Podrá estar repleta de rascacielos pero Chicago nunca pierde ese toque acogedor, como si la conocieras desde hace mucho aunque sea tu primera visita. Tal vez sea la tranquilidad que brinda el río homónimo y el Lago Michigan, la frescura de su viento helado, las construcciones históricas o las porciones enormes de sus restaurantes. Es una ciudad en la que se camina por horas y las estaciones del año se fusionan perfecto con la arquitectura, ya sea que se trate de un otoño de tonos rojizos o un blanco invierno.
Enumeramos algunas razones por las que Chicago debe ser un destino en tu lista de deseos para el futuro.
1. La arquitectura
En la ciudad que vio nacer a los rascacielos como hoy en día los conocemos, todas las construcciones parecen tener una historia interesante que contar. Desde la Torre Willis (antes Torre Sears), que con 442 metros alguna vez fue el edificio más alto del mundo, hasta el Chicago Cultural Center, que es su interior aloja el domo de cristales Tiffany más grande del mundo, con 30 mil piezas individuales.
Hay muchos ejemplos que no podríamos poner en una sola lista. Basta con decir que la Torre Tribune (antigua sede del diario Chicago Tribune) puede dejarte atónito con su belleza neogótica y datos interesantes: ¿sabías que la fachada posee una colección de 150 fragmentos de estructuras tan importantes como la Gran Muralla China, la Gran Pirámide de Guiza y el Partenón de Atenas?
Otro atractivo que llama mucho la atención es el complejo Marina City, dos torres cilíndricas de 179 metros que en su momento fueron los edificios residenciales más altos del mundo. En los años sesenta, este experimento urbano representó una nueva visión, moderna y cómoda, para el estilo de vida en Chicago.
Cabe mencionar que en esta ciudad nació un movimiento arquitectónico llamado Escuela de Chicago, que describió el desarrollo de rascacielos a finales del siglo XIX. Esto sucedió por el acceso a nuevos materiales de construcción como el acero y la necesidad de crear estructuras más seguras tras el incendio de 1871.
Puedes explorar la arquitectura de Chicago, sin ser experto, en un tour especializado. La organización Chicago Architecture Center organiza tours a pie o en bote por el río de la ciudad; este último permite tomar bastantes fotos con tranquilidad y disfrutar el paisaje con calma.
La organización tiene un pequeño museo que merece una visita. Puedes ver de cerca un modelo a escala de la ciudad que, con diversos efectos de luz, cuenta la historia de su arquitectura. Otra de las salas posee modelos de rascacielos locales e internacionales, para comparar su tamaño de una manera realista.
Foto: Choose Chicago
2. Millennium Park
No hay pretexto para no visitar este lugar. Un enorme parque con instalaciones de arte, eventos al aire libre, espacio para conciertos, zonas botánicas, senderos y una pista de hielo en invierno. Pero, aunque no lo ubiques por el nombre, seguro lo has visto en fotos: es sede de The Bean (El Frijol), la famosa escultura de acero inoxidable que se ha convertido en icono de la ciudad desde su instalación en 2005.
En realidad no se llama The Bean, sino Cloud's Gate (Puerta del Cielo). Se trata de una obra del artista británico Anish Kapoor, la primera que hizo para exteriores en Estados Unidos. Su brillante superficie plateada, inspirada en el mercurio líquido, refleja tanto las áreas verdes como los rascacielos de la urbe. Si te acercas, puedes jugar con tu reflejo y poner a prueba tu imaginación a la hora de tomar fotos.
Foto: Choose Chicago
The Bean mide 10 metros de altura y pesa aproximadamente 110 toneladas. Te recomendamos madrugar y visitarlo lo más temprano posible, pues la mayor parte del día está rodeado de turistas y no es tan cómodo tomar fotos mientras cuidas que nadie “se cuele” en tu toma. Ojo: todavía no es posible acercarse a la escultura debido a la pandemia, debes estar pendiente de la reapertura.
Entre lo más destacado de Millennium Park también está el Jay Pritzker Pavillion, un escenario al aire libre creado por el arquitecto Frank Gehry, donde el sistema de sonido es tan bueno que puede compararse al de un teatro cerrado.
También hay una instalación llamada Crown Fountain: se trata de una escultura digital con 15 metros de altura, donde de mayo a octubre se proyectan los rostros de habitantes locales lanzando agua desde sus bocas hacia una fuente real.
Foto: Choose Chicago
3. Pizza estilo Chicago
Probar la también llamada “deep dish pizza” se siente como una verdadera revelación gastronómica y, lo decimos por experiencia, con una sola visita a un restaurante local puede convertirse en tu favorita.
Nacida en la década de los cuarenta, se trata de una pizza con una base bastante gruesa, con una forma de una sartén honda; por esta razón cada rebanada es muy ancha, va rellena con diversos ingredientes y tiene muchísimo queso. Es como si se tratara de un pie salado. Normalmente se come con cubiertos, pues sería incómodo hacerlo con las manos como sucedería con una rebanada de pizza convencional.
