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Por fuera, y desde lejos, la construcción tiene impronta de palacio de Disney, con toques de Antoni Gaudí : blanca, brillante y recargada. A medida que el visitante se adentra, nota elementos extraños : brazos que emergen desde el piso, como implorando ayuda; calaveras con incrustaciones de mosaicos de cristal, junto a seres mitológicos bañados en oro; y frescos con la presencia de los Angry Birds, Kung Fu Panda , Pikachu , el Hombre Araña, Michael Jackson, Elvis Presley, las torres gemelas y personajes de Matrix.
El denominado Templo Blanco , Wat Rong Khun en idioma tailandés, es una exótica cruza entre conceptos del budismo, iconografía del cómic y elementos de la cultura estadounidense que un artista peculiar construyó en Chiang Rai , al norte del país asiático, como agradecimiento a Buda y al rey.
(Foto: Istock)
El responsable de tanta extravagancia es Chalermchai Kositpipat, quien inició la construcción del templo en 1997 y lleva invertidos un millón 112 mil dólares. Se calcula que la obra se terminará en unos 50 años, albergando un total de nueve edificios.
Dicen que un magnate chino le ofreció seis millones de dólares para que le construyera otro parecido. “Gracias pero no. Quiero que mi rey tenga algo único”, le dijo Kositpipat, que suele estar presente en el templo, vestido con la misma chamarra y bermuda de mezclilla que luce en la “gigantografía” de tamaño real de su figura instalada en la entrada.
El artista explica que eligió el color blanco porque es sinónimo de pureza
, y que los pabellones que continúan en construcción son amarillos porque es la tonalidad que representa al budismo. Los miles y miles de pedacitos de espejos incrustados en cada figura y cada pared, que reflejan la luz del sol, simbolizan la sabiduría de Buda. El conjunto arquitectónico es una obra en crecimiento permanente: al interior del templo se le agregan personajes de comics todo el tiempo y constantemente suma edificios nuevos.
(Foto: Istock)
Donaciones para invocar protección
Junto al templo, y por 30 bahts (un dólar), se venden unas hojas metálicas en las que los visitantes escriben sus nombres. Las cuelgan en una glorieta, que ya lograron tapizar con estas notitas, y también las usan para ir dando forma a unos árboles de escenografía. “Son donaciones para hacer méritos, invocando la protección de los antepasados”, explica Kositpipat.
La entrada al Templo Blanco cuesta 50 bahts
(poco menos de dos dólares) y como en recinto sagrado, se debe acceder descalzo.
Se aceptan donaciones para continuar su construcción pero, a petición del artista, no deben exceder los 10 mil bahts (278 dólares).