México es un país mayoritariamente católico, con poco más de 90 millones de feligreses, según datos del INEGI. Por eso, no es raro encontrarte innumerables templos repartidos por todo el territorio nacional, construidos desde los tiempos de la Conquista hasta nuestros días.
Hoy le prestaremos atención a las iglesias más antiguas de México (algunas, incluso, de Latinoamérica). ¿Tienes idea de cuáles son?
Comenzamos el top 5 con la más grande e imponente de todas. En pleno corazón de la calurosa Mérida, se encuentra la Catedral de San Ildefonso. Su construcción comenzó sobre una rudimentaria capilla dedicada a San José en 1562. Fue terminada hasta 1598.
Su interior muestra una influencia gótica en sus altas columnas y bóvedas de piedra labrada, mientras que el exterior es sobrio, de estilo renacentista con elementos moriscos en sus dos torres de 43.50 metros de altura. A fines del siglo XIX e inicios del XX, diversas obras de estilo barroco y churrigueresco fueron saqueadas por los revolucionarios, por lo que este templo perdió gran parte de su arte sacro.
Esta es la primera catedral levantada en América continental. Es decir, en tierra firme. La primera de todas, fue la Catedral de Santo Domingo, en República Dominicana.
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También conocida como la Capilla de la Inmaculada Concepción o ‘La Conchita’ es una de las joyas históricas y arquitectónicas de Coyoacán y de la Ciudad de México. Este pequeñísimo recinto se edificó sobre un altar tolteca.
Tras la conquista de Tenochtitlán, Hernán Cortés ordenó la construcción de diversos edificios, muchos de ellos católicos. Uno de ellos fue esta capilla, levantada en el año 1525.
Su estilo es barroco y por dentro aún alberga algunos retablos, esculturas de madera y pinturas de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Es, además, un lugar de misterio y leyendas. Según se cuenta, aquí se casó Cortés con ‘La Malinche’, pero dos años después la abandonó, por lo que se augura que, quien se case aquí, su matrimonio durará muy poco. También se cuenta que se han visto fantasmas bailando fuera de esta capilla.
No tan lejos de CDMX, precisamente en el barrio de Tlaltenango, en Cuernavaca, Morelos, está la antiquísima Capilla de San José de Tlaltenango. Y mucho cuidado aquí: no se debe confundir con la iglesia homónima (que está a un costado), ya que esta última es del año 1730.
La capilla en cuestión, fue construida por frailes franciscanos por mandato de Hernán Cortés, entre 1523 y 1535, luego de que el conquistador levantara una finca cercana que se convertiría en un gran ingenio azucarero y quizá el primero del ‘nuevo mundo’.
Al igual que casi todas las iglesias de este top 5, es chiquita, con un campanario en deterioro debido a la humedad y los constantes terremotos (sí, por allá también la tierra se sacude). Por dentro, la nave central está pintada de blanco sin grandes detalles y hay un pequeño altar de piedra dedicado a San José.
Llegamos a Veracruz, sitio de desembarque de los primeros colonos europeos en este territorio. A unos 30 minutos al sur del puerto, en el pueblo de Medellín de Bravo, se levantó la Parroquia de San Miguel Arcángel.
De aspecto sencillo, su fachada es amarilla y con pequeños detalles en blanco. Su campanario remata en un reloj de época más moderna y una estructura abovedada.
La capilla fue construida entre 1523 y 1529, en los tiempos del franciscano fray Juan de Zumárraga, quien recibió la orden por parte de Hernán Cortés.
Durante la Guerra Cristera, sufrió algunos daños y unos cuantos saqueos. Desde entonces, su estado de conservación fue precario hasta hace poco, ya que se le han realizado trabajos de restauración con nueva pintura e impermeabilización.
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¿Dónde más si no en Veracruz? Siendo el primer asentamiento fundado por los españoles en América continental (por allá del año 1519), la pequeña Ermita del Rosario se encuentra a 40 minutos al norte del puerto jarocho, en la localidad de La Antigua, donde se fundó originalmente la Villa Rica de la Vera Cruz, que posteriormente se trasladaría a su ubicación actual.
Esta pequeñísima capilla, casi una miniatura, puede considerarse el lugar donde ‘nació’ la Nueva España. Fue la primera en su tipo en aquel entonces dentro del continente, ya que fue construida en 1523 por frailes franciscanos, capitaneados por fray Martín de Valencia.
Es muy sencilla, de 20 metros de alto por 5 de ancho, con un pequeño campanario, pintada de blanco con detalles rojos y un techo de teja. En el atrio, pueden verse las estaciones del Vía Crucis elaboradas con talavera. A un par de calles de la ermita, se encuentra la primera casa-aduana de Hernán Cortés, así como las caballerizas de Antonio López de Santa Anna; ambas en ruinas.
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