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Jess y Carlos se dedican a la industria automotriz. Desde hace dos años, decidieron rentar su loft del centro histórico , a solo dos cuadras del zócalo de Puebla . Les gusta recibir a sus huéspedes con una pequeña despensa para que no tengan que gastar en un desayuno o una cena ligera.
Cortesía Jess&Carlos
Si llegas a Puebla de noche , los anfitriones te ofrecen un mini recorrido nocturno por el centro , incluso, extender la caminata para llegar hasta la rueda de la fortuna .
Para cenar, ellos te recomiendan La Casa del Mendrugo , en la calle 4 Sur del centro. El secreto de este restaurante , además de su música en vivo y el chile poblano hojaldrado con queso de cabra, es un museo en la planta alta .
Tiene tres salas pequeñas: la primera exhibe arte prehispánico de Oaxaca; la segunda, los restos de Chuchita , una abuela de la cultura olmeca considera el ser humano más antiguo que habitó lo que ahora es la ciudad de Puebla ; la última sala es un recorrido por la evolución de la talavera , técnica artesanal que cuenta con denominación de origen .
Al día siguiente, tómate el tiempo para conocer la Biblioteca Palafoxiana , nombrada por la Unesco como Memoria del Mundo , por ser la más antigua de América y conservar su mobiliario y acervo original, con 45 mil 86 libros.
En la calle 6 Oriente tienes permitido pecar de gula, pues reúne varias dulcerías típicas . Lleva a casa los clásicos borrachitos, dedos de novia y camotes de guayaba .
Muy cerca está la Casa del Alfeñique y su fachada ricamente decorada con argamasa que se parece al dulce de alfeñique, elaborado con azúcar, clara de huevo y almendras. El sismo pasado afecto el inmueble, por lo que solo podrás contemplar su exterior.
Llegamos al domingo y la caminata obligatoria es por el Barrio de los Sapos , casi un museo de antigüedades y objetos extraños al aire libre. Los comerciantes llevan más de 30 años vendiendo desde un peine usado, según ellos, por la realeza, hasta vestimentas de Frida Kahlo y de otros famosos.
Otro imperdible del barrio es la cantina Pasita , popular por sus más de 22 licores servidos en caballitos . El lugar no tiene mesas ni sillas, así que beberás en la barra.
Jess y Carlos revelan otro secreto poblano: en Cholula hay una “ciudad” construida con puros contenedores . En realidad es un espacio cultural con cafeterías, tiendas de diseño, estéticas, bares y restaurantes apilados, unos con los otros. Tarde y noche hay eventos de música o alguna exposición.
Alan Carranza / El Universal
Para llevarte a conocer más parajes poblanos, los anfitriones ofrecen recorridos por los alrededores, como la laguna de Valsequillo o el pueblo de Tecali , situado a unos 36 kilómetros de la ciudad de Puebla .
En esta localidad hay un exconvento franciscano de dimensiones descomunales y, aunque parezca absurdo, su belleza recae en que nunca se concluyó.
El diseño se le atribuye al mismo arquitecto que trazó el plano de la Catedral Metropolitana: Claudio de Arciniega. Esto fue la motivación para levantar columnas, arcos, un altar, una fachada con una sola torre y hasta frescos para su decoración que aún dejan rastro. El exconvento es un monumento protegido por el Inah.
GUÍA DEL VIAJERO
Cómo llegar
Autobús. En la terminal TAPO, encontrarás corridas desde 136 pesos, viaje sencillo. El tiempo estimado de trayecto es de dos horas. www.reservamos.mx
Automóvil. Desde la CDMX, contempla el pago de dos casetas: 146 pesos solo de ida. Tiempo estimado de viaje: una hora con 40 minutos. Calcula el consumo de gasolina de acuerdo al modelo de tu vehículo en Traza Tu Ruta: ttr.sct.gob.mx
Dónde dormir
Jess y Carlos. Loft en el centro histórico, a dos cuadras del zócalo, con capacidad para dos huéspedes: desde mil 250 pesos por noche. Haz tu búsqueda en Airbnb con el nombre del anfitrión. www.airbnb.mx
