México es considerado el productor de vino más antiguo de América, con una historia que se remonta a las misiones jesuitas del siglo XVI. Y, precisamente en nuestro país, se encuentra la vinícola más longeva del continente: Casa Madero, fundada en 1597.
Nuestro país cuenta con una escena vinícola próspera, con experiencias enoturísticas muy bien organizadas a lo largo y ancho del país, sobre todo en Baja California, Guanajuato y Querétaro, aunque San Luis Potosí, Jalisco y Aguascalientes también cuentan con viñedos que hay que destacar.
En México, por cierto, también se encuentra la cava de vinos más profunda de Latinoamérica, una joya arquitectónica que debes conocer.
Forma parte de la llamada Ruta del Arte, Queso y Vino, en el estado de Querétaro. Es propiedad de Freixenet México, una de las bodegas más grandes e importantes del estado.
Freixenet nació en Barcelona en 1914 y llegó a México en 1979. Desde entonces, se ha posicionado como una de las principales casas productoras de vino espumoso (el 80% de su producto). Actualmente cuenta con 70 hectáreas de vid.
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La vinícola se ubica en el municipio de Ezequiel Montes, muy cerca de los pueblos mágicos de Bernal y Tequisquiapan, a unos 20 y 40 minutos en auto, respectivamente.
Desde la ciudad de Querétaro, es una hora de camino, mientras que desde CDMX son poco más de 3 horas de viaje.
La cava comenzó a construirse en 1979 a modo de ‘cielo abierto’. Es decir, primero se realizaron trabajos de excavación y después se fue edificando desde abajo hacia arriba, proceso que tardó 3 años en culminarse.
Como parte de su arquitectura, tiene altas bóvedas de ladrillo rojo, inspiradas en las cavas de Cataluña, donde nació Freixenet.
La cava está a 25 metros de profundidad y tiene 2 túneles de 75 metros de largo, 40 de ancho y 5.8 de alto.
Al entrar, deberás bajar un par de secciones de escaleras. Rápidamente sentirás que la temperatura cambia, pues una vez abajo, se mantiene de 15 ºC a 18 ºC, con altos porcentajes de humedad de entre 70% y 80%.
Sus enormes pasillos y bóvedas son impresionantes, sobre todo por estar repletas de barricas y enormes estanterías de metal y madera donde se almacena y remueve el vino espumoso, con una producción anual de más de un millón de botellas.
En cierto punto del recorrido, encontrarás un pequeño salón con enrejado. Se trata de Cava Ferrer, la cava privada de una de las familias fundadoras de Freixenet. Ahí dentro están las botellas más selectas de la producción y algunas de ellas se añejan desde 1996.
Durante el tour de unos 45 minutos, el guía explica a los visitantes la historia de Freixenet, el proceso de elaboración de su vino y algunas curiosidades de su producción.
Esta cava es uno de los principales atractivos turísticos de Freixenet México, por lo que hay distintas formas de conocerlo.
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Puedes hacer un recorrido clásico que incluye degustación de vino; o un tour en el Uva Bus por el viñedo, o una experiencia que incluye cata de vinos dirigida por un sommelier y tapas españolas.
Los costos de acceso van de los $260 hasta los $780 pesos por persona.