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La seguridad es uno de los factores que más influye al momento de elegir un destino turístico, y países como Egipto pueden dar fe de eso. En menos de una década este nación pasó de ser uno de los lugares más cotizados por los viajeros internacionales a vivir solo del recuerdo de aquella época dorada.
Para entender el desplome de la industria turística que comenzó con las revueltas sociales de 2011, basta con mirar lo ocurrido en la ciudad de Al Arish, donde un atentado terrorista dejó más de 200 personas muertas.
La capital, El Cairo , apareció este año mencionada entre las 10 metrópolis más peligrosas del mundo según se puede observar en el último informe elaborado por Economist Intelligence Unit , estudio que ofrece un ranking de seguridad con más de medio centenar de ciudades repartidas a lo largo y ancho del mundo.
Luxor: Una ciudad sin turistas
Este complejo escenario ha causado estragos incluso en ciudades tan llamativas como Luxor , considerada la joya del turismo arqueológico del sur de Egipto por estar emplazada en los terrenos que alguna vez ocupó la ciudad de Tebas y donde se encuentran los grandes templos del antiguo Egipto ( Luxor y Karnak ), además de las célebres necrópolis de la ribera occidental del Nilo, donde se enterraron a los faraones y nobles del Imperio Nuevo de Egipto , denominados el V alle de los Reyes y el Valle de las Reinas.
Si hace unos años esta urbe era boyante, gracias a la llegada de miles de extranjeros que querían disfrutar de estos vestigios históricos, hoy solo recibe a algunos cuantos visitantes. Abu Aya, dependiente de un local de souvenirs, pasa la mayor parte de su tiempo sin hacer nada sentado delante de su tienda de recuerdos en el zoco (mercado) de la ciudad, esperando que en algún momento cambie esta situación.
Este vendedor de 47 años vestido con las prendas tradicionales del Alto Egipto recuerda los buenos días en que los visitantes extranjeros llegaban por miles . "Antes, mi galabiya (túnica blanca tradicional) estaba llenas de dólares y euros", recuerda. Añade que todo iba muy bien hasta 2011, cuando estallaron las revueltas sociales. Desde entonces las visitas de viajeros internacionales cayeron en picada, y a diferencia de lo que sucedió hace 20 años cuando un grupo extremista mató a 58 extranjeros en Luxor , los visitantes no regresaron.
Turismo, seguridad y terrorismo
Los templos están desiertos y el país está en crisis económica por la crónica inestabilidad social y política que afecta al país, la que quedó claramente en evidencia luego de la destitución del presidente islamista Mohamed Morsi el año 2013. La caída del mandatario desencadenó un complejo escenario donde las fuerzas de seguridad egipcias comenzaron a enfrentarse con grupos extremistas que tenían como blanco a los efectivos policiales y del ejército, pero también a la comunidad copta (egipcios que profesan su fe cristiana).
En octubre de 2015, 217 pasajeros y siete miembros de la tripulación de un vuelo de la compañía rusa MetroJet, que despegó de Sharm el Sheij , murieron en una acción reivindicada por el grupo Estado Islámico. Desde esa fecha varios países europeos emitieron alertas a sus ciudadanos para que desistieran de sus intenciones de visitar Egipto. Como resultado de esta advertencia, la actividad turística de ese país se desmoronó . No obstante, el último tiempo, esta tendencia a la baja había presentado cierta mejoría gracias a un esfuerzo realizado entre los sectores público y privado del país transcontinental (su territorio se encuentra en África y Asia).
Representantes de ambos sectores habían unido capacidades para incentivar la llegada de más visitantes extranjeros motivándolos con nuevos descubrimientos arqueológicos, actividades culturales e interesantes propuestas turísticas, esfuerzo que hoy sufre un importante traspié luego del atentado en Al Arish .