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Para entrar, tienes que gatear. Tu cara apenas se despega unos centímetros del suelo, el mismo que hace cuatro millones de años estuvo cubierto por un mar. Cuando logras salir de la grieta, frente a ti se abre una gigantesca galería recubierta de pirita, que al ser alumbrada por el staff de espeleólogos que te acompaña, el mineral brilla como si fuese oro.
(Foto: Hueytamalco Extremo)
Este es solo uno de los secretos que esconde la Cueva d el Viento, una de las tantas cavernas que hay en el poblado de Hueytamalco, en la sierra de Puebla, muy cerca de los límites con Veracruz. Fueron descubiertas hace 20 años por un grupo de científicos mexicanos e italianos que investigaban sobre la fauna del lugar.
Donde nace el viento
La siguiente galería que vas a visitar es la de “Los murciélagos ”, donde conviven 20 especies de estos mamíferos voladores. Pero, ellos no son el atractivo principal: aquí observas un techo en forma de cúpula y un sinfín de rocas que parecen muelas enormes. Sobre ellas habitan colonias de bacterias que pintan toda la galería de morado, verde y amarillo.
Te detienes para descansar un momento. En total oscuridad, escuchas el silbar del viento colándose entre las grietas de la caverna. Después de unos minutos y una sesión de fotografías, los guías te preguntan hacia dónde quieres continuar: Río Blanco o “Mamma Mia”, las otras dos cavernas conectadas a la Cueva del Viento.
Tesoro frágil
Si te decides por Río Blanco , debes bañarte en un pequeño playón que se forma dentro de la cueva . Es necesario quitar todo rastro de lodo en el cuerpo y en los zapatos para evitar que los minerales se contaminen y provoquen la muerte de estalactitas y estalagmitas .
(Foto: Miguel Angel Riande Zamora)
La prueba de fuego para acceder a la galería principal es el “Paso del cocodrilo”, que consiste en arrastrarse por una grieta cubierta de agua. El espacio es tan estrecho que solo consigues sacar del agua media cabeza.
(Foto: Hueytamalco Extremo)
Si logras atravesarlo, la recompensa de tu esfuerzo físico será llegar a un salón bañado por una cascada y con varios “gurs” cristalino s . Solo podrás observarlo, pues está prohibido sumergirse en estas pozas protegidas por paredes ricas en minerales.
La caverna de los cuarzos
Si eliges “Mamma Mia”, prepárate para caminar entre agua helada y salir con la ropa rasgada.
Primero, debes deslizarte por una resbaladilla natural y saltar de poza en poza hasta llegar a la “Mesa de los fósiles”, una roca plana donde quedaron incrustadas miles de algas marinas del periodo Cretácico.
(Foto: José Navarrete)
Después, hay que volver a gatear entre grietas de roca volcánica. Son tan filosas que incluso debes utilizar guantes. En la última galería, las paredes están forradas por cuarzos blancos.
Pero hay un tesoro adicional: dentro de los cristales habitan “turritellas” de varios tamaños, que no son más que conchas en forma de espiral, como si fuesen conos de helado.
Este mismo escenario fue el que descubrieron los investigadores italianos, quienes al ver el brillo de los cuarzos solo pudieron exclamar: ¡ Mamma mia !
¿Quién te lleva?
. El recorrido tiene un costo de 300 pesos por persona. Es necesario reservar con dos días de anticipación, ya que, por seguridad, la actividad puede ser suspendida en caso de lluvia. alonfs.wixsite.com/hueytamalcoextremo