Con los viajes cancelados en prácticamente todo el mundo (de los 217 destinos, el 72%, cerró por completo las fronteras al turismo internacional, según un informe de la OMT), los actores de los diferentes sectores turísticos en esta larga y angustiante contingencia comenzaron a delinear protocolos para cuando gradualmente se reanude la actividad y se pueda establecer una nueva normalidad. Las medidas incluyen principalmente higiene extrema, propias de un quirófano y distanciamiento social, entre otras.

El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) presentó protocolos globales para reactivar el sector. Gloria Guevara Manzo, presidenta y CEO del WTTC, dijo que "los protocolos reflejan el nuevo rostro del turismo, donde es fundamental que haya coordinación en el sector para que se implementen medidas globales y que sean adoptadas por los gobiernos y el sector privado".

Al margen de los impostergables viajes por trabajo, familiares o por motivos de salud, ¿los turistas en plan vacaciones estarán dispuestos a sumergirse en un mar de nuevos protocolos y los incorporarán como algo natural. o preferirán quedarse en casa y esperar un poco a que, vacuna mediante, las restricciones sean más laxas?

La nueva normalidad: ¿esperar cuatro horas para subirse a un avión o turno para ir a la playa?
La nueva normalidad: ¿esperar cuatro horas para subirse a un avión o turno para ir a la playa?

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Seguramente muchos querrán viajar a toda costa, sin importar los matices del cómo pero, para otros cargar con el pesado manual del protocolo en la valija y todas las restricciones que deberán cumplir al pie de la letra harán que el viaje deje de ser ese espacio placentero para romper la rutina, descansar y descubrir nuevas culturas para convertirse en una suerte de accionar casi militar, con movimientos digitados en cada lugar que se visite.

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No es un tema menor para un turista que tendrá que destinar horas de su viaje a hacer filas interminables para acceder a cuanta actividad quiera realizar, reservar todo con cuidadosa anticipación, hasta la entrada a un museo y, además, resignar servicios que endulzan la experiencia del viaje.

La lista de restricciones, tan larga como tediosa, muestra un reflejo de cómo serán los viajes dentro de unos meses.Muchos de estos protocolos todavía están en período de elaboración y falta la aprobación gubernamental.Por supuesto, eso sí, todos con riguroso tapabocas de sol a sol y con el alcohol en gel como inseparable compañero de viaje.

Aeropuertos: cuatro horas de anticipación

Los trastornos empezarán, por supuesto, en el aeropuerto, que ya no serán esos lugares cada vez más amigables donde todos aprovechaban el tiempo para probarse perfumes importados, comer algo rico y distenderse antes de viajar. No, definitivamente. Según advierten, embarcar en un avión podría tomar hasta cuatro horas por las medidas extras , que incluyen distanciamiento y controles de salud para prevenir el coronavirus , por lo que sería necesario ir al aeropuerto con esa anticipación. Y sin acompañantes, porque no estará permitido.

Los pasajeros deberán despachar su propio equipaje, hacer el check in antes de llegar al aeropuerto. Los embarques y desembarques serán en tandas, para evitar juntarse y con rigurosa distancia.

Las medidas van mucho más allá de un simple control de temperatura: la Asociación Internacional de Trasporte Aéreo (IATA) recomienda el uso de test para determinar si un pasajero podría tener COVID-19. Según recomienda el organismo, esta medida debería incorporarse en la entrada de la terminal. Emirates, por ejemplo, ya comenzó a realizar análisis de sangre rápidos en el Aeropuerto Internacional de Dubái, a los pasajeros antes de embarcar, los que demandan tiempo, por supuesto. Todas estas medidas fueron propuestas por la IATA y están sujetas a evaluación.

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Hoteles sin buffet y sin alberca

Cuando por fin se deje el aeropuerto y se llegue al hotel, las cosas no serán muy diferentes. El sector de alojamiento también está diseñando sus medidas de seguridad. La tendencia mundial incluye, como es de imaginar, medidas extra de higiene que implican horarios anticipados para el check out y postergados para el check in (necesitan más tiempo para limpiar las instalaciones) y cambios en los servicios. Es posible que el pasajero tenga que llevar la valija a la habitación, que se supriman los suculentos desayunos buffets y se reemplacen por opciones individuales o servicios en el cuarto. No se podrá hacer uso del spa, gimnasios, piscinas, kids clubs y otras áreas que impliquen reunión de huéspedes .

