La Guelaguetza es una de las tradiciones más grandes de México. Cada año, en el mes de julio, las etnias del estado de Oaxaca comparten su música y danzas tradicionales. Este año, habrá un 'ligero cambio'.
Es la celebración más importante de Oaxaca en la que participan las regiones y etnias de todo el estado para compartir sus tradiciones. A lo largo del mes de julio, hay convites, teatro, ferias artesanales y gastronómicas... Pero la fiesta más importante es la de los Lunes del Cerro, un espectáculo de danza y música tradicionales, vestido de gala con la indumentaria típica de cada lugar.
La fiesta principal se realiza en el Cerro del Fortín, en el actual Auditorio Guelaguetza, los dos lunes siguientes al día de la Virgen del Carmen. Se llega a posponer una semana, en caso de que el primer lunes sea 18 de julio, aniversario luctuoso de Benito Juárez. Como cada año, en 2023 habrá cuatro funciones, dos matutinas y dos vespertinas, los días 17 y 24 de julio.
‘Guelaguetza’ deriva del zapoteco ‘guendalezaa’, palabra que significa ‘ofrenda’ o ‘presente’, aunque también puede interpretarse como ‘cooperar’. En una frase, es ‘el gusto de compartir’.
El origen de la Guelaguetza se remonta a tiempos prehispánicos. Cada verano, en el ‘Daninayaaloani’ o Cerro de Bella Vista (actual Cerro del Fortín), los indígenas dedicaban a Centéotl (diosa del maíz) un ritual con danzas, oraciones y un enorme banquete pidiendo buenas cosechas.
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Con la conquista española, la ceremonia se adaptó a la nueva religión. La diosa Centéotl se suplió por la Virgen del Carmen. Su fiesta patronal es el 16 de julio. Los festejos se realizaban tanto en el centro de la ciudad como en el Cerro del Fortín.
Al principio, eran simples paseos y romerías. Después se desarrolló una representación dividida en actos en la que participaban varias etnias, a la que llamarían ‘Homenaje Racial’.
Para 1932, en el aniversario 400 de la fundación de Oaxaca, ya había un nuevo teatro a los pies del Fortín, y aquella puesta en escena comenzó a llamarse Guelaguetza, nombre que se consolidó en los años cincuenta.
En 1974 se culminó la construcción del Auditorio Guelaguetza en el histórico Cerro del Fortín, remodelado en 2010 con capacidad para 12 mil personas. Desde ese año, bailarines, músicos y espectadores, ya pueden resguardarse de los fuertes rayos de sol y de las lluvias bajo una enorme velaria.
A partir de 1969, se abre la convocatoria para elegir a la representante terrenal de la diosa. Junto con el gobernador (a), preside las fiestas. Para participar en este ‘concurso de belleza étnica’, es obligatorio ser mujer nacida y radicada en alguna comunidad indígena, ser mayor de 18 años, conocer sus tradiciones, portar la vestimenta típica sin alteraciones y no haber participado en este certamen en años anteriores. La ganadora de 2023 es Leticia Santiago, mujer de la etnia chatina de Santiago Yaitepec.
Una noche antes de cada Lunes del Cerro se presenta el espectáculo de danza, luz y sonido ‘Donají, la leyenda’. Relata la historia de amor entre la princesa zapoteca Donají y el príncipe mixteco Nucano. Tras la guerra entre sus respectivas etnias y la inesperada muerte de Donají, Nucano gobernó con amor a los zapotecos en recuerdo de su amada, uniendo a ambos pueblos.
Liderados por Centéotl, días previos a los Lunes del Cerro, las calles del centro histórico de Oaxaca se atiborran de curiosos para integrarse a los convites: coloridos desfiles de todas las delegaciones participantes. Estos son una pequeña muestra de las expresiones que se pueden vivir en el Auditorio Guelaguetza.
La banda de viento retumba el ánimo con sus sones y chilenas; bailarinas y bailarines muestran sus hermosas prendas y tocados coloridos elaborados a mano; aparecen los impactantes diablos de Juxtlahuaca y las mojigangas, aquellas figuras gigantes, también llamados monos de calenda.
Todos, como es tradición, comparten a su público un poquito de mezcal y le arrojan pan, fruta, figuritas de barro, chiles y más productos que traen de su tierra.
A la par de la Guelaguetza, del 14 al 25 de julio, el Centro Cultural y de Convenciones será sede del Festival de los Moles, con más de 40 variedades; también de la Feria del Mezcal en la que se reunirán más de 70 marcas; y de la Expo Feria Artesanal Guelaguetza 2023. En el Parque El Llano abrirá el tianguis gastronómico ‘Desde mis raíces con sus sabores’.
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De todas las danzas, las más entrañables son de la Pluma, de los Valles Centrales; el Carnaval Putleco, de Putla; el Jarabe Mixteco, de Huajuapan de León; La Sandunga, del Istmo de Tehuantepec; y, la joya de la corona, la Flor de Piña, de Tuxtepec. Uno de los momentos más emocionantes llega cuando todo el auditorio canta ‘Dios nunca muere’, el himno no oficial de los oaxaqueños. Los espectadores agitan de un lado a otro sus sombreros de paja.
A partir de este año, el formato de la Guelaguetza tendrá un cambio importante. ‘Para visibilizar aún más la riqueza cultural del estado, el antiguo comité que elegía las delegaciones será reemplazado por un consejo intercultural que seleccionará grupos por cultura y no por región, como en los años anteriores. Este año son 16 etnias y un pueblo afromexicano. La representación de las ocho regiones queda en el pasado.
El 1 de junio pasado, se informó que los boletos fueron puestos a la venta en distintos módulos de la ciudad y por internet. Se agotaron al día siguiente. Precios: de $1,068 a $1,443 en secciones privilegiadas. Los palcos C y D están abiertos al público de manera gratuita, aunque también se entregaron boletos para controlar el acceso a estas zonas.
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