Publicada en 1955 y escrita por el jalisciense Juan Rulfo, la novela Pedro Páramo es una de las obras más notables de la literatura latinoamericana y la responsable por ‘colocar en el mapa’ a Comala, un pintoresco pueblo mágico del estado de Colima.
Con el reciente estreno de la adaptación cinematográfica de Netflix, el destino volvió a colocarse en el ojo del público.
Y, aunque Rulfo dijo que ‘su’ Comala no existía en la vida real, este pueblito llama la atención de turistas y lectores debido a la coincidencia de compartir el mismo nombre y, además, porque ofrece experiencias y atractivos que bien merecen que te des una vuelta por allá.
Comala se asienta en una exuberante región debido al paso de varios ríos y arroyos, en medio del Valle de Tecomán y en una zona montañosa que tiene como principal custodio el volcán de Fuego o volcán de Colima (no confundir con el Nevado de Colima).
Tan solo 20 minutos en auto separan este pueblo mágico de la ciudad de Colima; 1 hora y 40 minutos del puerto de Manzanillo y aproximadamente 2 horas y media de Guadalajara.
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A pesar de que Rulfo plasmó Comala como un pueblo desolado y habitado por muertos, este pueblo mágico está lleno de vida, con jardines y altas palmeras, plantaciones de café y el paso de hasta 7 ríos.
Ha recibido el apodo del ‘pueblo blanco de América’ debido a sus casonas blancas de estilo colonial, con techumbres de teja roja en calles y callejones empedrados, ‘adornados’ con bugambilias y gran variedad de flores.
Para empezar, recorre su centro histórico, con su bonito kiosco forjado en Alemania, la iglesia de San Miguel Arcángel del Espíritu Santo del siglo XIX, los portales de su palacio municipal y, por supuesto, la curiosa estatua en tamaño real de Juan Rulfo, sentado en una banca de metal.
A tan solo 5 minutos en auto de la plaza principal se encuentra la Exhacienda Nogueras, una antigua productora de azúcar y caña durante el siglo XVII. Hoy en día alberga el Museo Alejandro Rangel Hidalgo, donde se exhiben piezas arqueológicas y otras artesanías locales de estilo ‘rangeliano’.
Comala es conocido por su deliciosa gastronomía, con platillos como los sopitos (sopes pequeños de carne molida), el tatemado (con carne de cerdo, especias y chile seco), una buena taza de café cultivado en las faldas del volcán, un rico ponche con un toque alcohólico de caña y su tradicional pan.
En el pueblo encontrarás restaurantitos donde puedes desatar tu lado foodie. Algunos de ellos: Cuaxiote, en una huerta de mamey; Casa Pascual, en la Exhacienda Nogueras; el Jacal de San Antonio, con vista al volcán; y Casa Zanate, con su propia destilería de mezcal.
El protagonista de Comala es, en realidad, el volcán de Fuego o volcán de Colima, cuya altura alcanza los 3,960 metros sobre el nivel del mar.
Sus faldas cubiertas de bosques son un espacio apto para una caminata o trekking; también es el escenario idóneo para las plantaciones de café que abren sus puertas a los turistas. Incluso, si buscas retos mayores, puedes alcanzar su cima en una expedición con guías especializados.
Muy cerca del volcán están las lagunas La María y Carrizalillos con aguas de color esmeralda, buenos escenarios practicar kayak o dar un paseo en lancha.
Hay tours desde $495 pesos por persona. Más información al teléfono: (312) 314 5454.
A las afueras de Comala, precisamente en el kilómetro 6 de la carretera Comala-San Antonio, se encuentra la llamada ‘zona mágica’, un fragmento del camino con pendientes que generan un efecto visual que parece desafiar las leyes de la gravedad.
Ahí, los vehículos aparentan bajar colinas en lugar de subirlas (sin necesidad de estar encendidos), las botellas ruedan hacia arriba y el agua fluye en sentido contrario… ¡Una locura!
Y, aunque, ante los ojos pueda parecer inexplicable, expertos de la Universidad de Colima dicen que no existe un campo magnético irregular en la zona, simplemente se trata de una ilusión óptica debido al cambio de pendientes en el terreno.
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Comala cuenta con buenas opciones de alojamiento, entre las que destaca una antigua hacienda y un hotel boutique.
La primera es la Hacienda de San Antonio, fundada en 1879 como hacienda cafetalera y que hoy en día es un hotel de gran lujo, con vistas al volcán de Fuego.
Es una propiedad elegante, con amplios jardines, alberca, restaurante, únicamente 23 suites de estilo colonial y un menú de experiencias y actividades al aire libre.
Tarifas desde 800 dólares ($16,500 pesos) por noche para 2 personas. Teléfono: (312) 316 0300.
Otra alternativa es el Hotel Boutique La Paranera, en el corazón de Comala, en la naturaleza de las llamadas Huertas de Comala.
Cuenta con 11 habitaciones decoradas con artesanías, inspiradas en las máscaras de Suchitlán. Tiene spa y un restaurante de cocina regional.
Los costos por noche para 2 personas van desde los $3,300 pesos. Teléfono: (312) 339 7222.