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Hay que tomar un vuelo a Tuxtla Gutiérrez , la capital de Chiapas , para conocer algunas de las mejores maravillas naturales de México, como el Cañón del Sumidero, las lagunas de Montebello o las Cascadas El Chiflón.
En ocasiones, hay que recorrer grandes distancias para ir de un atractivo a otro. Esta vez, nos concentramos en lugares relativamente cercanos a la capital chiapaneca: entre una hora y tres horas, aproximadamente.
A unos 15 minutos de Tuxtla Gutiérrez , aproximadamente.
Esta formación es lo que es por sus acantilados que alcanzan mil 200 metros de altura desde la superficie del río Grijalva. Si colocáramos en su interior el rascacielos Burj Khalifa, aún le faltarían 372 metros para sobrepasar la cumbre del mirador El Roblar.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
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Esta maravilla natural permaneció inexplorada por siglos, pues lo denso de la selva y las difíciles condiciones de su topografía costaron la vida a expediciones de variadas nacionalidades, hasta que el grupo chiapaneco de excursionistas Pañuelo Rojo logró su conquista en 1960. En el presente, el fondo del cañón está anegado, debido a la construcción de una hidroeléctrica, pero hasta 1980 el río emergía y desaparecía “sumiéndose” en el fondo del cañón, de ahí el título de esta formación.
Existen dos opciones para contemplar la grandeza del Cañón Sumidero: desde los miradores en la parte alta, a los que se llega desde el norte de Tuxtla Gutiérrez hasta el Pueblo Mágico de Chiapa de Corzo, donde se encuentra esta maravilla natural, o navegando el Grijalva en lanchas con guía incluido.
Foto: Sergi Gil
Para acceder al cañón por agua, acudimos al embarcadero. Navegamos en una de las lanchas de motor de una cooperativa turística. Para este recorrido se recomienda sombrero ancho con barbiquejo o, bien, gorra muy bien ajustada, pues los vientos dentro del cañón pueden ser intensos. El protector solar es obligatorio, más que recomendable.
Ya acomodados en la embarcación y con chaleco salvavidas, partimos del embarcadero tomando velocidad y el guía, a su vez, dando información sobre el cañón y su participación en el ecosistema. La lancha se acerca al famoso Árbol de Navidad y a la Cueva de Colores. Esta última, menos conocida, toma sus brillantes tonos en rosa gracias a los minerales filtrados de las capas tectónicas, los cuales se acumulan en el cielo de la caverna, así como en el verde de los musgos nutridos por la humedad del río.
Foto: iStock
El guía operador de la lancha nos lleva hasta el límite navegable de la presa Chicoasén, en donde además de observar la vegetación selvática y conocer la historia de la población trasladada por esta magna obra, disfrutamos la conveniencia de un mercader navegante, quien ofrece cervezas, bebidas sin alcohol y dulces. De regreso, podemos ver cocodrilos tomando el sol a las orillas del río.
La experta mano del conductor y las condiciones del día no permitieron que alguien desembarcara empapado, aunque unas cuantas salpicaduras se pueden esperar, así que hay que proteger cámaras y celulares.
Nada prepara al visitante para la majestuosa vista de la Sima de las Cotorras.
Este paraje se halla a una hora y 45 minutos de Tuxtla Gutiérrez por carretera, y es parte de la Reserva de la Biósfera El Ocote. El centro de atención al visitante tiene un restaurante, así como cabañas de hospedaje y zona de campamento.
Su mirador es el punto inicial para conocer la sima, una cavidad natural de forma cilíndrica, de 160 metros de diámetro y 140 metros de profundidad que puede apreciarse de varias maneras: a través de un descenso a rappel hasta sus entrañas o recorriendo a pie el borde, por una estrecha vereda, con un arnés puesto y anclado a una línea de vida.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
La primera opción implica un esfuerzo físico moderado. Para el recorrido por la orilla, basta seguir las indicaciones de los guías para adentrarnos en la sima.
