Desde el primer domingo del año lo supieron. Éste, al igual que el anterior, sería un viacrucis diferente. El semáforo epidemiológico rojo por la pandemia de Covid-19 impidió que si quiera organizaran el proceso de inscripción y selección para la 178 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, esa alcaldía donde la fe no solo mueve montañas, también a todos los integrantes que hacen posible y participan en este evento de Semana Santa.
La casa de los ensayos ahora es una pantalla de Zoom, donde los fines de semana todos los participantes de la Pasión de Cristo practican sus diálogos. La mayoría de ellos son los mismos personajes que el año pasado y otros que también participaron suplen a los que este año no pudieron repetir su papel.
“Desde el año pasado les comentamos a los que participaron que tenían la posibilidad de repetir su papel si continuaba la pandemia porque este año no realizamos ningún proceso de selección de personajes, estamos trabajando con las mismas personas del año pasado, para evitar contagios o conglomeraciones mayores a 10 personas”, cuenta a EL UNIVERSAL Tito Domínguez, el vicepresidente del Comité Organizador de Semana Santa en Ixtapalapa, A.C.
Foto: Adriana Hernández. EL UNIVERSAL
El acto será a puerta cerrada, solo con la presencia de los participantes y los personajes esenciales. No habrá banda de música, solo un tenor. El vestuario también será el mismo. Todo será mostrado a través de transmisiones en vivo en las redes sociales o por canales de televisión para reducir la movilidad.
Con un semáforo epidemiológico que transita semanalmente, están preparados con tres posibles escenarios: si se queda en naranja la representación continuará de manera confinada como en 2020; si se regresa a rojo, solo se realizarían las escenas más representativas del viacrucis y si las autoridades sanitarias y la alcaldía no permitieran ningún evento sólo se organizaría un acto emblemático.
Conscientes de la pandemia, se han adaptado a cada disposición y acatado y preservado todas las medidas sanitarias, en especial porque Iztapalapa es la alcaldía con más personas contagiadas de Covid-19, con 67 mil 880 casos.
Ellos lo han visto con compañeros que en otros años participaron en el viacrucis: algunos tuvieron Covid, unos tienen a familiares enfermos y otros fallecieron. Por eso este año la ofrenda no solo es al Señor de la Cuevita, al que desde 1833 se le agradece por cesar la epidemia de cólera en Iztapalapa, también es a todos los que conforman el sector salud y a las víctimas de Covid.
Foto: Juan Carlos Reyes. EL UNIVERSAL
“Siempre será el exvoto al Señor de la Cuevita, pero este año agregamos a toda la gente que está al frente de la pandemia, a todo el sector salud, a todas las personas que han fallecido por la pandemia, es un homenaje también para ellos”, refrenda Tito Domínguez.
En México, en los últimos 10 años disminuyó 5% el número de creyentes católicos en todo el país. En 2010 había 82.7% y para 2020, 77.7%. Mientras que la cifra de ateos se duplicó, al pasar de 4.7% a 8.1%, según el Inegi.
Pero esa baja no afecta a Iztapalapa, donde las personas “son de tradiciones” y su fervor religioso está presente en actos como mayordomías y peregrinaciones. La Pasión de Cristo es “un proyecto de vida de iztapalapenses, la tradición identitaria de los ochos barrios y pertenece a la alcaldía”, dice Tito Domínguez, quien en el pasado representó a Judas en el viacrucis.
El esfuerzo para sacar adelante el evento es individual y colectivo de los ocho barrios, quienes sufragan sus propios gastos.
Foto: Adriana Hernández. EL UNIVERSAL
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Tradición heredada
Durante varias generaciones su familia la motivó a participar en la representación del viacrucis más grande del mundo. Ahora ella les lleva ventaja porque el año pasado representó a Soledad, pero este año no solo repetirá ese papel, también será la Virgen María. Ella es Erika Fernanda Pérez Silva, tiene 25 años y es ingeniera civil egresada del Instituto Politécnico Nacional.
“Darle vida a María es algo que la mayoría de chicas en Iztapalapa quisiera vivir. Nosotras no somos madres, ni sabemos lo que es perder a un hijo, pero sabemos del dolor que es perder a un ser querido. Lo que quiero es transmitir a los espectadores esa entrega que tuvo María en ese tiempo”, dice Erika.
El año pasado, Brandon Rodrigo Neri Luna, de 20 años, representó al apóstol Juan. Este año el orgullo es doble, su papel es el principal, él será Jesús de Nazaret. Él estudia Química Farmacéutica, también en el IPN, y sus labores diarias las combina con entrenamiento. Todos los días desde casa se ejercita cuatro horas para poder soportar la cruz.
Foto: Archivo EL UNIVERSAL
A ambos su fe los motivó y la familia ha sido su principal inspiración. Sus oraciones para este año están enfocadas en agradecer al personal de salud y rezar por el bienestar de la población que se ha contagiado de Covid-19 o tiene a algún familiar enfermo.
“Este Jueves Santo, a la hora en que se esté orando el Padre Nuestro, invito a toda la población que siga la representación nos acompañe a rezarla desde casa porque sería una ofrenda para todas las personas y familias que han perdido a alguien por la pandemia o se encuentran en la lucha y por los que seguimos en pie, sanos y salvos”, exhorta Brandon Rodrigo.
En Iztapalapa, desde hace mucho la fe ha dejado de mover únicamente montañas, ya es un motor constante de toda su población.
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