Está por llegar Día de Muertos. Y, por supuesto, no pueden faltar las leyendas. La mayoría de las personas conoce esta tradición gracias a nuestro legado familiar, que generación tras generación comparte el Día de Muertos. Pero algo que muchos desconocen es que en la época prehispánica el culto a la muerte era un elemento básico, surgiendo así, varios mitos como el del Mictlán.
De este mito de la cosmogonía mexica surge una leyenda. Esta cuenta que, en Día de Muertos, desde el Mictlán viajan las almas de los difuntos para volver a casa, al mundo de los vivos, para convivir con sus seres amados y nutrirse de la esencia de los alimentos que colocamos en las coloridas ofrendas.
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El último suspiro deja de ser un final para convertirse en un comienzo y caminar hacia un siguiente lugar para el descanso de las almas: el Mictlán.
Cuatro años bastan para llegar a ese sitio, y durante el camino un perro pardo, el xoloitzcuintle, es la única ayuda para cruzar un río que marca la entrada a las nueve casas o niveles relacionados con la putrefacción, el frío, lo húmedo, lo acuoso, la oscuridad y la noche.
Cada dimensión tiene a su amo y señor del día y la noche, 18 deidades, y un largo camino que cada vez se vuelve más estrecho. Las 18 deidades multiplicadas por 20 representan 360 días del año, sumándose a este número los 5 puntos cósmicos: tierra, agua, viento, fuego y Sol, 365 días del año, una totalidad.
Así, la muerte deja de representar el final de un ciclo para convertirse en una transformación gradual de las almas hasta desaparecer, si se esfuman de la memoria de los vivos. La muerte física no es el fin, es el olvido el que marca la desaparición de cada ser.
En este mito, búhos, murciélagos, gusanos y ciempiés tenían un gran valor, pues se creía que ellos estaban al servicio de Mictlantecuhtli y su consorte Mictecacíhuatl.
El Mictlán no es un lugar de castigo ni de tinieblas, es más bien la morada de los muertos.
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El reino de Mictlantecuhtli, señor de la oscuridad en la mitología mexica, tiene nueve casas o niveles por los que las almas tienen que pasar antes de llegar al Mictlán, al descanso. Estas nueve casas son:
Si estás buscando un plan para este Día de Muertos, hay dos destinos que te 'acercan' al Mictlán.
Lo mejor de todo es que uno de ellos está en CDMX. Se trata de la cueva de Cincalco, en el Bosque de Chapultepec que, según una leyenda, es la entrada al inframundo o al Mictlán.
La cueva de Cincalco fue un lugar sumamente sagrado en el pasado, pues se creía que era un portal que conectaba con el mundo de los vivos y los muertos. Si quieres visitarla, debes saber que se encuentra en el Audiorama del Bosque de Chapultepec, donde podrás relajarte y disfrutar de la naturaleza. Eso sí, está prohibido el paso a la cueva.
Y, si quieres recorrer los 9 niveles del Mictlán, tendrás que viajar un poco más lejos, al pueblo mágico de Chignahuapan en el estado de Puebla, y muy cerca de Zacatlán de las Manzanas.
En la Plaza Mural del pueblo montaron temporalmente el Mirador al Mictlán, una experiencia inmersiva en la que tendrás que recorrer los 9 niveles. Tiene un costo de $60 pesos.
Ahora que ya conoces esta bonita leyenda y dos entradas al Mictlán, no esperes más para empezar tu aventura viajera de Día de Muertos.
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