Escondida entre las montañas de Rif , en Marruecos , hay una ciudad con más de 500 años de historia . Aunque es pequeña, resulta casi imposible que pase desapercibida ante los ojos de un viajero. Se debe a una simple peculiaridad: todas las casas e intrincadas callecitas de su barrio antiguo están pintadas en suaves tonalidades de azul . Parece un escenario de cuento que cobró vida.
La urbe se conoce como Chefchaouen —o Chaouen — y fue fundada en 1471 por musulmanes y judíos de Al-Ándalus (península Ibérica). Se ubica entre dos importantes destinos sumamente desarrollados: Tánger , a dos horas de distancia en auto, y Fes , a tres.
De “prohibida” a deseada
Gracias a la era de las redes sociales, Chefchaouen figura entre los escenarios soñados de los viajeros . Esto resulta irónico, pues hasta principios del siglo pasado los extranjeros no tenían permitido siquiera entrar a la ciudad, porque tenía carácter de sitio sagrado.
Su Medina, o barrio antiguo , se encuentra amurallada hasta hoy en día. En esta zona, es donde todas las construcciones mantienen la misma gama de color. Esta tradición se estableció hace apenas un par de décadas, según la BBC . Originalmente, solo una pequeña sección de la Medina, habitada por judíos, tenía tal característica. Ahora, el barrio entero es pintado tres veces al año.
(Foto: Sabinoparente)
No se sabe con absoluta precisión por qué se adoptaron los tonos azules . Existen varias teorías que lo explican, y dos de ellas destacan en particular. Se dice que se eligió ese color porque para judíos y musulmanes se relacionaba con la divinidad , o que la costumbre responde a fines prácticos: ahuyentar insectos o mantener frescos los espacios en época de calor.
Colores y sabores
La variedad de artesanías que se elaboran en la ciudad, permite pasar una tarde entera buscando el souvenir perfecto entre puestitos asentados en los callejones. Entre lo más llamativo, hay coloridas chilabas (túnicas) y cinturones de lana. También venden babuchas, un tipo de zapato tradicional en los países de Medio Oriente, hecho en piel, y objetos de madera pintada.
En la Plaza Uta El Hammam , el corazón de la Medina , se ubica el Museo Etnográfico de la Alcazaba . Alojado en una fortaleza de color ocre, exhibe la historia de las etnias asentadas en este territorio y los oficios artesanales que trascienden en la urbe; los visitantes suben hasta la cima de su torre para admirar la vista del barrio.
(Foto: Keshishian)
Otro de los mayores placeres en el destino es sentarse a comer en una terraza de la Medina. Sus restaurantes sirven clásicos marroquís como el tajín, un guiso preparado a fuego lento que se sirve en un recipiente de barro.
DÓNDE DORMIR
En Airbnb hay casas enteras, que replican los colores azules de la ciudad, que se rentan desde mil 207 pesos por noche.
Un hotel en la Medina, como Riad Assilah Chefchaouen , puede costar mil 112 pesos por noche, en ocupación doble.