¿Alguna vez has escuchado que Australia tiene la mayor lista de los animales más letales del mundo? Se trata, más que nada, de un mito, pues no hay motivo para creer que este país destaque por su cantidad de especies peligrosas comparándolo con cualquier otra región del planeta, según el profesor Chris Daniels, de la Universidad del Sur de Australia.
Sin embargo, sí hay varias especies que resultan interesantes no solo por su letalidad , sino por su rareza para quienes vivimos en este lado del mundo. Se encuentran habitualmente en Australia , aunque no siempre son exclusivas del país. Aquí enlistamos cinco de ellos.
Son pequeños (hasta 10 centímetros con los tentáculos abiertos), bastante tímidos y en su cuerpo se proyectan círculos en tonos fluorescentes. Los pulpos de anillos azules parecen adorables, pero pueden ser letales cuando se sienten amenazados.
En realidad no es un solo tipo de pulpo, sino una familia con varias especies, explica el Museo Australiano. Esta familia es considerada uno de los animales marinos más peligrosos que existen, y tienen en común varias características; la primera de ellas es, por supuesto, la presencia de sus anillos. Viven en costas rocosas y aguas poco profundas, de máximo 15 metros, desde el Mar de Japón hasta el sur de Australia .
Los pulpos de anillos azules poseen un veneno paralizante llamado tetrodotoxina, el cual les sirve para matar cangrejos y pequeños peces. Si uno de ellos te atacara, probablemente ni dolería por la suavidad de su “mordida”. Sin embargo, en unos cuantos minutos sentirías que tus labios y lengua se duermen; después te resultaría difícil respirar y parecería que perdiste la conciencia, aunque probablemente podrías escuchar todo lo que pasa a tu alrededor sin lograr responder.
No obstante, no son animales agresivos, y solo te atacarían al cargarlos o manipular su cuerpo.
¿Quién pensaría que un ave es tan peligrosa , incluso para un humano? Pues sí, el casuario se ha ganado su fama a pulso.
Se trata de la segunda ave más pesada del mundo: puede alcanzar dos metros estando de pie y pesar 60 kilos. Los reconoces por su plumaje negro en el cuerpo, azul vivo en el rostro y la extraña estructura en forma de cuerno que tiene en la cabeza, conocida como “casco”.
Son sus poderosas patas las que lo vuelven tan letal : en cada una, el dedo interior posee una enorme garra de hasta 10 centímetros, con la cual es capaz de herir a sus depredadores o cualquier potencial amenaza. Además, puede correr a una velocidad de 50 kilómetros por hora y saltar a una altura de dos metros, explica el Zoológico de San Diego.
No obstante, es realmente difícil encontrar un casuario en estado salvaje. Viven en bosques tropicales, al norte de Australia y en Nueva Guinea.
Foto: iStock
Un solo ejemplar de esta especie puede cargar suficiente veneno para matar a 60 personas, de acuerdo con The Guardian. Su “picadura” produce un agudísimo dolor, necrosis en la piel y, si la dosis de veneno es suficiente, paro cardíaco y muerte.
Esta medusa es larga y transparente, con 60 tentáculos que pueden medir hasta tres metros. Vive en aguas costeras, desde Australia Occidental hasta Queensland a través del Territorio del Norte.
¿La buena noticia? En mayo de 2019 investigadores de la Universidad de Sídney descubrieron un antídoto que bloquea el veneno de la cubomedusa si se aplica en los primeros 15 minutos tras la picadura.
Foto: Guido Gautsch. Wikimedia Commons
Este animal sí es aterrador por donde se le mire. Se trata del reptil más grande del planeta, con una longitud de hasta 6.5 metros y peso de una tonelada aproximadamente, según Oceana.
Al cocodrilo de agua salada se le atribuye la mordida más fuerte del mundo animal . Sus dientes con hasta 13 centímetros de largo y su capacidad para contener la respiración incrementan considerablemente sus habilidades como depredador.
Por si fuera poco, mientras la mayoría de las especies de cocodrilos se consideran relativamente inofensivos (pues evitan la confrontación con los humanos), el de agua salada es conocido por su agresividad.
La especie, cuya existencia se remonta a los tiempos en que los dinosaurios aún habitaban el planeta, vive en aguas de poca salinidad y en ecosistemas como manglares.
Perteneciente a una familia conocida como “arañas de embudo”, esta especie (Atrax robustus es su nombre científico) es conocida por la toxicidad de su veneno y por la probabilidad de encuentros con humanos, lo que la vuelve más peligrosa. Sin embargo, el Museo Australiano afirma que no se han reportado muertes provocadas por la picadura desde 1981, cuando se introdujo el antiveneno.
El macho de la araña de Sídney inyecta un veneno que contiene un componente llamado robustoxina. Afecta el sistema nervioso de humanos y simios, pero no de otros mamíferos.
La araña puede encontrarse en zonas suburbanas de Sídney, pero también en otras ciudades de Nueva Gales del Sur, como Newcastle, Nowra y Lithgow.
Foto: Sputniktilt. Wikimedia Commons