Entre las franquicias más famosas se encuentra Gino's East y Giordano's. Ambas son deliciosas y fáciles de encontrar si te hospedas o visitas el corazón de la ciudad, conocido como The Loop. También hay establecimientos como Pizzeria Uno o Lou Malnati's, que se “pelean” el título de ser el hogar de la deep dish pizza original.
Por cierto, ¡hay tours dedicados a la pizza! Si eres “de buen diente”, tu estómago lo agradecerá.
Foto: Giordano's
4. Lugares para sentir vértigo
Sería una lástima no poder disfrutar el panorama de la ciudad desde uno de sus famosos rascacielos. Pero si es posible y no solo eso: existe un par de atracciones que pueden asombrarte y poner tus nervios de punta por unos cuantos segundos.
En lo alto de la Torre Willis se encuentra el Skydeck, un mirador panorámico con una exhibición sobre la historia de Chicago. Su mayor atractivo se llama Ledge: un conjunto de “cajas” con piso y paredes de cristal, que da la sensación de estar flotando a 412 metros del suelo.
Foto: Choose Chicago
Lo único malo acerca de Ledge es que normalmente tienes que hacer fila y apenas te dan un minuto para vivir la experiencia y tomar tus fotos. Es mejor ir a primera hora o al atardecer.
La otra atracción de vértigo que debes conocer se encuentra en el edificio 875 North Michigan Avenue (antes su nombre era John Hancock Center). En su piso de observación hay una atracción llamada Tilt: una pared de cristal que se inclina en un ángulo de 45° por fuera del edificio mientras tú te recargas de frente a ella, dejándote con una vista de la ciudad “a tus pies”.
Foto: Cortesía
5. Los paseos junto al río
Con un recorrido superior a 251 kilómetros, el Río Chicago pasa por el centro de la ciudad y se extiende por sus reservas naturales y parques hasta llegar a las zonas suburbanas; es muy famoso por ser teñido de verde anualmente durante la celebración del Día de San Patricio, el 17 de marzo.
Una de las experiencias más relajantes y agradables que puedes tener en Chicago es dar un largo paseo por el Riverwalk, un sendero peatonal que se extiende a orillas del río, muy cerca del agua (hay que bajar por alguna escalinata para llegar hasta él). Aunque sigue estando dentro de la ciudad, se siente como un tranquilo oasis donde las horas pueden pasarse en una banca, en las gradas frente al agua o en un restaurante con mesas al aire libre. Otra opción es rentar un bote o dar un paseo en kayak.
Normalmente se llevan a cabo eventos al exterior en distintas partes del Riverwalk. Si lo visitas por la noche puedes ver Art on theMart, la proyección digital más grande del mundo, realizada sobre el mayor edificio comercial de Estados Unidos.
Mientras caminas por el Riverwalk puedes admirar varios de los puentes levadizos característicos de la urbe. De los 37 que tiene, dos puentes ya cumplieron un siglo de antigüedad.
Foto: Choose Chicago
6. Los museos
Algo te podemos asegurar: si te gusta visitar museos, en Chicago vas a pasar al menos un día entero aprendiendo cosas nuevas entre exhibiciones de historia, arte y naturaleza.
Uno de los lugares más recomendables para visitar es el Field Museum, cuya exposición está dedicada a diversas formas de vida que proceden de todas las épocas y regiones del planeta. En su colección —que inició hace casi 125 años—, lo mismo encuentras piezas funerarias egipcias, joyería con miles de años, que una auténtica casa maorí y el “Monstruo de Tully”, el fósil de un extraño animal marino que se encontró en el estado de Illinois.
Foto: Field Museum
En este sitio descubrí que podría subirme a una báscula junto a mis padres y ni así alcanzaría los 272 kilos que pesa el cráneo de Sue, el esqueleto de tiranosaurio más completo que se conserva en el mundo. También me paré junto al fémur de Máximo —el dinosaurio más grande descubierto hasta la fecha, con 37 metros de largo— para darme cuenta de que ese hueso me ganaba en altura (mide más de dos metros).
Justo a lado del Field Museum se localiza el Shedd Aquarium, que merece por completo una visita si ya estás ahí.
Es imperdible incluir en el itinerario al famoso Art Institute, un enorme recinto que, te advertimos, no puedes abarcar en una sola visita. Posee obras de Van Gogh, Monet, Renoir, Dalí, Matisse, Picasso y Pollock, por mencionar unos cuantos ejemplos.
Leer más:
7. La ciudad del “Caballero de la Noche”
Si Chicago te parece familiar aunque se trate de tu primera visita, tal vez sea porque esta metrópoli se convirtió en un personaje más dentro de la trilogía que el director Christopher Nolan hizo de Batman. Es posible ver los lugares donde se filmaron secuencias tan icónicas como la persecución de Joker a través de “Gotham”.
Por si fuera poco, considera que la próxima película de Batman, protagonizada por Robert Pattinson, también utilizó la ciudad como locación.
Leer más: