De acuerdo con lo que dice Andrés Ruzo , —geocientífico, conservacionista, escritor, comunicador y educador de nacionalidad peruano-nicaragüense-estadounidense, explorador de National Geographic , y quien fuera el primer científico en obtener permiso para estudiar este río—, el sistema total del Shanay-timpishka (“que hierve con el calor del sol”), en la Amazonía peruana , se prolonga por unos 9 kilómetros. Son solo los últimos seis, en la parte más baja del río, donde está realmente caliente.
La temperatura del llamado Río Hirviente puede variar de los 27 ºC hasta los 94ºC, es decir, prácticamente al punto de ebullición, aunque de noche es un poco menos caliente. En temporada de secas es verdaderamente “ardiente”.
Hasta hace muy poco tiempo, este cauce era prácticamente desconocido, excepto para los habitantes de la zona, pero con su desarrollo, gracias a los yacimientos de petróleo cercanos, se empezó a conocer un poco más sobre éste. Ya en los años treinta se sabía de su existencia, pero no se le prestó demasiada atención.
Foto: Cortesía Santuario Huistín
Cómo supimos del Río Hirviente
Andrés Ruzo había escuchado la historia del Río Hirviente, por parte de su abuelo peruano, cuando le contaba la leyenda de cómo los ambiciosos españoles, liderados por Pizarro, habían interrogado a los incas acerca de cómo y dónde encontrar más oro.
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Los incas, en venganza, los mandaron a la selva del Amazonas a buscar la mítica ciudad de El Dorado , hecha de oro. Los pocos que lograron regresar, contaron historias increíbles de serpientes comehombres, poderosos chamanes, guerreros de flechas envenenadas, arañas tan gigantes que se comían a los pájaros y, también, de un río hirviente.
12 años después, y ya convertido en un flamante geofísico de la Southern Methodist University, en Dallas, Texas, trabajando en su doctorado, Ruzo estaba estudiando el potencial de la energía geotérmica del Perú , cuando recordó la leyenda del río que hierve, y empezó a preguntar a expertos y no expertos sobre su posible existencia.
La respuesta fue unánime, según lo comenta en su plática TED sobre el Shanay-timpishk a, un río que con estas características sería prácticamente imposible de encontrar en esa zona.
Tenía toda la lógica, hay otros ríos hirvientes en el mundo, pero estos están generalmente relacionados con actividad volcánica, pues se necesita una enorme fuente de calor para generar esta respuesta geotérmica, y en la Amazonía no hay volcanes.
En esas estaba cuando en una cena familiar, el tema salió a relucir y una tía suya le dijo que no solamente el río realmente existía, sino que ¡ella misma había nadado en él! Su tío le aclaró que todo era verdad, que su esposa había podido conocer el río porque es amiga de la mujer de uno de los chamanes que lo protegen.
Maestro Enrique Paredes y su esposa Ayme de Santuario Huishtin Foto: Cortesía Santuario Huistín
Dejando de lado su escepticismo científico, en 2011, el autor del libro El río hirviente: Aventura y descubrimiento en el Amazonas , emprendió el viaje a Lima, Perú, desde donde tomó un avión a la ciudad de Pucallpa, la más grande población peruana en la zona de la Amazonía, y, de ahí, recorrió dos horas en caminos de tierra, hasta el río Pachitea, un afluente del Amazonas, donde tomó un peke-peke o canoa motorizada por 30 minutos más, hasta llegar a la desembocadura del ansiado Río Hirviente.
Ruzo explica que la llegada fue un poco anticlimática, pues en su parte superior el agua del río es apenas tibia, pero a medida que se va bajando por él, se va calentando más y más.
El secreto de su temperatura son los manantiales termales que lo alimentan; el río, a su vez, es la fuente de varias cascadas calientes a lo largo de su extensión, la más impresionante de las cuales tiene un altura de siete metros y cae a un estanque termal.
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Algunas partes del río son tan calientes, que los animales que caen en él, como ranas y otros anfibios, reptiles y pequeños mamíferos, se hierven en unos segundos. De acuerdo con Andrés Ruzo, "lo primero que cambia son los ojos, que se vuelven de un blanco lechoso. Tratan de salir del río, pero la fuerza les va faltando porque su carne se va cociendo a medida que se mueven por el agua caliente, hasta que les llega a la boca y se queman por dentro".
"Una de las cosas que más me gusta de estar ahí, es que debes dar cada paso con sumo cuidado, porque puede haber consecuencias muy serias si caes al río", dijo Ruzo a National Geographic .
Foto: Cortesía Santuario Huistín
A raíz de su descubrimiento, Ruzo creó The Boiling River Project , una organización que busca investigar y proteger el río y sus zonas circundantes, incluyendo su muy diversa flora y fauna. Rodeado de leyendas, espiritualidad y misticismo, el Río Hirviente es considerado un lugar sagrado para las comunidades locales.
En esa zona también se encuentran el Santuario Huistin y Mayantuyacu , dos grupos de sanadores nativos que por mucho tiempo han considerado al río como un lugar sagrado y de mucho poder espiritual, el cual solamente era visitado por los chamanes más poderosos para "comunicarse con los espíritus y aprender rituales de curación de sus ancestros".
La amenaza principal que la zona enfrenta actualmente es la deforestación provocada por los habitantes locales, que llevaría a su extinción total si no se protege.
De acuerdo con lo que Ruzo dijo al diario inglés The Telegraph , una de las metas del proyecto es que el Río Hirviente sea declarado monumento nacional del Perú, y que así toda el área en la que se encuentra sea designada legalmente para el uso exclusivo de actividades ecológicas como la conservación y ecoturismo. La idea es promover "un turismo responsable cuya meta sea respetar y apreciar la cultura local y busque proteger la selva", dijo.
Puedes visitarlo, pero no es para todos
Foto: Cortesía Santuario Huistín
Quienes quieran visitar el río deben contactar directamente con los centros Mayantuyacu (mayantuyacu.com) o al Santuario Huistín (santuariohealing.com). Ambos lugares tienen una larga tradición de recibir turistas y de darles detallados tips y consejos de seguridad sobre su visita.
De acuerdo con el sitio web del proyecto "la mayoría de las personas que visitan el río tienen experiencias seguras e inolvidables, sin incidentes mayores. Sin embargo, este recorrido no es para cualquiera, dadas las dificultades de acceso y las condiciones rurales", advierte.
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"Prepárate para sentir mucho calor y humedad, por la suma del río y el ambiente; para caminar mucho; sufrir picaduras de insectos; no tener aire acondicionado, ni señal de internet o del celular; además de estar a una hora de la clínica más cercana y a tres de un hospital (en Pucallpa).
“Tu seguridad personal es enteramente tu responsabilidad y al entrar a la selva, lo haces bajo tu propio riesgo. No hay senderos hechos, no hay sogas para sostenerse, ni barandales. El área del río permanece, en su mayor parte, en su forma silvestre y original, y así procuramos mantenerla", se lee.