A solo 45 minutos de la ciudad de Nazaret, uno de los destinos de peregrinación más importantes para la religión católica, se eligió la sede de un alojamiento de descanso a orillas del mar de Galilea. Nadie hubiera imaginado que durante la construcción del sitio recreativo, en 2009, se hallarían los restos de una sinagoga del siglo I. Esto llevaría al descubrimiento de todo un pueblo antiguo que, se cree, fue Magdala: el lugar de nacimiento de María Magdalena.
Apenas se ha descubierto un 10% de este pueblo judío, y hasta ahora las expectativas son muy altas. Se ha dicho que Jesús pudo haber impartido enseñanzas en la sinagoga encontrada y de aquí salió la Piedra de Magdala , uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de las últimas décadas en Israel .
Por una década, la arqueóloga Marcela Zapata ha liderado un proyecto de investigación en Magdala , en compañía de otras mujeres mexicanas como Rosaura Sanz-Rincón y Andrea Garza.
A unos meses de que Marcela y Rosaura vuelvan a Israel tras dos años de pausa en el trabajo de campo, EL UNIVERSAL Destinos platicó con ellas para saber qué se siente establecer un precedente para las arqueólogas mexicanas y qué experiencias las han marcado más en Magdala.
Foto: Magdala
Shocks culturales
Egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y académica de la Universidad Anáhuac, Marcela Zapata siempre había querido realizar estudios y proyectos en Medio Oriente; ella es especialista en egiptología, pluralismo religioso y arqueología bíblica, además de que comenzó a trabajar en Magdala poco después de los descubrimientos iniciales.
Rosaura Sanz-Rincón fue su alumna y comenzó trabajando como voluntaria en la zona arqueológica, con el propósito de quedarse ahí un año; una década después, ella es quien coordina a los voluntarios de diversos países y no tiene planes para retirarse de ahí.
Foto: Universidad Anáhuac
Lo primero que le preguntamos a Marcela fue qué se siente, como mujer y como arqueóloga , tener esta oportunidad. Ella aclaró que, más allá de su género, valora el logro desde el punto de vista de su profesión: cumplir el sueño que tuvo desde su niñez de ser arqueóloga , poder estar al frente de un proyecto tan importante y ser la primera mexicana en recibir una licencia de ese tipo. Ella es la cara de México en un proyecto para el cual la Universidad Anáhuac y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han colaborado en Israel .
Por supuesto, antes de establecerse por periodos de varios meses en Israel surgieron dudas de los retos que enfrentarían en cuestión de género; antes de viajar es fácil dejarse llevar por la percepción a grandes rasgos que podemos tener de Medio Oriente.
Rosaura encontró en Israel un país “amistoso y amable”, donde hay muchas otras arqueólogas y es "muy seguro" caminar por las calles. “Luego te das cuenta de que el machismo más bien está arraigado en la cultura, por debajo, un poco como sucede en México”.
Foto: Magdala
En un principio, para Marcela fue un reto el hacer respetar su lugar al frente de un proyecto. Constantemente le pasaba que la veían “muy chiquita de estatura, extranjera y sin conocer el idioma”. Le preguntaban si había estudiado y si sí era arqueóloga . “'Pues sí, incluso estudié más tiempo porque allá son dos años y aquí eran cinco'. De hecho, el sistema de estudios es distinto”, cuenta.
Con un colaborador cercano, al principio fue difícil que él aceptara las órdenes que ella daba, pues Marcela era quien estaba a cargo del trabajo, al contrario del rol que él estaba acostumbrado a cumplir como hombre. “Con los años hemos formado una bonita amistad y podemos separarla de los momentos en los que tenemos que pelear por un muro excavado”.
Los equipos que Marcela ha liderado han tenido hombres y mujeres no solo de México e Israel, sino también de Estados Unidos, Europa y naciones de mayoría árabe.