Algunos hoteles no se resignan a dejar de ofrecer estos servicios y los incorporan en sus protocolos tentativos pero, claro, con limitaciones: la cadena Riu, con muchas propiedades en el Caribe, por ejemplo, planea que las albercas tengan un límite de personas, por lo que habrá que pedir turno para utilizarla. Si llega a verl buffet se deberá acceder con guantes.

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A la hora de ir a un restaurante habrá que tener la precaución de reservar de manera anticipada, porque deberán funcionar con capacidad limitada y permitirán el ingreso de menos comensales.

Museos para pocos

La visita a los museos también será diferente. Los planes incluyen que se permita el ingreso a un número reducido de visitantes, donde será indispensable la precompra de entradas de manera electrónica, en lugar de los tickets de papel. No se repartirán folletos ni programas, y se suspenderá el servicio de las audioguías . También será necesario conseguir tickets con horario de visita pautado, incluso en los museos con entradas gratuitas para evitar largas filas en las puertas. Las pantallas táctiles y otras actividades interactivas serán canceladas.

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España, por caso, se prepara para la reapertura de sus famosas salas como el El Prado y el Reina Sofía para principios de junio. Ya anticiparon que abrirán con un aforo limitado al 30%.

Los museos del Vaticano , también organizan la reapertura, aunque sin fecha concreta: están completando la instalación de algunos termo escáneres para la detección de temperatura. Se podrá acceder a los museos sólo con una reserva previa.

Playas delimitadas y con turno

Pero las restricciones no serán solo en ámbitos urbanos, también alcanzarán a los que elijan la playa. Aunque la posibilidad de contagiarse Covid-19 en un baño de mar es mínima, se deberá mantener distancia social en la arena. En España, por ejemplo, con la proximidad del verano boreal, los destinos de playa están diseñando medidas de todo tipo, algunas hasta disparatadas: una de las soluciones sería parcelar la arena en cuadrículas, algunos ayuntamientos optarían por segmentar las playas para diferentes usos y usuarios. En otros se trataría de instalar sensores de inteligencia artificial que marcarán un semáforo de concurrencia que se pueda consultar desde el móvil e, incluso, están pensando en sistemas de reserva previa de parcela y hora. Sí, a la playa con turnos.

La nueva normalidad: ¿esperar cuatro horas para subirse a un avión o turno para ir a la playa?
La nueva normalidad: ¿esperar cuatro horas para subirse a un avión o turno para ir a la playa?

Fotos: iStock

Los mismo sucede en Italia, donde el gobierno elabora un estricto protocolo para utilizar las playas de la península y que ya genera polémica: no se podrá ir libremente a las playas públicas, será obligatorio hacer una reserva; otras tendrán accesos limitados, se deberá respetar espacios entre las sombrillas y estará prohibida la práctica de deportes.

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La vuelta de los cruceros

La industria de los cruceros, una de las más golpeadas por la irrupción del coronavirus y ciento por ciento paralizada, planea la vuelta, de manera muy gradual, para agosto, aunque algunas navieras ya anticiparon que no retomarán la actividad hasta septiembre o incluso más adelante. Aunque no están confirmados oficialmente, los protocolos de seguridad sanitaria incluirían exhaustivos controles de salud e higiene, itinerarios más cortos que dejarán de lado las grandes travesías y priorizarían los recorridos circulares desde puertos con buenas conexiones aéreas. Además, se sumarán cambios en la modalidad del servicio de comida, con más horarios en los restaurantes y sin buffet libre, reducción de pasajeros y de las típicas actividades recreativas que se ofrecen a bordo. Seguramente serán viajes más contemplativos del paisaje marino y puertas adentro de los camarotes.

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¿Y los parques temáticos?

El único parque de diversiones que reanudó sus actividades fue el Disney de Shanghai , que reabrió el lunes después de estar cerrado tres meses. Su reapertura permite vislumbrar como será la modalidad en otros parques temáticos: funciona por debajo del 20% de su capacidad, con tickets comprados con anticipación, distancia en filas, restaurantes, vehículos de paseo y otras instalaciones del parque, y sin la posibilidad de sacarse las típicas fotos con los personajes, que solo se pueden saludar a lo lejos. Los visitantes deben utilizar máscaras y mostrar el color verde en una aplicación de su teléfono para demostrar que no están contaminados y poder entrar.

Viajar siempre es una experiencia enriquecedora difícil de resignar, en cada uno estará la decisión de salir, a pesar de todos los pormenores que se interpondrán en el camino.

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