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En México existen muchos pueblos que en el pasado fueron abandonados por distintas razones. Tiempo después de quedar en ruinas, su aspecto nostálgico y misterioso les han merecido un "segundo aire" en el ámbito del turismo, en mayor o menor medida.
Quizá el mejor y más conocido ejemplo sea el de Real de Catorce, un antiguo pueblo minero en San Luis Potosí. Sin embargo, no es el único. Aquí te compartimos otros pueblos fantasma que se han vuelto atractivo turístico.
San Juan Parangaricutiro
Ubicado en el estado de Michoacán, el pueblo San Juan Parangaricutiro quedó completamente abandonado y en ruinas tras la erupción del volcán Paricutín en 1943.
Tal como sucedió en Pompeya, Italia, el pueblo de San Juan Parangaricutiro quedó sepultado por lava ardiente. No obstante, a diferencia del volcán italiano que causó la muerte de miles de personas, el volcán Paricutín no provocó ningún deceso durante su espectacular nacimiento, ya que los pobladores dejaron sus casas antes de que la lava los alcanzara.
Tras la erupción del volcán el pueblo quedó completamente deshabitado y sumergido en lava. Actualmente, el sitio donde alguna vez estuvo San Juan Parangaricutiro recibe turistas de todo el mundo que disfrutan del paisaje oscuro y cenizo, que da una apariencia de otro mundo.
(Foto: Archivo EL UNIVERSAL)
Los interesados en visitar este sitio, además de disfrutar el paisaje, pueden adentrarse en las ruinas de la iglesia , la cual sobrevivió a la erupción del volcán. Los paseantes recorren el campanario, una parte de la fachada y un nicho del templo que permaneció aun después de la explosión. Sin embargo, el acceso a la zona únicamente es a pie o a caballo.
Guerrero Viejo
Este lugar ubicado en Tamaulipas es un pueblo fantasma que quedó inundado, aunque existe una temporada donde puede ser visitado por turistas.
El abandono del pueblo se dio en la década de los cincuenta, cuando los gobiernos de México y Estados Unidos se unieron para construir una presa en el Río Bravo cerca de Ciudad Guerrero. El acuerdo para construir la presa se firmó por ambos gobiernos en 1944 y actualmente es conocida como Presa Falcón, la cual forma parte del grupo de presas internacionales destinadas al aprovechamiento de las aguas del río Bravo, señala el Gobierno del Estado de Tamaulipas.
Tras la construcción de la presa, fue necesario evacuar la población de Guerrero Viejo, pues el embalse de agua creado alcanzaría a inundar la población. Los habitantes abandonaron el lugar en 1953, año de la inauguración de la presa.
Actualmente, aunque el pueblo permanece inundado y es necesario esperar que el nivel del agua baje para adentrarse en el sitio y apreciar las edificaciones que se han mantenido completamente abandonadas , así como otras cuantas ruinas que ha dejado el nivel del agua.
Ojuela
Durante cuatro siglos el pueblo de Mapimí, en Durango (hoy Pueblo Mágico) giró en torno a la extracción en la Mina de Ojuela, con 450 kilómetros de túneles. Incluso se construyó otro poblado en la entrada de la veta, Ojuela. En la actualidad, sin embargo, es un pueblo fantasma.
Esto no significa que el atractivo de esta región desértica se terminó para los viajeros. Para empezar, el pueblo de Mapimí conserva edificaciones que data de los siglos XVII y XVIII. Muy cerca, un puente monumental te da la bienvenida a Ojuela; se encuentra a 95 metros de altura. Su angosta estructura servía para transportar minerales hace más de un siglo, pero ahora lo cruzan cientos de turistas.
Es posible explorar una sección de la mina abierta al público. Al salir, te espera un conjunto de tirolesas que pasan por encima y al costado del puente; una de ellas tiene medio kilómetro de trayecto.
(Foto: Turismo Durango)
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La Encarnación
En el estado de Hidalgo se localiza el municipio La Encarnación, un sitio que podría pasar desapercibido .
En su época de gloria, La Encarnación fue una localidad donde prosperó el comercio, por lo que en los alrededores se pueden observar las que en algún momento fueron tiendas de raya.
Con el paso del tiempo fue quedando en el olvido y sus habitantes se vieron en la necesidad de abandonar el sitio para salir a buscar mejores oportunidades, por lo que rápidamente la localidad se convirtió en un pueblo fantasma, con una población menor a 200 personas, según el portal Nuestro México.
Los turistas que deciden visitar esta localidad del estado de Hidalgo pueden disfrutar de las ruinas, calles y fachadas abandonadas, algunas con más de 60 años cerradas. Además, el paisaje se conforma por montañas y áreas verdes, ideales para relajarse y alejarse del ambiente de la ciudad.
Cerro de San Pedro
Cerro de San Pedro es un pueblo localizado a tan solo 22 kilómetros de la capital de San Luis Potosí. Al ser casi completamente abandonado años atrás, el pueblo tiene un encanto fantasmal que atrae a turistas cada año.
Anteriormente, el Cerro de San Pedro fue uno de los lugares mineros más importantes de San Luis Potosí, hasta que en 1948 una huelga que no terminó bien provocó que la compañía minera explotara prácticamente todo el lugar; dejando en su lugar un pueblo fantasma.
(Foto: Archivo EL UNIVERSAL)
No obstante, en la actualidad las personas que aún habitan el pueblo están abiertos a recibir viajeros. En el Cerro de San Pedro es posible visitar lugares como el Templo Parroquial de Santiago Apóstol, del siglo XVII, talleres de artesanías y las ruinas de construcciones antiguas que están completamente abandonadas.
Además, quienes visitan el pueblo disfrutan un paisaje rodeado de antiguas construcciones de piedra, calles empedradas y poco transitadas, ideales para ser recorridas a pie.
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Mineral de Pozos
Localizado en Guanajuato, Mineral de Pozos es uno de los pueblos fantasmas más populares del país, por lo que se le ha catalogado como Pueblo Mágico. Al estilo de Real de Catorce, ha vuelto a la vida con diversos atractivos turísticos y comercios.
Aunque la extracción de minerales data del siglo XVI en esta región, Mineral de Pozos vivió su mejor época a principios del siglo pasado. El abandono de la localidad se registró para 1917, después de enfrentar un año de hambruna; este hecho provocó la migración de alrededor de 60 mil personas a otras entidades. Posteriormente, la Guerra Cristera contribuyó a la migración masiva de los pocos habitantes que quedaban en Mineral de Pozos. En aquel entonces el sitio perdió la denominación de “ciudad” y fue catalogado como “pueblo fantasma ” debido a que tenía menos de 200 pobladores.
(Foto: Archivo EL UNIVERSAL)
Hoy en día se visitan algunas de las minas que en el pasado fueron explotadas; puedes elegir entre una totalmente acondicionada para recibir turistas o un recorrido que implica mayor esfuerzo físico. Existen restaurantes tradicionales, hoteles boutique y hasta un campo de lavanda en los alrededores. En este Pueblo Mágico también puedes vivir la experiencia de bañarte en cerveza.
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