Con el tiempo, Rosaura ha encontrado otros shocks culturales más allá del lenguaje hablado, como las expresiones corporales o algo tan sencillo como decir “gracias”. La arqueóloga se dio cuenta de que los mexicanos damos las gracias por todo y decimos “por favor” antes de pedir cualquier cosa por mínima que sea, algo que algunos extranjeros pueden considerar innecesario. Sin embargo, es algo que nunca se va.
Foto: Magdala
Ser arqueóloga en Tierra Santa
La sinagoga que hace más de una década se encontró en Magdala es una de los siete templos judíos del siglo I que existen hasta ahora en Israel. Rosaura destaca que esta construcción destaca del resto porque está ampliamente decorada con mosaicos y frescos. Hace apenas unos meses, en diciembre de 2021, se encontró otra muy cerca. ¿Por qué una sinagoga está tan decorada y otra no? Es uno de los misterios con los cuales trabajarán en próximos años.
Si bien el trabajo de una arqueóloga es igual en todo el mundo si hablamos de técnicas, lo que puedes encontrar es muy distinto, explica Marcela. En Magdala han descubierto vidrio y monedas con miles de años, materiales que no hay en un sitio mesoamericano, por ejemplo.
Actualmente Magdala tiene un centro de visitantes con diversas herramientas interactivas. Antes de la pandemia no era raro que los peregrinos encontraran a los arqueólogos trabajando o, incluso, escuchar a alguien gritando “cooooin!” después de haber encontrado una moneda.
Foto: Magdala
También tienes que contrastar de manera permanente con las diversas fuentes escritas que existen, desde los evangelios hasta escritos romanos, por mencionar ejemplos. Muchas veces la fuente escrita y los descubrimientos arqueológicos van en caminos paralelos que no se encuentran pero, como dice Rosaura, no hay nada más emocionante que cuando sí coinciden.
Proviniendo de un país de mayoría católica como México y teniendo crianza judeocristiana, ¿qué tan difícil es separar su fe del trabajo como arqueóloga ? Marcela deja muy claro que ha aprendido a fungir como dos personas distintas: la arqueóloga , quien nunca puede dar juicios definitivos y quien no sabe si Jesús o María Magdalena tuvieron relación con lo que ahora conocemos como Magdala , y Marcela como mujer, quien puede estar convencida de que los personajes bíblicos caminaron por aquí.
Foto: Magdala
Qué hay en Magdala
Todavía hay mucho por estudiar de este sitio, pero se trata de un proyecto arqueológico abierto al público y que desde antes de la pandemia se puede visitar.
Se cree que el pueblo judío que rodea a la sinagoga encontrada hace más de una década podría ser Magdala , ciudad antigua que también pudo haber sido llamada Tariquea.
Foto: Wikimedia Commons/ Hanay
Dentro de la sinagoga se encontraba la llamada Piedra de Magdala, un descubrimiento que algunos arqueólogos han llamado el más significativo en el último medio siglo. Esta piedra contiene la posible representación más antigua que se tiene del Segundo Templo, sitio sagrado para el judaísmo y del cual solamente queda el Muro de los Lamentos o Kotel.
Entre los descubrimientos que más ha asombrado a la arqueóloga Marcela Zapata está un conjunto de baños de purificación ritual, los cuales se han usado desde hace miles de años en la tradición judía; antes de Magdala , se creía que nunca se encontraría uno en las cercanías del mar de Galilea, pues sus aguas se consideraban tan puras que resultarían innecesarios.
Foto: Magdala
El parque arqueológico, ubicado a dos horas de Tel Aviv, tiene material informativo y talleres para los visitantes, así como una casa de huéspedes.
Por supuesto, los viajeros ven una parte de lo que se ha encontrado y pueden tener una idea de cómo viviría un pueblo judío del siglo I: además de la sinagoga se han encontrado casas consideradas “mansiones”, los baños rituales, vestigios que pudieron pertenecer a un mercado y también un muelle de piedra que alguna vez estuvo junto al mar de Galilea. El parque también lleva a cabo peregrinaciones y eventos virtuales.