Este lugar es un campamento pero con ‘esteroides’. Las tiendas tienen forma de domos geodésicos fabricados en lona. Por dentro, sus dimensiones te permiten ponerte de pie y caminar cómodamente, y, a través de una ‘ventana’ gigante puedes contemplar el bosque desde tu cama mullida y calientita. Hay que olvidarse de salir al frío durante la noche: el baño está dentro del domo y es bastante amplio.
En este glamping estás en contacto con la naturaleza, sin hacer sacrificios. En Destinos te contamos cómo es pasar un fin de semana en este lugar.
En resumidas cuentas, así es pasar una noche en Cool Glamping La Venturosa , un hospedaje fuera de lo común que acaba de abrir en el municipio de Temoaya , Estado de México . Es la primera propiedad de una cadena de glampings con sede en México, que próximamente iniciará operaciones en el Pueblo Mágico de Bernal, Querétaro.
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Es muy probable que en los últimos años hayas escuchado hablar sobre el glamping. Se trata de una modalidad de alojamiento que combina los atractivos de acampar con las amenidades que esperarías de una habitación de hotel. Es una alternativa para quien desea desconectarse por unos días en un ambiente natural pero no está dispuesto a dejar atrás las comodidades básicas, o para las parejas en plan romántico.
Tras una sinuosa carretera que asciende entre los cerros y se adentra en el bosque, se oculta la Finca La Venturosa . En esta propiedad de 13 hectáreas se instalaron los tres domos de Cool Glamping . La distancia en auto es de hora y media partiendo desde la Ciudad de México.
Si bien la finca es un centro ecoturístico, con restaurante y diversas actividades, los domos se ubicaron de manera que ninguna otra construcción te quede a la vista y sientas absoluta privacidad, como si te quedaras a dormir en medio de la nada. Aun así, las instalaciones de La Venturosa quedan a una caminata de máximo cinco minutos desde cualquier dormitorio.
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Cada domo se encuentra montado sobre una plataforma de madera. La estructura es un armazón de metal cubierto con una lona resistente al clima, especialmente a la luz solar para que no afecte su tonalidad con el tiempo.
Lo primero que ves al entrar es una estancia amplia con una o dos camas, una mesita con sillas y algunos muebles rústicos para guardar lo que necesites. Hay una parte completamente transparente, por lo que resulta inevitable detenerte a admirar el paisaje. Cuenta con cortinas, por si quieres mayor intimidad o simplemente tapar la brillante luz del amanecer.
El baño no es diferente al que encontrarías en un hotel. Es grande, privado e incluye amenidades orgánicas. El agua que cae de su ducha, estilo lluvia, te resultará relajante.
Este es un lugar para olvidarte del trabajo o las redes sociales, no hay televisión y la señal de internet falla mucho. Es ideal para llevarte un buen libro y leer junto a la ventana; además, está equipado con juegos de mesa y un telescopio para admirar el cielo en noches despejadas.
Los domos emplean energía solar. Hay linternas para usar si te hace falta luz por la noche, y te recomendamos llevar una batería externa por si tu teléfono no alcanza a cargar.
Además de que los domos son sanitizados cuando se va un huésped, cuentan con purificadores de aire.
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Alrededor se levantan los cerros cubiertos de árboles. Es posible distinguir los pinos y oyameles puntiagudos, como miles de agujas.
Para aprovechar al máximo estas vistas, la finca ofrece diversas actividades: andar en bici de montaña (propia o prestada), correr por el bosque durante una partida de gotcha, “armar la reta” en las canchas al aire libre o simplemente salir a caminar en un espacio seguro.
Dentro del centro ecoturístico hay un terreno elevado que alcanza 30 metros de altura, desde donde se hace un descenso a rappel con ayuda de una instructora. No necesitas experiencia previa y el ascenso es bastante sencillo. Si estás en busca de algo más extremo, pide una excursión para hacer rappel de 120 metros; implica una caminata de dos o tres horas.
Para descansar al atardecer no hay nada como un baño de temazcal seguido de una fogata para contar historias de miedo.
En La Venturosa hay un restaurante familiar con mesas en interiores y al aire libre.
La especialidad son las setas cultivadas aquí mismo con las que preparan diversos platillos: sopa, hamburguesas, tacos y hasta pozole. Te sugerimos probar el alambre de setas y las setas al pastor. También se sirven truchas y carne.
El Centro Ceremonial Otomí es el mayor emblema de Temoaya , y una visita obligada si te quedas en La Venturosa. Está a 10 minutos en coche o a una hora caminando.
A principios de los años ochenta, se inauguró para que la etnia otomí de la región pudiera mantener vivas sus tradiciones, como la Ceremonia del Quinto Sol, cada 18 de marzo. El complejo es obra de Carlos Obregón e Iker Larrauri, arquitecto que participó en el proyecto del Museo Nacional de Antropología.
Se localiza en la cima de un cerro, con un inmenso bosque de fondo. El Centro Ceremonial Otomí posee 365 escalones. Hacia donde volteas encuentras simbolismos de la cultura otomí: por ejemplo, hay 52 columnas (como las semanas del año) con forma de dos serpientes entrelazadas viendo hacia el sol representando la voluntad. También hay 12 estructuras cónicas simulando caracoles, símbolo del agua. Otro imperdible es el mural Dámishy, del artista Luis Aragón, donde se representa la cosmogonía otomí con piedras naturales.
Costos del hospedaje
De lunes a jueves: dos mil 800 pesos para dos personas y tres mil 800 pesos para cuatro.
En fines de semana y días festivos: tres mil 500 pesos para parejas y cuatro mil 500 pesos para familias. Todas las tarifas incluyen desayuno.
En el restaurante puedes comer muy bien con 150 pesos.
WhatsApp: 55 6202 1781