Esta vereda de seguridad permite bajar algunos metros por la pared vertical que bordea la cavidad y tomar vertiginosas selfies. En este tremendo agujero en la tierra habitan cotorras de un verde brillante, y los viajeros podemos contemplar sus vuelos circulares, además de una serie de intrigantes pinturas rupestres en tonos rojos, plasmadas en puntos que parecieran inaccesibles sin equipo de alpinismo moderno. La antigüedad de estos vestigios es de más de 10 mil años. Figuras humanas estilizadas, siluetas de manos, ojos y triángulos fueron dejados en las paredes de la sima por tribus que antecedieron por milenios a los actuales grupos zoque de la zona.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
Este escondite tiene un pulcro mantenimiento por parte del personal de la cooperativa, sin una pieza de basura a la vista, por lo que el contacto con la naturaleza se percibe sin estorbos.
La tercera opción para admirar la grandeza de la sima es desde el cielo. La empresa Club de Vuelo Valle Bonito ofrece un acercamiento espectacular a esta formación y a otras similares sin acceso por tierra. Y es que la Sima de las Cotorras no está sola: existen otras cavidades similares pero, por lo denso de la jungla, no hay manera viable para llegar a éstas.
A bordo de un ultraligero podemos verlas desde el aire, sin que nada estorbe a la vista. Para esta experiencia se recomienda llevar una chamarra, pues a pesar de que la temperatura es cálida en tierra, a los 300 pies (más de 91 metros) y a 100 kilómetros por hora, el frío golpea con fuerza.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
El ascenso y el aterrizaje son sumamente suaves, pero se recomienda no llevar nada valioso que pudiera caer.
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A poco menos de tres horas de Tuxtla Gutiérrez , por carretera (y a unos 45 minutos de Comitán), nacieron las Cascadas El Chiflón. Este desarrollo turístico dividido lleva al visitante por un camino hábilmente delimitado, ascendiendo por una serie de escaleras, veredas y miradores, bordeando el limpísimo caudal del río San Vicente pero sin cruzarlo, ya que cada ribera alberga una administración distinta. Una cooperativa opera la ribera norte y otra la del sur.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
La vereda claramente delimitada permite acercarnos a las pozas azules del torrente, mientras que los balcones brindan panorámicas de varias alturas de las cascadas Suspiro, Ala de Ángel y Velo de Novia, con una caída de más de 70 metros de altura. Este recorrido de más de un kilómetro tiene abundantes escaleras pero, si nos detenemos a tomar fotos, no resultará agotador. La brisa de las cascadas y la humedad del río refrescan el viento de la selva.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
A pesar del aspecto rústico de este desarrollo, su restaurante ofrece una variedad de platillos típicos, así como un memorable café, ya que sus granos son de la región. Las cooperativas mantienen en perfecta limpieza y funcionamiento las instalaciones.
Si el regreso por las escaleras no es lo más tentador para el paseante, el lugar dispone de una tirolesa que, gracias a su trazado y a la altura, ubicada en las copas de los árboles, brinda un recorrido tan cerca de las hojas que sería aprobado por Tarzán. Durante el emocionante viaje, se puede ver el cauce del río y sus estanques de tonos turquesa.
Hay que llevar botas de excursionismo y mantener libres las manos para usar los pasamanos como precaución, pues las escaleras están humedecidas por la brisa de las cascadas.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
A unas tres horas desde Tuxtla Gutiérrez y a 50 minutos del Pueblo Mágico de Comitán.
