El pueblo de Hallstat t, en Austria , tiene una población aproximada de apenas 780 personas. Sin embargo, a principios de este año, recibía 100 mil turistas todos los días. Este destino europeo era una víctima más del fenómeno llamado sobreturismo; es decir, la infraestructura estaba rebasada por el número de visitantes.
Sin embargo, ahora el pueblito alpino, que es Patrimonio de la Humanidad, vive una realidad muy distinta. El turismo se encuentra prácticamente detenido por las medidas internacionales para frenar la pandemia de la Covid-19 .
Ubicado al oeste del país, a una hora de Salzburgo, Hallstatt es un destino rodeado de montañas, con casitas de colores y lagos de cristalinos que parecen sacados de un cuento. Ha tenido un auge de turismo en los últimos años, debido a rumores de que la villa europea fue una inspiración para la creación de Arendelle, el escenario ficticio de la película “Frozen”; hace unos meses el rumor resurgió, debido al estreno de la secuela.
Actualmente gran parte de las medidas de confinamiento impuestas por el gobierno de Austria se han relajado debido a que la curva de contagios se estabilizó, de acuerdo con el sitio web Traveller.com.au; ya han abierto áreas verdes tiendas pequeñas, mientras este mes se espera que abran cafés, restaurantes, bares y hoteles. No obstante, las fronteras continúan cerradas casi por completo. Por eso, sus destinos turísticos no han podido emprender el ritmo de nuevo.
“Aquí en Hallstatt dependemos en 95% de los visitantes extranjeros… de Asia, América, Inglaterra y de todos los países europeos que nos rodean”, dice Markus-Paul Derbl, dueño de un restaurante y tienda de souvenirs locales. “Si las fronteras permanecen cerradas será muy, muy difícil mantener en marcha los negocios”.
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El canciller austriaco, Sebastian Kurz, ha dicho que espera reabrir pronto la frontera con Alemania, principal fuente de turismo extranjero para el país. Pero es poco probable que solo esta nación sea capaz de llenar la industria turística de Hallstatt , que el año pasado tuvo 145 mil estancias de una noche.
“Recientemente el turismo era demasiado, y era percibido como una maldición”, ha asegurado el alcalde de Hallstatt , Alexander Scheutz. Sin embargo, el funcionario cree que el pueblo se ha hecho de un nombre y es conocido, además de que “estamos contentos de que visitantes de Alemania estén aquí”.
“Es un hermoso pueblo y ahora le pertenece a los locales otra vez. Aun así, extrañamos un poco a los turistas ”, le dijo una habitante de Hallstatt a Deutsche Welle. “Necesitamos encontrar un punto medio. Este descanso nos da la oportunidad de repensar el turismo, de establecer lo que hemos querido desde el principio… turismo de calidad”, aseguró otra local.
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Meses antes de que el coronavirus se propagara por todo el mundo, Hallstatt sufría por la saturación de drones por los aires, grandes cantidades de basura y precios elevados que afectaban a los locales más que a los turista s.
La falta de privacidad de los habitantes llegó al extremo de que los turistas frecuentemente pedían permiso para entrar a los baños particulares o incluso el dueño de un café mencionó que su madre se había encontrado a unos turistas chinos en su habitación una mañana.
En su momento, el alcalde Alexander Scheutz admitió que deseaba reducir las visitas en un tercio.
Actualmente las calles del pueblito europeo permanecen desiertas, y los negocios vacíos.