En varias ciudades del mundo lograron legislar —no siempre con el éxito deseado— sobre la actividad de Airbnb .
En la lista de los que regularon el funcionamiento de la plataforma de alojamiento entre particulares se incluyen Ámsterdam, Lisboa, París, Berlín, Barcelona, Ciudad de México, Miami y San Francisco.
En Nueva York ahora está prácticamente prohibida . Llegó a tener cerca de 50 mil anfitriones que ofrecían sus casas en la plataforma y que facturaban mil millones de dólares anuales.
Las quejas de hoteleros por perder huéspedes, de los vecinos por la inseguridad de vivir con desconocidos y de los inquilinos porque alquilar en la Gran Manzana era cada vez más caro, llegaron al Gobierno. En Nueva York, según una ley de 2010 no se puede alquilar por menos de 30 días departamentos enteros debidamente habilitados para turistas. Pero sí se puede rentar una habitación en una casa habitada por el dueño (y que además esté presente) o en edificios que cuenten con menos de tres unidades.
Además, los dueños que no respeten la normativa recibirán multas de entre mil y siete mil 500 dólares.
Autorización e impuestos
Otra ciudad que se puso firme es Barcelona . Después de varias disputas acordaron que Airbnb elimine los anuncios de los departamentos que no tengan las licencias otorgadas por el ayuntamiento. Si se busca un departamento en Barcelona, son muchos los dueños que incluyen una foto con la aprobación correspondiente. Quedan excluidos de la medida los departamentos que ofrecen habitaciones para compartir con el dueño .
En Ciudad de México , donde este año Airbnb abrió oficinas, acordó con el Gobierno pagar 3% por cada alquiler que se gestione en su plataform a, similar al que pagan los hoteleros en la ciudad. Un acuerdo benévolo, porque el que paga es el huésped.