El profundo color azul de sus aguas, enmarcadas por altos pinares, podría hacernos creer que nos hallamos en algún destino nórdico o quizá en Canadá, pero las Lagunas de Montebello están en México, dentro del parque nacional creado en 1959. El paraje Cinco Lagos ofrece un recorrido en balsa para llegar al otro lado, a un pequeño muelle que conduce a una escalera en el bosque, la que desemboca en un mirador de vista excepcional.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
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Aquí, también una cooperativa organiza el paseo a bordo de una balsa rústica de troncos que, por la baja densidad de su madera, es a prueba de hundimientos. Las escaleras que llevan desde la carretera hasta el pequeño embarcadero pueden resultar retadoras para visitantes con un estilo de vida sedentario, sobre todo al regreso de la remada.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
Los guías explican al visitante cómo se formaron las lagunas y lo que se conoce de las corrientes que las alimentan. Explican que la gran mayoría de los 59 cuerpos de agua en el parque no tienen acceso por tierra, lo cual es fácil de entender al contemplar lo cerrado del bosque y lo escarpado de la orografía.
Una oferta variada de cabañas, tanto en Cinco Lagos como en sitios cercanos dentro del mismo parque, permite aprovechar el paseo de más de tres horas desde Tuxtla Gutiérrez para pernoctar en el lugar y tomar excursiones a pie en las veredas del parque.
Desde Tuxtla Gutiérrez , vale la pena un viaje de una hora por carretera para admirar, durante la temporada de menor lluvia, las ruinas del templo de Quechula (s. XVI), cuyo islote emerge de las aguas de la presa Malpaso y al que se puede llegar a bordo de una lancha.
En cada una de estas maravillas, se pueden comprar artículos de gran calidad y de fabricación local. Además de explorar los atractivos de uno de los estados más encantadores de México, se apoya a las familias emprendedoras.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
Te recomendamos hacer base en Tuxtla Gutiérrez . El hotel City Express ofrece cómodas habitaciones desde 838.95 pesos por habitación para dos personas, con desayuno incluido y red inalámbrica. Está a 15 minutos en auto del centro de la ciudad. Cuenta con alberca. La mayoría de los atractivos antes mencionados están a dos horas, como máximo, desde este punto.
Foto: Cortesía City Express
• City Express recomienda los servicios de Mayan Touring. Puedes solicitar a Daniel Oviedo, un guía muy bien preparado.
Tel. 961 223 5937.
• Si tu plan es viajar por la libre, puedes rentar un auto en el aeropuerto y acudir por tu cuenta a cada locación.
• A 10 minutos del centro de Tuxtla Gutiérrez . El recorrido en lancha desde el embarcadero Cahuaré tiene un costo de 230 pesos por persona.
• Dónde comer: el Restaurante Las Pichanchas es uno de los más tradicionales. Ofrece muy buena comida regional, bebida “pox” y espectáculo de bailables.
Foto: El Universal. Adriana Hernandez
• Se encuentra a una hora y media de Tuxtla Gutiérrez .
Precios por persona:
• Acceso al centro turístico: 20 pesos
• Recorrido perimetral con línea de vida: 100 pesos.
• Rappel dentro de la sima: 750 pesos.
• Dónde comer: en el restaurante del mismo desarrollo.
• Horario: de 7:00 a 18:00 horas.
• A 50 minutos de Tuxtla Gutiérrez .
• El vuelo sobre la Sima de las Cotorras dura 10 minutos: 740 pesos.
• Dónde comer: el club vende comida típica de la región a los visitantes.
• Vestimenta: No olvides llevar chamarra o rompevientos.
• Recomendación: si quieres volar con cámara o celular, es necesario colocarles una correa.
• A dos horas y 45 minutos de la capital chiapaneca.
• Horario: de 8:00 a 17:00 horas.
• Acceso al centro ecoturístico: 40 pesos por persona.
• Cabañas rústicas para dos y hasta para cuatro personas. Cuentan con baño, agua caliente y wifi. Incluye acceso a las cascadas. Desde 580 pesos por noche.
• Dónde comer: vas a encontrar un restaurante en el mismo desarrollo.
• A tres horas de la capital chiapaneca.
• Horario: de 7:00 a 19:00 horas.
• Acceso al parque nacional: 30 pesos.
• Recorrido en balsa de madera en Cinco Lagos: desde 100 por persona.
• Dónde comer: restaurantes Norma y Cinco Lagos. Si visitas Comitán (a corta distancia) ve al restaurante Ta Bonitío.