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Con 11.8 millones de visitantes, Shanghai Disneyland ocupa el lugar número ocho en la lista de los parques temáticos más visitados del mundo, de acuerdo con un informe publicado en 2018 por la Asociación de Entretenimiento Temático (TEA) y AECOM.
Pero Disney no es la mejor atracción que tiene Shanghái y aquí se sabrá por qué...
El viajero que va rumbo a China necesita buscar, como en un buen platillo, los contrastes. Lo histórico y pintoresco se contraponen a una hipermodernidad de microondas. El ejemplo más potente y la puerta de entrada a esta cultura milenaria es Shanghái . Esta ciudad, varias veces perdida y renacida, es el mayor puerto del mundo. Más de medio billón de toneladas de carga pasan por sus muelles, dejando riqueza en el camino. Es también uno de los centros financieros de más volumen del continente asiático .
La historia de esta megalópolis en su momento actual es la de la expansión china en los noventa, al incorporarse de lleno a la economía mundial, pues antes de esta explosiva etapa, el puerto tenía por destinos únicamente a países del bloque comunista.
(Foto: iStock)
En el siglo XIX el territorio fue dividido entre los vencedores de la Guerra del Opio, por lo que Shanghái es una ciudad segmentada: con un sector francés, otro inglés y uno americano. Así es como el visitante encuentra una selección de sitios históricos que son reminiscencia de villas europeas o casonas americanas.
Los contados sitios antiguos de la cultura china tradicional se hallan en un entorno urbano, rodeado de rascacielos en serie, y una ciudad de febril actividad. Aunque el lugar ha estado habitado por más de un milenio, el crecimiento detonado por la apertura comercial hace casi 30 años le da a esta urbe un aspecto diseñado por encargo, como una tesis de urbanismo recién hecha.
Esto da pauta a la primera lección de Shanghái : la apertura atrae el crecimiento. Con 26 millones de habitantes, eso se entiende al captar la inmensa mancha urbana que ocupa, cruzada de arriba abajo por el serpenteante río Huangpu y bordeada al norte por la desembocadura del Yangtzé al Mar de la China, donde está el gigantesco puerto marítimo.
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Para el viajero, esto puede dar pauta al primer interés en ir a Shanghái : hacer negocios. El centro de exposiciones SNIEC es una mole con 300 mil metros cuadrados de exhibición, y compite con el NEC, al oriente de la ciudad, en los cuales quienes vayan en plan de businessman o businesswoman encontrarán las oportunidades de negocio para prácticamente cualquier tema. Los muebleros deben ir en septiembre, los pasteleros en mayo y los roboteros en julio.
Sabores y contrastes
Para apreciar el contraste de las industrias y los rascacielos de reciente manufactura (aun en los sectores más modernos llama la atención encontrar ropa colgada a la vista del transeúnte), el viajero requiere también la visita a lo pintoresco, y uno de los puntos más atractivos es el pueblo antiguo de Nanxiang .
Su canal está bordeado por edificios con el aspecto tradicional Ming que atrae al turismo, y en su punto central se halla el estanque-jardín Tan, el cual, además de una estética típicamente china, cuenta con centenares de percas, también llamadas koi, peces que son símbolo y amuleto de prosperidad, los cuales pueden vivir 100 años.
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La comida frita tradicional de aromas y sabores intensos que se ofrecen en Nanxiang resultarán parte integral de la experiencia, incluyendo algunas opciones que funcionan como retos de valor entre compañeros de aventura, pues el menú puede incluir escorpiones y serpientes fritos. El mejor de los consejos está en evitar el erizo de mar, potentísimo snack con un sabor tan intensamente amargo que inducirá al vómito a los paladares más sensibles.
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Al caer la noche, Nanxiang destaca por su animada vida nocturna enmarcada por espectaculares vistas de los anuncios luminosos de cada comercio y restaurante del canal.
Además de una cena que puede incluir pato, burro o algún otro animal inusual, la vida nocturna de Shanghái está abierta a opciones de interés: esta ciudad no se enfoca en el frugal día a día del resto de China , y los clubes ofrecen la oportunidad de entretenimiento al viajero internacional. Las comunidades de expatriados son amplias, y la disposición de festejar abunda.
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No podemos considerar completa la visita a Shanghái sin tomar la foto obligada en este destino, la cual se captura en el malecón The Bund, paseo con vista al centro financiero de la ciudad.
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Este corredor era, en su momento, el centro de negocios de la ciudad, por lo que fachadas de estilo europeo del siglo XIX enmarcan esta avenida turística.
