusivas a fiestas, bailes, personajes y tradiciones del estado) y Libre (con diversidad temática), tanto para niños como para adultos. También contienden quienes trabajan la flor inmortal y el totomoxtle.
Quiénes son los artesanos
Hermenegildo Contreras, de San Sebastián Ocotlán, fue el ganador de 2017 en la categoría Tradicional, al representar un nacimiento. Este año se inspirará en La Procesión del Silencio que se hacía frente al Palacio de Gobierno hace algunos años. Él se describe como “el hombre siete oficios” pues es apicultor, artesano, músico y hortelano.
La Procesión del Silencio. (Foto: Mariana Castillo)
Otra talentosa artesana es Enedina Vázquez, de Santa María Atzompa, quien lleva más de cinco décadas trabajando barro al pastillaje con engobes minerales, técnica que aprendió de su abuelo Fermín, y sus padres Ernesto y Delfina Cruz, pero que transformó con sus ideas y toque personal, que la han hecho acreedora de múltiples reconocimientos, como el Premio Nacional de la Cerámica en 2017.
Enedina y Eduardo, su hijo. (Foto: Mariana Castillo)
Hace siete años decidió entrar “con el pie derecho” a formar bellezas con los rábanos: ha ganado primeros, segundos y terceros lugares desde entonces. “La habilidad que he adquirido con el barro creo que también la tengo con las esculturas de rábanos y con las de arena en los tapetes para Día de Muertos. Todo va entrelazado”, afirma.
Este año representará el Altar de Dolores, que es importante en Oaxaca y en su pueblo. Usará más de 600 rábanos. Eduardo Velasco, su hijo, la acompaña en la cosecha, pues participará en la categoría Libre. Raymundo Velasco, su esposo, le ayuda con la tarea más difícil en su hogar, que también es taller: él lava estas plantas para poder trabajarlas con diferentes cuchillos. Desde las seis de la mañana comienza la jornada, entre música, sonidos de los gallos y esfuerzo. Verónica y Sandra, sus otras dos hijas, también son artesanas.
Enedina usará más de 600 rábanos. (Foto: Mariana Castillo)
Serafín Muñoz es otro veterano al cual hay que buscar por su experiencia. Él es oriundo de La Noria en la Ex Hacienda de Candiani y tiene 72 años. Cuenta que iba desde niño con su padre, cuando la celebración aún era mercado, y que durante mucho tiempo fue atleta. Él decidió representar Los diez mandamientos a Moisés y lo apoyan sus dos nietos, los “nuevos gallos”, para que no se pierda la memoria y los conocimientos.
No es nada fácil transformar este alimento en historias visibles: confiesa que una vez se cortó el dedo y que ningún premio económico repara esas “heridas de guerra”.
Laura Raymundo, de 16 años, dice que va a la Noche de Rábanos desde el vientre de su madre. Ha ganado varias veces desde bicicletas hasta dinero. Una vez se fue a conocer el mar por primera vez y a ver a la Virgen de Juquila con el premio monetario que recibió. Entre lágrimas de emoción, ella y los suyos afirman estar orgullosos de ser lo que son, de hacer lo que hacen. En unos días representará a las tortilleras de Oaxaca con alrededor de 200 rábanos. “En la localidad donde vivo estamos tratando de conservar nuestros maíces y cultura”, agrega.
Laura invita a que después del 23 de diciembre la visiten en su casa-taller (Independencia 57) porque dará un curso gratuito en su localidad a quienes deseen aprender esta técnica.
Monserrat, su hermana, deleitará a los visitantes nacionales y extranjeros con una banda de música conformada por mujeres usando flor inmortal, totomoxtle, hojas de plátano secas y astilla de carrizo (similar al aserrín, pero que se obtiene al raspar con cuchillo esta planta).
Monserrat. (Foto: Mariana Castillo)
Ahora que sabes todo lo que hay detrás de la Noche de Rábanos podrás apreciar cada vez más lo que estos oaxaqueños logran con su imaginación y manos prodigiosas. Te sugerimos tener paciencia para ver los puestos: las filas son largas durante toda la jornada, pero la espera lo vale.