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La Catedral Metropolitana se construyó por orden de Hernán Cortés , en 1525, aunque no sobre las calles de República de Guatemala y Constitución donde está ahora. Todo comenzó en el área que hoy ocupa el jardín del Templo Mayor. Ahí se levantó un templo primitivo con las mismas piedras de los basamentos hallados en el templo prehispánico. En 1562, la Colonia ordenó derribar y construir un nuevo templo que fuera acorde a la importancia que tenía la ciudad.
Mezcla arquitectónica
Varios arquitectos participaron en su construcción hasta ser completada en 1813. El primero fue el mexicano José Damián Ortiz de Castro , quien también diseñó el campanario. Sin embargo, fueron Gerónimo de Balbás y Manuel Tolsá los que aportaron los estilos herreriano, gótico barroco y neoclásico de la fachada. Se utilizó la técnica del “horror al vacío”, en la que no se deja ni un solo espacio sin decorar, ya sea con vegetación, ángeles y arcángeles, cruces, santos y llaves. La empresa Rec organiza recorridos para conocer más detalles arquitectónicos: www.recorreydescubre.com
(Foto: Yadín Xolalpa. El Universal)
En números
251 años duró su construcción.
12.5 metros de hundimiento tiene la Catedral.
Cimientos prehispánicos
Mediante una visita guiada —programada una vez al año— se puede acceder al patio trasero de la Catedral para recorrer los túneles que han sido excavados para detener el hundimiento del inmueble. Se puede ver cómo los cimientos se hicieron sobre la pirámide de Tonatiuh , el dios del sol, descubierta en 1976. El basamento tiene incrustadas estacas de madera utilizadas por los conquistadores para apuntalar la catedral. Para saber las fechas de visita llama al 4165 4013.
Recorrido nocturno
Lunes, martes y viernes, en punto de las 19 horas, puedes acercarte al altar principal de la Catedral , a puerta cerrada. En este recorrido nocturno, un guía te explica cada detalle que conforma el retablo de Los Reyes , tallado en hoja de oro de 23.5 quilates. También puedes visitar la Sacristía para apreciar sus óleos de gran formato que narran pasajes bíblicos.
(Foto: Cortesía Catedral Metropolitana de la CDMX)
Costo:
120 pesos. Los boletos se adquieren directamente en el atrio.
Sus tesoros
Algunas de sus 14 capillas, como la de Las Reliquias , resguardan tesoros traídos de Tierra Santa , como una astilla milimétrica que se cree pertenece a la cruz en la que Cristo fue crucificado. También encontrarás los restos y hasta el corazón de Agustín de Iturbide .
Voces de Catedral
Es un espectáculo de luz, teatro y música de órgano, que también permite conocer detalles arquitectónicos cerrados casi siempre al público, como el coro, el cual se abre para mostrar su sillería tallada en madera. Se realiza cada miércoles. La temporada 2018 finaliza el 28 de noviembre. Costo: 350 pesos por persona.
(Foto: Yadín Xolalpa. El Universal)
Ventanas arqueológicas
Son cuatro y se encuentran en el suelo del atrio. A través de ellas se pueden ver las antiguas escaleras cubiertas de talavera que conducían al templo. También hay restos de basamentos prehispánicos pintados que formaron parte del Templo Mayor.
Cripta de los Arzobispos
Es una cámara que se ubica bajo el altar de Los Reyes . Aquí yacen los restos de todos los arzobispos de México , incluyendo a fray Juan de Zumárraga, el primero en recibir el nombramiento en 1528. En el centro, se encuentra un Cristo crucificado sobre una piedra prehispánica encontrada en los alrededores del predio. El hallazgo arqueológico tiene labrado un sacrificio humano. Con previa autorización, puedes ingresar a la cripta.
(Foto: Cortesía Catedral Metropolitana de la CDMX)
Los campaneos
La Catedral repica un total de 56 campanas de bronce . Los principales campaneos se realizan al alba o al toque de la oración; al mediodía o ángelus; a las tres de la tarde (hora de la muerte de Jesús), y al toque de “llamada”, cuando escuchamos la campana principal repicar tres veces para invitar a misa.
(Foto: Yadín Xolalpa El Universal)
La campana “maldita”
Una de las campanas de la torre derecha fue silenciada por 50 años, al retirarle el badajo como “castigo”, por “empujar” al vacío a un ayudante de campaneros. Volvió a repicar en 2000.