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Los vendedores ambulantes vienen de todos los rincones de China , y hablan un inglés impecable.
Para un viaje interior
Quienes visitan oriente buscando paz e iluminación espiritual también tendrán ocasión para esta finalidad con la visita en Shanghái al templo del Buda de Jade , lugar de oración, meditación y peticiones, pues los fieles queman incienso en abundantes cantidades buscando buena fortuna y para rendir honor a sus antepasados. El templo se halla rodeado de interesantes bazares donde podemos encontrar artesanías con temas tradicionales y budistas. El aroma a incienso se conjuga con los olores de madera y la continua presencia del jengibre, que parece estar en todo lugar.
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Otro punto de interés es el templo Jing’an , reubicado a su sede actual en el siglo XIII. Su campana es del año 247, cuando el recinto original fue construido. Aquí encontraremos también una escultura de jade del Buda, de casi cuatro metros de altura.
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Que no nos sorprendan las esvásticas que podamos encontrar en estos templos: son símbolos de renacimiento y suerte de milenios en uso, sin relación con el significado europeo de las décadas de los treinta y cuarenta.
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La visita al jardín Yu o Yuyuan es indispensable por la oportunidad de tomar fotografías que brindan sus edificios tradicionales y lago, además de retratar la vida y usos de la china medieval. Aunque se ve antiquísimo, este paseo se ha tenido que reconstruir una y otra vez, pues revueltas y guerras lo han dejado en la ruina en varias ocasiones. El jardín se caracteriza por exhibir en su terrario un peñasco de caprichosas formas, conocido como la Piedra de Jade Exquisita, macizo de roca caliza tallada por una erosión planeada, la cual le brinda un aspecto barroco natural.
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A unos cuantos pasos se encuentra el bazar tradicional Yuyuan, en el cual tendremos ocasión de aprender otra lección de Shanghái …
Hay que negociar
Al momento de pensar en llevarnos recuerdos de esta aventura en el bazar, tomemos en cuenta que estaremos conminados a participar en el deporte de los comerciantes por excelencia: el regateo, entretenimiento inteligente.
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Los artículos en los mercados y establecimientos tradicionales no tendrán etiqueta con el precio: hay que preguntar al dependiente. Rangos más o menos, el vendedor nos dará un precio del doble o triple del que podríamos negociar. Nuestra contraoferta debe ser cercana a una tercera o cuarta parte de lo que plantee originalmente el encargado, quien al escucharla usualmente se escandalizará. A partir de ahí, cada uno hace una oferta hacia un punto medio aceptable, que tendrá tantos escalones como decidan los involucrados. Si queremos negociar más rudo, después de dos contraofertas simulemos hartarnos y proseguir nuestro camino, y el encargado puede tratar de regresarnos a su punto de venta, en ocasiones de una manera activa y energética. Acordado el monto, es indispensable traer billetes y monedas de baja denominación, pues la transacción no está cerrada hasta intercambiar efectivo por los bienes, y si pedimos que nos den cambio se considerará viable por muchos comerciantes el quedarse con el vuelto como una forma de negociación posacuerdo. El regateo usualmente no se presentará en centros comerciales o sucursales de tiendas occidentales, sino en el comercio tradicional.
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GUÍA DEL VIAJERO
Vuelo
La logística implica un viaje de 12 a 14 horas, por lo que almohadas para cuello y antifaz para dormir en el vuelo son recomendables. Separar el boleto con unos seis meses de anticipación puede permitirnos obtener mejores precios.
Clima
En verano pueden presentarse temperaturas de hasta 39 °C, y en invierno de hasta 10 grados bajo cero. Siendo una ciudad al nivel del mar la humedad estará elevada en temporadas calurosas.
Compras
Como en toda China , los artículos apócrifos están a la orden del día. Perfumes de imitación u otras mercancías fake pueden ser incautadas en aduanas al regreso al país de origen.
Moneda
Renminbi es el nombre oficial de la divisa, pero “yuan” se usa para darle precio a las cosas. Un yuan equivale a 2.78 pesos, aproximadamente.
¿Cambio, joven?
Se sugiere ser precavido e ir equipado con billetes de baja denominación para taxis y compras durante el camino. El comerciante chino puede no regresar el vuelto como una forma de negociación ruda, y en esta cultura les parece aceptable.
Visa
La visa de una entrada tiene un costo de 730 pesos.
Huso horario
En Shanghái son 13 horas más que en la Ciudad de México .